"Mirar al pasado para pedir explicaciones es inútil"
Iñaki Gabilondo | Periodista
Con 78 años –de la misma añada que Felipe González– se le agolpan los proyectos encima de la mesa. Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 1942) es un vasco con alma de sureño, ya que recaló en Sevilla con 30 años y su esposa, la también periodista Lola Carretero, es de la tierra. Locutor de onda expansiva, su vida ha estado íntimamente ligada a la Cadena Ser, donde pilotó Hoy por hoy durante 20 años. En la tele, Cuatro, Canal Plus y Movistar, también dejó huella.
–Dorian Gabilondo o Iñaki Gray. ¿Cuál es el secreto para ser un zagal a los 78?
–Estoy sorprendido de mi propia vitalidad, soy sorprendentemente resistente.
–El rockero Silvio dijo: "Sevilla no tiene que explicar por qué es la mejor ciudad del mundo. ¡Que lo explique la segunda!". Explique como donostiarra por qué San Sebastián es la segunda mejor.
–Dejémoslo en empate técnico. Nací dos veces: una en Donosti en el 42 y otra en Sevilla en el 72.
–¿Qué les dirían sus padres, carniceros, a los vegetarianos?
–"Vivís en el error. Convertíos". Yo lo suscribo.
–El 3 de abril juegan la final de Copa en La Cartuja el Athletic y la Real Sociedad. ¿Preferiría narrarla o verla desde la grada con su bufanda blanquiazul?
–Preferiría que ganemos y estar en Sevilla para celebrarlo. Mi corazón dice que quedará 3-1... para la Real.
–¿Debería tipificarse como delito la impuntualidad?
–Sí, sí. Es un delito contra la civilidad, como no ducharse. Me parece bien que la gente pierda el tiempo, pero el suyo, no el mío.
–Más de 50 años currando, el ministro Escrivá estaría encantado con un país lleno de Gabilondos...
–Para eso hace falta mucha salud y suerte. Yo tengo ambas. Y que te ofrezcan cosas. Y a mí no paran de ofrecerme cosas, estoy desbordado.
–¿Ángel es el hermano inteligente y usted el apuesto?
–Somos nueve y ni él ni yo somos los más inteligentes ni los más apuestos.
–Una chica cuenta que sólo dejaba de llorar de bebé si su madre ponía Hoy por hoy. Es periodista. ¿Su voz amansa las fieras y mete el oficio en vena?
–Mi voz amansa algunas fieras, a otras les saco de quicio. Lo de su compañera es maravilloso.
–Tras tomar café en la Ser, ¿se pasa a la Cope?
–Sigo y seguiré en la casa. Pero oigo todas las radios con asiduidad, no sólo la Ser. Oigo a Herrera, a Alsina...
–¿Le gusta alguien en particular de la competencia?
–Todos: el talento radiofónico de Herrera, el equilibrio profesional de Alsina...
–¿Y Jiménez Losantos?
–Admiro su inteligencia y su cultura. Tenemos puntos de vista distintos, pero reconozco su gran nivel intelectual.
–¿Qué noticia guardó en el cajón?
–Más bien conatos de noticias que no me parecían serlo, aunque luego lo fueran. Sí me he dejado en el cajón cosas que unos consideraban noticia y yo todavía no... y me las comí. Hay una anécdota muy famosa de uno que dijo que Franco había muerto ocho días antes y después presumía de ser el primero.
–El vídeo no mató a la estrella de la radio. Pero parece que lo digital sí ha cambiado ese medio.
–Puede ser pero nunca lo mata. La radio no va a morir, eso es seguro. Con las nuevas tecnologías todo se sacude, se tiene que recolocar... y terminan complementándose.
–Se preparaba a fondo las entrevistas y no miraba un papel. Aquí estoy tachando preguntas en un folio. ¿Estoy suspendido, maestro?
–No, somos parecidos. Yo hacía las entrevistas sin papeles, pero hay que leer muchos antes. No se puede confundir con estar con las manos metidas en los bolsillos a ver qué se me ocurre. Para poder preguntar sin papeles hay que haber leído antes muchos papeles.
–El año 2020 ha sido para tirarlo a la basura. Quizás usted borraría de un plumazo 1981, ¿no?
–No hay ser humano inteligente que borre de un plumazo ni un segundo de un día o de su vida. Lo bueno, lo malo, lo maravilloso y lo horrible forman parte de la realidad de la vida. Yo no me quiero perder ni un minuto.
–Pero el 81 fue jodido, ¿no?
–Muy jodido y con días jodidérrimos, pero no me los quito, la vida es un juego de un cromatismo integral, de los colores más brillantes a los más oscuros, y los quiero todos, no perderme ninguno. Las amarguras del 81 las tengo incorporadas a mis tesoros vitales, donde está lo que me ha hecho feliz y sufrir. Todo es mi bagaje.
–Sin anestesia: ¿es monárquico, Iñaki?
–No soy monárquico, pero en el momento presente y como están las cosas votaría a favor de la monarquía.
–Se le presupone socialdemócrata. Ordene de mejor a peor a los tres presidentes del PSOE.
–Tengo ese pensamiento, aunque no he militado en ningún partido. He procurado mantener absoluta independencia de criterio. Sin duda, el uno es Felipe González. Sobre el dos y el tres no me pronuncio. Creo que los tres estarán de acuerdo en que el uno es Felipe.
–Defensor del diálogo, ¿se pone en la piel de las víctimas de ETA cuando censuran el blanqueamiento de Bildu?
–Claro. Pero una cosa es comprender los puntos de vista de todos y otra tener tu opinión. Hay que dialogar con todos. Y cómo no me voy a poner en la piel de las víctimas de ETA, me parece natural que se opongan a cualquier cosa de Bildu, a mí me pasaría lo mismo.
–"Aznar sacó lo peor de mí". ¿Harán las paces?
–Las hice siempre. Lo consideré mi presidente aunque no me gustara y no fuera de su cuerda. Otra cosa es que no nos entendiéramos y sí dije alguna vez que sacó lo peor de mí. Pero no tengo ningún problema, desde el primer renglón estaba la paz sobre la mesa, siempre.
–Pablo Iglesias lo entrevistó en 2014. ¿Quizás ataque a los medios porque le habría pirrado ser Ana Rosa Quintana, José María García o Iñaki Gabilondo?
–Es extraordinariamente inteligente. Pero tengo la impresión de que se equivoca demasiado a menudo porque tiene mejor aprobado el teórico que el práctico.
–Sostiene que cada generación se enfrenta a su presente. ¿No miran estos políticos demasiado al pasado para no encarar el futuro?
–Sí, la gente mira demasiado al pasado para no encarar su responsabilidad del presente. La anterior generación nos cedió una dictadura y un país dividido tras una guerra con cientos de miles de muertos. Y no se nos ocurrió reñir a nuestros padres. Lidiamos el toro que nos tocó y el que está ahora en la plaza lo tienen que lidiar los políticos y los jóvenes. Mirar al pasado para pedir explicaciones es inútil. Ya no podemos torear nosotros.
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