"Existe la manía de que lo que vende es de dudosa calidad"
María dueñas. Escritora.
-Las hijas del capitán es su tercera novela en la que viaja a América. Le queda una para igualar a Colón...
-No había hecho esa cuenta. Tengo una vinculación afectiva muy fuerte, sobre todo con Estados Unidos.
-¿Su primer viaje a Nueva York?
-En marzo de 1988. Fuimos desde Michigan, pasamos por las cataratas del Niágara. Cinco españoles en un Chevrolet que conducía un sevillano. En la radio no sonaba Sinatra o Springteen, sino Dyango.
-La ciudad que describe es "crisol de las Españas".
-Cuando me entrevistó Carlos Herrera, me dijo que su bisabuelo vivía en la calle Catorce. En la década de los veinte, más de cuatro millones de españoles se fueron a América.
-¿Lo olvidamos con los imigrantes que vienen?
-Con esa mirada por encima del hombro que les dirigimos, olvidamos que nuestros bisabuelos fueron como ellos, pero al revés.
-La templanza acaba en Jerez, Las hijas del capitán empieza en Málaga...
-La mitad de mi sangre es andaluza. Mi madre nace en Tetuán, mi familia salió de allí zumbando cuando acaba el Protectorado. Mis padres se conocen en Córdoba y se casan en Málaga.
-¿Por qué tres hermanas?
-Quería hacer una historia de familia. Estamos acostumbrados a novelas con personajes solitarios.
-¿Personajes de ficción?
-Los hay ficticios, históricos como Alfonso de Battenberg, Gardel, Cugat o Rita Hayworth y que existieron realmente. La de Casa Moneo era familia del cura Lezama. Sendra, el de la Valenciana, existió. Milagros Couceiro de Camariñas es un homenaje a tres amigas gallegas: una se llama Milagros, otra se apellida Couceiro y otra es de Camariñas.
-¿Leyó La Prensa?
-Es el periódico que funda y dirige José Camprubí, el hermano de Zenobia, cuñado de Juan Ramón, para la comunidad española, que estaba un poco perdida. Era de la Sociedad Española de Beneficencia, donde iban para el médico o por trabajo, de albañiles o a descargar un barco en el muelle de Chelsea.
-Sale el Waldorf Astoria...
-Estaba decorado por Sert y actuaba Xavier Cugat, pero me centro en la clase social de las hijas del Capitán. El doctor Castroviejo operaba de la vista a la jet neyorquina, pero atendía a los españoles.
-¿El éxito es rémora o aliciente?
-Me pidieron una segunda parte de El tiempo entre costuras. Cuando acabo una novela la dejo cerrada.
-¿Dónde le cogió el 11-S?
-En Puertollano. Mis hijos eran pequeños.
-Lorca empieza Poeta en Nueva York: "Asesinado por el cielo'...
-Revisé su espistolario cuando estuvo en Nueva York, tuvo más relación con el Harlem negro que con la colonia española.
-No hubo Alfonso XIV...
-Alfonso de Battenberg, el hermano de don Juan, es un personaje fascinante. Se casó con una cubana de la que encontré sus memorias en la Universidad de Miami. Se mató porque estampó el coche contra un poste de telégrafos. Iba con una cigarrera. A su entierro no fue nadie de la familia real. Cuando sus restos volvieron a España, la cubana fue a despedirlo de luto riguroso.
-¿Cuántas novelas necesita para que la admitan en el club de los exquisitos?
-Me encantaría saberlo para no llegar nunca. En este país existe la manía de que lo que vende es de dudosa calidad. Donde va mucha gente a comer, será bueno.
-¿Qué le puso más trabas: ser mujer o sin padrinos?
-Ninguna de las dos cosas. Las mujeres estamos ahora en la lista de libros más vendidos. Y lo de ser advenediza, es cuestión de números, de ventas.
-¿Qué supuso el boom?
-Un revolcón a la literatura a ambos lados del Atlántico.
-¿Es la cuarta hija del capitán y fue a Nueva York?
-Estuve yendo y viniendo.
-¿Qué queda de aquello?
-La iglesia de Guadalupe, donde se casaban los españoles y bautizaban a sus hijos, aunque está desacralizada. Y Goya, la principal empresa de comidas para latinos, un emporio que montó un burgalés. Compró la fábrica en Marruecos y dejó la marca.
-¿Su premio son los lectores?
-Por lo menos piensas que los dolores de cervicales de estar tanto tiempo escribiendo sola valen la pena.
-¿Qué tal por América?
-La dejé la más vendida en Bogotá y Buenos Aires.
-Es muy cinematográfica.
-Ya ha habido unas cuantas llamadas a mi agente. Yo prefiero no saber nada de momento.
-¿Alguna decepción en el gremio?
-Alguna ha habido. Pero prefiero hablar de los descubrimientos. Uno de ellos, Gioconda Belli. Una escritora nicaragüense a la que conocí en la Feria del Libro de Panamá.
-¿Cuándo lo vio claro?
-Cuando vi que no podía llevar las dos cosas: las clases y los libros. El tiempo entre costuras sale en julio de 2009 y yo empiezo el curso 2009-2010. La novela siguió creciendo y la Universidad española es tan inflexible, tan poco generosa. Te pide todo o nada.
Al fragor de la Feria de Madrid
Tres hermanas, dos mundos, una ciudad. Es la pirámide invertida de Las hijas del capitán (Planeta), la cuarta novela de María Dueñas (Puertollano, 1964). Una historia que empieza en Málaga, en el barrio de la Trinidad, donde viven Victoria, Mona y Luz, las hijas de Emilio Arenas, que se fue a Nueva York a hacer fortuna. La autora viajó a la otra América, Colombia y Argentina, de promoción. Pasó por Sevilla y Badajoz, y hoy aterriza con su historia en la Feria del Libro de Madrid. Vive en Cartagena.
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