"A la gente le encanta descubrir qué hay debajo de una imagen"
Joaquín Peña-Toro | Pintor
Joaquín Peña-Toro (Granada, 1974), es licenciado en Bellas Artes (1997) y en Historia del Arte (1999) por la Universidad de Granada. Conoce el mundo de las artes plásticas en todas sus facetas. Además de un creador minucioso pero infatigable que ha protagonizado varias muestras individuales como la que puede verse hasta septiembre en el Centro José Guerrero, es docente en la Universidad de Málaga e ilustrador en editoriales como Siruela, Hiperión o Bártleby. Además, ha comisariado varias muestras y colaborado en prensa escrita.
-Tiene abierta la muestra Ruido Blanco en el Centro José Guerrero. ¿Cómo ha afrontado el reto de esta invitación al diálogo con un maestro tan admirado?
-Con una mezcla de respeto a su pintura y de devoción por su trabajo.
-Fue muy activo en el movimiento para que el legado de Guerrero se mantuviese en su ciudad natal. ¿Qué supone la presencia del legado de un artista para la ciudad que lo acoge?
-La permanencia del Centro Guerrero fue un éxito de la sociedad civil granadina. Además, su presencia en un edificio de esas características y amparado por una programación realizada por unos técnicos de gran solvencia es un puente a la primera fila del arte contemporáneo.
-Eso, mutatis mutandis, se puede trasladar a cualquier legado, sea pintor, escritor... y en cualquier ciudad.
-Los legados de los artistas me gustan es cuando se activan; si se usan como motor del arte o la literatura presente y no simplemente son custodiados.
-Como docente de Artes Plásticas, ¿es consciente de que todavía este tipo de pintura abstracto levanta críticas?
-Es cierto, pero creo que es todo cuestión de entrenamiento. Nuestra cultura musical es muy rica porque escuchamos música continuamente. Cuanto más ves, mejor sabes ver. Lo interesante es todo este arte menos inmediato esté disponible, a la vista del público. Y desde edades muy tempranas para familiarizarse y que cada uno elija lo que más le interesa. Yo trabajo la alfabetización visual con mis alumnos.
-Y, en general, ¿la gente sabe ver o hay mucho analfabetismo visual?
-A la gente le encanta descubrir que debajo de una imagen existe una lógica, una construcción que con pocas pautas es fácilmente descifrable. El que se pone delante de una imagen lo agradece.
-Es también docente en la Universidad de Málaga. ¿Qué aprende de sus alumnos?
-Estar en contacto con miradas nuevas siempre renueva la tuya. Ponerte en la situación de alguien que descubre nuevas formas de arte o conexiones de la imagen con lo material es un ejercicio que renueva mi mirada y me hace recordar todo lo que me atrae de la pintura.
-Para un pintor, ¿qué es más importante: estar en contacto con los más jóvenes o con otros pintores de su generación?
-Yo siempre he respetado mucho a los que me han precedido, Guerrero y otros muchos cuyo trabajo es un archivo de soluciones. Pero con los autores de mi generación el diálogo es imprescindible, porque el trabajo en estudio es muy solitario.
-Una de sus exposiciones individuales fue en la Galería Sandunga, ya pretérita y muy activa en ARCO. ¿Qué supone para una ciudad tener representación en esta feria madrileña?
-Andalucía tiene un hueco que rellenar respecto a su presencia en ferias internacionales. Y no sólo en ARCO, también en otras ferias en las que habiendo artistas andaluces pocas veces están representados por galerías radicadas en Andalucía. Esta falta de estructura comercial corrobora que no hay un coleccionismo ni público ni privado, y debería ser algo a lo que pongamos remedio: si no hay coleccionismo no hay galería, y si no hay galería no hay coleccionismo. Hay que romper ese círculo.
-¿Y para un artista?
-Es fundamental aparecer en los circuitos de las ferias porque es el escalón más fluido de la comunicación del arte contemporáneo. Es ahí donde aparecen las oportunidades más ágiles para consolidar una carrera o dar a conocer nuevas propuestas. Es el laboratorio para investigar como espectador y estar presente como artista.
-Su trabajo como pintor lo ha compaginado con la ilustración. ¿Se siente menos libre en los encargos editoriales?
-Justo al contario. Las grandes obras maestras son encargos. Eso te libera del lienzo en blanco, te lo llena de palabras y te da pie para comenzar el trabajo con un material rico y reflexivo que te viene dado.
-También ha sido comisario de la exposición de Christian M. Walter, con el que ha trabajado en múltiples ocasiones como ahora en Ruido Blanco.¿Cree que la serigrafía no cuenta con el reconocimiento que se merece?
-De nuevo es una cuestión de educación. Para valorar la obra gráfica es necesario saber que su procedimientos son de un enorme interés. Instituciones como el Museo del Grabado de Marbella ayudan mucho a este conocimiento y lamento la desaparición de las ferias como Estampa, que antes estaba destinada en exclusiva a la obra gráfica.
-El mundo de las artes plásticas lo conoce desde casi todas las facetas posibles, incluso en prensa como colaborador en secciones de Cultura. ¿Cómo recuerda ese etapa periodística?
-El mundo del periodismo es muy ágil, pero en los últimos tiempos quizás demasiado acelerado. La facilidad para difundir los contenidos que obliga casi a la inmediatez no es lo más adecuado para reflexionar sobre arte.
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