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"Faltan buenos letristas para las coplas"

Martirio | Cantante

La cantante Martirio. / Jesús Ugalde
Tamara García

06 de noviembre 2019 - 06:00

Catorce años después de aquel Acoplados y veintitrés de las iluminadoras Coplas de madrugá, Maribel Quiñones, Martirio, y el pianista gaditano Chano Domínguez se vuelven a reunir para reivindicar al cantante, compositor y pianista cubano Ignacio Jacinto Villa Fernández, Bola de Nieve, con un nuevo trabajo que salió a la luz en las postrimerías de este mes de octubre de la mano de Universal. Además, de este nuevo disco, Martirio persigue el sueño de "montar una exposición" con las más de 200 peinetas que posee realizadas por diversos artistas y artesanos.

-Copla y bolero, ¿están hechos de la misma masa madre?

-Sin duda, y más el bolero feeling, que es cuando en el bolero entra el jazz y se traslada el lenguaje con total naturalidad en esas maravillosas letras que hablan de emociones y sentimientos, igual que hablan las coplas, con ese desgarro amoroso.

-Eso es lo que hacen usted y Chano Domínguez en A Bola de Nieve, ¿no?

-Es la idea. Encarar esos boleros desde los melismas jazzísticos y las tripas de la copla y es un placer poder cantarlos junto al maestro Chano que hace las cosas tan bien hechas y, ambos, reivindicando esa manera de emocionar de Bola que te traspasa, que te va directo al corazón sin alarde ninguno. Y lo hacemos de la única forma que sabemos, cogiendo el repertorio y llevándolo a la desnudez más extrema, a piano y voz, hacia los escenarios con la misión de remover las emociones.

-¿Por qué Bola?

-Porque nos encanta el repertorio que eligió y, en muchos casos, compuso, porque nos encanta su manera desnuda de cantar, sin alarde ninguno, pasando de la risa al llanto sin impostura alguna, porque nos emociona su personaje, porque su piano tan cubano tiene que ver tanto con el piano tan gaditano de Chano y porque hay que reivindicarlo como intérprete mundial.

-Expresivo pero no impostado, ¡qué difícil eso!

-La contención es muy difícil de lograr, pero es la única manera de llegar al corazón. A Bola no le gustaba exhibirse, él decía que le gustaba la expresión, no la impresión.

-¿Usted opina igual?

-Yo lo intento, yo llevo toda mi carrera persiguiendo la verdad en mi voz.

-Pues en este disco es usted y no. Entiéndame, está su voz pero desde otro lugar...

-¿Sí? Me encanta que hayas notado eso porque ha sido fruto de una búsqueda. Es que es lo que conlleva el bolero feeling, te enseña a cantar de otra manera, de una forma más desnuda de voz. He aprendido a buscarme yo, a encontrar la verdad más descarnada; aunque verdad es todo lo que hago, en esta ocasión, tenía que buscarla en otros lugares en los que no había transitado. Y estoy muy contenta con el resultado, que no hubiera sido posible sin Chano.

-Se reencontraba con el pianista después de 14 años. ¿Fue lo mismo?

-Es que aunque Chano se fuera a vivir a Nueva York nosotros hemos seguido nuestra amistad. Nos seguíamos viendo, nos seguíamos riendo y seguíamos escuchando música juntos. Y fue en mi casa, un día que quedamos para comer, cuando nos pusimos a escuchar y a recordar a Bola y empezamos a hablar de lo grande que era y que estaría bien reivindicarlo. Ya ves, la primera vez que hablamos de esto fue en noviembre de 2017 pero, como sabes, no es fácil sacar adelante este tipo de proyectos hechos con tanto mimo, con intención en las letras y buscando la verdad... Es difícil en una época con una música tan barata en la que no sabes cuándo empieza una canción y termina otra, y donde no se le echa cuenta a la poesía en la música.

-¿Qué queda de la Martirio que empezó en Jarcha?

-Quedan las ganas, la ilusión, la duda, la felicidad de haberme dedicado a lo que más me gusta en el mundo y la satisfacción de haber hecho lo que me ha dado la gana durante 40 años.

-¿Y eso tiene un precio?

-¡Claro! El económico, el de la soledad, a veces, el de la incomprensión, pero no vale nada en comparación con lo que he ganado haciendo lo que quería.

-¿Y ha llegado donde esperaba?

-He llegado mucho más lejos de lo que esperaba porque cuando empecé nunca pensé en cantar con mis ídolos, en visitar tantos países, en vivir experiencias y cosas maravillosas que me ha traído la música... No ha sido un camino fácil, te mentiría si te dijera que lo ha sido. Ha sido un camino duro, con mucha incomprensión, pero feliz de haberlo transitado y de seguir transitándolo porque seguiré cantando y en los escenarios hasta que me aguante el cuerpo.

-¿Quedan copleros en el siglo XXI?

-Sí, hay mucha gente cantando con la influencia de la copla, lo que veo menos son personas capaces de escribir letras con la teatralidad y la musicalidad de los grandes clásicos. Me parece que no faltan intérpretes, pero que faltan buenos letristas para las coplas. Con todo, tenemos a Serrat, con ese Romance de Curro el Palmo, tenemos a Javier Ruibal, que no abandona ese sustrato de la copla y se nos fue Carlos Cano. También es cierto que no caen estrellas del cielo todos los días y que hubo una época en la que se dio la conjunción de grandes músicos y poetas con una sociedad con una forma de amar, ojo, con un total vasallaje de la mujer , pero que prendió en esas grandes composiciones en las que se huele la crónica de una época.

-¿Y quiénes son los músicos cronistas de esta época?

-Pues yo te diría que desde Kiko Veneno a los buenos raperos, pasando por Santiago Auserón, Javier Ruibal, Maui y mi hijo Raúl Rodríguez.

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