“En la Torre Pelli el viento condiciona su estructura y su arquitectura”

La vida de José María Terrés-Nicoli (Almería, 1975) pivota entre Almería, donde nació y se crió; Granada y Canadá, y tiene raíces en Madrid y en Massa-Carrara (Toscana). Con 45 años se ha ganado una medalla al mérito profesional 2021 del Colegio de Ingenieros de Caminos de España. Trabajó muy duro para llegar a ser un experto mundial en ingeniería del viento: Doctor por la Western Ontario y por la Universidad de Granada, máster en ingeniería del viento, profesor en la ETS de Caminos de la UGR, y cofundador y CEO de Oritia & Boreas, spin-off de la UGR con Christian Mans. Vuela en el mar (windsurf) y fue mago.

–Sus investigaciones sobre el efecto del viento en estructuras singulares y puentes de todo el mundo le han valido la medalla al mérito profesional de los ingenieros de caminos de España ¿qué le llevó a dedicarse a una especialidad que no existía en nuestro país?

–Siempre me han atraído las grandes estructuras. Para esa dedicación necesitaba ser en un especialista y me surgió la oportunidad de investigar sobre un túnel de viento en mi proyecto fin de carrera por indicación del profesor Miguel Losada, que fue mi tutor junto al profesor Rafael Gallego. Pedí una beca a la Fundación La Caixa para estudiar ingeniería del viento en Canadá.

–¿Por qué Canadá?

–Me formé en la meca del mundo en los estudios de ingeniería del viento, la Western University de Canadá, con mi mentor Gregory A. Kopp. A raíz del colapso del puente de Tacoma (EEUU) en 1940 y de otros similares, ingenieros civiles y arquitectos empezaron a investigar el efecto del viento en las grandes estructuras. El profesor Alan G. Davenport se orientó a esos estudios en Canadá y ahí germinó la ingeniería del viento, que determinó que el puente de Tacoma colapsó porque se había calculado a viento, pero con una metodología que no era adecuada.

–¿Dónde estuvo el fallo que hizo colapsar al puente de Tacoma?

–En esa época (1940) se ensayaban las estructuras con metodologías más propias del mundo aeronáutico que demostraron ser no válidas. El profesor Davenport instauró el estudio en capa límite y diseñó un túnel de viento distinto.

–¿Por qué el viento actúa de forma diferente en grandes estructuras?

–En la superficie de la tierra o del mar, el viento se genera en altura resultado del balance de presiones atmosféricas. Pero, al encontrarse con la superficie de la tierra, esta lo va frenando y eso hace que la velocidad del viento vaya bajando conforme se acerca a la tierra. Esto provoca turbulencias, ráfagas. A todas esas capas del viento atmosférico cerca de la superficie que varían con la altura se le llama “capa límite atmosférica”.

–En la aeronáutica para diseñar un avión el viento tiene otras características…

–En la aeronáutica trabajan, en general, con baja turbulencia y viento uniforme que no varía con la altura, y en la ingeniería de estructuras trabajamos con la capa límite (capas de viento que varían con la altura) y con muchísima turbulencia. Eso hace que las metodologías sean totalmente distintas.

–Con ese aprendizaje, volvió usted a Granada a diseñar el primer túnel de capa límite en España en 2004…

–El túnel de viento es una herramienta fundamental. Casi todos los estudios que hacemos pasan por un ensayo en un túnel de viento muy particular que llamamos de capa límite, diferentes a los del sector aeronáutico y a los los de ocio que hay ahora de vuelo libre. El proyecto logró fondos y se construyó en el Centro Andaluz de Medio Ambiente de Granada que dirigía Miguel Losada y como era tan novedoso lo inauguraron los Reyes. Con el entonces rey Juan Carlos me sucedió una anécdota. Me dijo al entregarme la beca para estudiar en Canadá que tenía que volver a España, así que cuando volví le escribí una carta para decirle “he vuelto y he construido el primer túnel de viento de capa límite de España”. Y vino a inaugurarlo en 2005.

–Ha calculado el efecto del viento en 100 proyectos, 40 de ellos estructuras singulares…

–Sí, por ejemplo en la Torre Pelli de Sevilla [bautizada como Torre Sevilla por su propietario Caixabank], donde el viento condiciona su estructura y su arquitectura; en paneles de energía fotovoltaica para determinar las toneladas de acero que se necesitan para resistir el viento, y en varios puentes: el Storebaelt (Dinamarca), el Tsing Lung (Hong Kong), el Puente del Tercer Milenio (Zaragoza), el nuevo puente de Cádiz y el puente de Rande (Ría de Vigo), que ha sido para nosotros la estructura más complicada por su longitud y tableros articulados laterales.

–En 2010 creó su empresa Oritia & Boreas y ha seguido marcando hitos

–A finales de este año esperamos tener en marcha simulador de viento más grande en España adaptado a las necesidades de la ingeniería en el parque tecnológico de Granada donde está el acelerador de partículas mayor del mundo. Nos permitirá dar un salto a nivel internacional. Y hemos completado el Túnel de Viento Climático para la Colorado School of Mines que fue el primer túnel climático del mundo con simulación de suelo real.

–¿Cómo hace para llegar donde está sin que le falte el entusiasmo por seguir aprendiendo?

–Pienso que en la vida es importante cultivar sobre todo tres valores: la honestidad en lo que haces para que tus acciones no sean cortoplacistas. También el valor de la ilusión, perseguir tus sueños, tus ganas, aunque no sea fácil y nos entre el miedo a dar un paso adelante, porque el miedo siempre está ahí. Y, por último, veo muy importante igualmente cuidarse a uno mismo mental y físicamente porque si no no puedes funcionar con los demás.