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Inés Hernand: “Estoy ahora en un momento de la hostia”

Abogada, comunicadora, influencer y presentadora de televisión

"Hay gente que tiene pedidas de mano en Los Caños, yo tuve esta propuesta y me parece igual de emocionante"

La nueva oportunidad para Mercedes Milá cuando nadie creía ya en ella

La presentadora Inés Hernand. / Fernando Sánchez / Ep

Inés Hernand (Madrid, 1992) no distingue entre festivos y laborables y contesta entrevistas y redacta artículos cualquier día de la semana. Hernand entró en los móviles de los milenials y la generación Z (los jóvenes de 1995 a 2010) en 2015 y está ya en los salones de toda España de la mano de Mercedes Milá, con quien presenta No sé de que me hablas, un programa en el que las distintas generaciones del país intentan conocerse.

–Abogada, comunicadora, influencer, presentadora de televisión, ¿qué le define mejor?

–Buena persona, espero, aunque dicen que las personas que tienen que decir que son buenas personas son horribles. En todas las profesiones que he tenido desde los 16 años hasta ahora me ha acompañado mucho la comunicación, desde ser camarera hasta ser jardinera y lo que actualmente me dedico que es, sobre todo, la comunicación en el ámbito digital, aunque llevo presentadora ya tres años en otro tipo de formatos. Creo que me definiría como comunicadora graciosilla.

–Ha estrenado un nuevo programa en TVE, No sé de qué me hablas, ¿cómo afronta este reto?

–Con mucho cariño. Lo más importante cuando compartes espacio con una profesional como Mercedes Milá es disfrutar, aprender, escuchar mucho y participar activamente en todos los espacios que se otorguen. Tampoco se puede perder el foco en la imprevisibilidad que requiere la televisión para poder enganchar audiencia. No sé de qué me hablas es un formato en el que se quiere presentar las dos realidades de la democracia no tan reciente y de la actual y hacer con un sentido de aprender, de escuchar, de entendernos y de abrir un debate en las casas y ese es el sino.

–¿Vemos a los miembros de otras generaciones desde una especie de trinchera?

–Puede ser, somos esclavos de nuestra generación. Todo lo que tenemos delante se nos hace un mundo. No tenemos las mejores circunstancias, pero nunca ha habido buenas circunstancias para nadie. Lo disidente es decir: "Todo es una mierda, vamos a cambiar el mundo", es lo que nos corresponde. No creo que miremos desde una trinchera acusatoria, pero sí que creo que lo hacemos desde la naturaleza de la vehemencia que puede tener la gente joven. El programa me está enseñando a dialogar.

–Falta diálogo a veces.

–Bastante, te diré que todo y esa es la madre del cordero. Es una lástima que las comunicaciones sean tan impersonales, tan agresivas. Esto está premiado por la era de la digitalización, el algoritmo te premia que digas la barbaridad más grande, es lamentable.

–¿Qué fue lo primero en lo que pensó cuando le dijeron que trabajaría con Mercedes Milá?

–Me cago encima, esa es la respuesta corta. Más en desarrollo, me hizo mucha ilusión, pensé que era una oportunidad fantástica de conocer a una persona que ya me ha demostrado que es absolutamente genial. Es una tía inteligentísima, buena, humilde, cultísima, es integral la tía. Cuando a uno se le presenta una oportunidad única en la vida se queda flipando y la acoge. Fue un sí quiero. Hay gente que tiene pedidas de mano en Los Caños de Meca y yo tuve esta propuesta y me parece igual de emocionante. No sé si un día tendré una pedida en Los Caños, pero creo que la sensación es siMilár.

–Es historia de la televisión.

–Es fuerte. Fue un proceso, yo fui a Menorca a conocerla, cenamos juntas y nos caímos bien. Hay mucha gente con la que no te llevas bien, pero enseguida hubo risas, hubo entendimiento. Mercedes me ha brindado palabras muy bonitas y le estoy muy agradecida. Hay momentos de tu carrera profesional en los que no te crees que a lo mejor lo estés haciendo bien o si tiene un sentido la fórmula que usas. He acabado en este curro por casualidad, no estudié periodismo, mi carrera ha sido distinta y que a una tía como Mercedes a le haya llamado la atención mi trabajo, es que no lo estoy haciendo tan estrepitoso.

–Llegas de rebote a las redes, pero ¿cómo decides convertirlas en tu profesión?

–Vas haciendo cosas que te conducen a ello. Empecé con un canal jurídico en 2015 en Youtube cuando estaba en la carrera, después empecé a relatar mi búsqueda de empleo en las Historias de Instagram y desde entonces no he dejado de hacerlo. Alguien se fija en ti, coges oportunidades que tienen un sentido con tu línea de comunicación. También es tener puta suerte, hay gente valiosísima e infinitamente mejor que yo y no tiene la suerte de dar en el sitio adecuado en el momento adecuado.

–Bueno, trabajar con Mercedes Milá le abre la puerta a otro público.

–Literal. Esto para mí ha cambiado mucho la peli. Estaba en un momento en el que decía: "Ay va, mi madre, que la estoy liando". La lío porque puede que no lo esté comunicando bien, pero no digo ninguna barbaridad. Estoy diciendo: "Paga impuestos, distribuyamos riqueza, vamos a ver la situación de las personas que viven de forma irregular en España", soy humanista. Animo a que todo el mundo se explore.

–A veces también da respeto decir según qué cosas.

–He tenido un lucro cesante muy amplio por tener la línea editorial que tengo. También creo que hay público para mi línea editorial. Pero, por ejemplo, yo trabajo mucho con cesiones de firmas de ropa y hay algunas firmas de diseñadores jóvenes y no tan jóvenes que no quieren trabajar conmigo. Ante esto, ¿qué digo? Me da igual. Estoy ahora en un momento de la hostia, me ha dado un empujón ahora muy fuerte lo de Mercedes Milá, una persona que está en primera línea cree en mí de forma activa y va a poner su cara al lado de la mía. Lo que yo quiero defender no es tan horrible.

–¿Estás ante un nuevo capítulo o un nuevo comienzo?

–Creo que estoy ante las dos, ante un nuevo capítulo y un nuevo comienzo. La realidad es que estás en una continua apertura de etapas. Cuando te acuerdes de tu curro, te vas a ir acordando de esas etapas. Parece que las etapas tienen que estar marcadas por algo sentimental muy fuerte, pero no paramos de abrir etapas. Para mí esto es definitivamente una nueva etapa y, por lo tanto, un nuevo capitulo. El libro se terminará cuando me muera.

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