"La ideología sigue siendo el factor principal a la hora de elegir el voto"

Enrique Urquizu | Sociólogo y ex diputado del PSOE

Ignacio Urquizu
Ignacio Urquizu
Alejandro Martín

04 de mayo 2019 - 05:00

Ignacio Urquizu (Alcañiz, 1978) es profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Fue subdirector de Estudios de Progreso en la Fundación Alternativas y diputado del PSOE por Teruel en el Congreso de los Diputados en la última legislatura. Su próximo reto es optar a la Alcaldía de su localidad natal por el PSOE. En sus libros e investigaciones académicas, Urquizu apuesta por un análisis sociológico, cargado de datos demoscópicos, que estudia las causalidades y aporta argumentos teóricos. Su última obra es ¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente (Deusto, 2019).

-¿Cómo es el español medio?

-Su retrato es el de un individuo, mayoritariamente mujer, que gana entre 900 y 1.000 euros al mes, se define a sí mismo como obrero cualificado, su nivel educativo máximo es Secundaria y trabaja en el sector servicios y construcción.

-¿Quién les representa?

-Sus representantes son quienes eligen de forma democrática. Por ahora, han optado siempre de forma mayoritaria por el PSOE.

-Usted defiende en ¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente (Deusto, 2019) la importancia de las ideologías. ¿El español medio se rige por ellas?

-Sí. A la hora de decidir su voto, el principal criterio de la gente corriente es ideológico frente a otros que pudieran ser el económico o la gestión. No sé en qué se basan todos esos que hablan del fin de las ideologías. Los datos empíricos demuestran que son determinantes.

-¿Qué ocurrió cuando la derecha obtuvo mayoría absoluta? ¿Cambió de voto o se quedó en casa?

-La derecha suele intentar dos cosas para ganar elecciones. Por un lado, fomentar la abstención para que una gran parte del electorado progresista se quede en casa, algo importante en el hombre medio porque tiene tendencia a abstenerse. Y en segundo lugar, intenta que los votantes más moderados no emitan su voto pensando en términos de izquierda o derecha, sino en cuestiones relacionadas con la corrupción o el debate territorial, que son más difíciles de ubicar en esa escala idelógica.

-¿Cómo explica el éxito de la derecha en las autonómicas andaluzas?

-Tiene que ver con ese fomento de la abstención en la izquierda. Y en segundo lugar, por el uso de argumentos nada idelógicos como la corrupción.

-¿Qué sustrato tiene Vox?

-El votante de Vox es de clase media-alta y está muy enfadado con el PP porque muchos de ellos son ex votantes. Son muy ideológicos, pero al mismo tiempo, dan gran importancia a dos temas: Cataluña y la inmigración. Y no porque vivan en barrios llenos de inmigrantes, ya que estamos hablando de clase media-alta, sino porque ven inmigrantes en otros barrios y temen que lleguen al suyo.

-¿Vox se inscribe en la ola conservadora internacional que representan Le Pen, Salvini o Bolsonaro?

-Sí pertenece a esa ola conservadora. Pero es verdad que aquí tenemos una idiosincrasia particular con cosas que no ocurren en otros países. Por ejemplo, el hombre medio apoya aquí partidos de izquierda y no se decanta por opciones conservadoras, como sí pasa en Estados Unidos o Francia. El fenómeno populista de extrema derecha encuentra en España más apoyo en las clases medias o altas que en las populares, y eso no pasa en otras democracias. A priori, somos distintos gracias a factores nacionales. Por eso, aquí la extrema derecha tiene el 12% de los votos y no el 20% o el 25%.

-¿La memoria histórica es un factor diferencial?

-Una de las cosas que me han llamado la atención son los anclajes emocionales. La gente corriente tiene más antepasados republicanos que los demás y ha vivido con más dolor y silencio el recuerdo de la Guerra Civil y la dictadura. Quizás por eso está más ideologizada que en otros países.

-¿El 15-M no representó a ese hombre medio que retrata en su libro?

-El 15-M llenó las plazas de jóvenes universitarios, un perfil que no es el del hombre medio.El hombre medio tenía simpatía hacia ese movimiento, pero creo que le debilitan algunas de las reformas que se han propuesto desde entonces, como el fomento de la participación ciudadana frente a la representación, ya que el hombre medio tiene menos interés por la política.

-¿La rebelión de los chalecos amarillos en Francia es más cercana al hombre medio español?

-La manifestación de la España Vacía es lo que más se le acerca. La diferencia con el movimiento de Francia es que allí se ha politizado y va contra el Gobierno, mientras que aquí parece que todos los partidos están de acuerdo con esa reivindicación.

-¿Le afecta al hombre medio la sensación de que vivirá peor que sus padres?

-Eso existe más en los jóvenes que en el hombre medio. El hombre medio está más preocupado por su futuro, pensando no en términos generacionales, sino en ellos mismos. Cree que su trabajo corre peligro, no ahora sino en un futuro inmediato, por el cambio tecnológico y la robotización.

-Usted forma parte de esa España Vacía. ¿Cree que la sociedad ha descubierto que hay un mundo más allá de las grandes ciudades?

-Hay cierta simpatía, pero me gustaría que la relación entre el mundo urbano y el rural fuera más fluida para que se nos viera como un lugar innovador, no bucólico y pastoril. Por poner un ejemplo, hay que recordar que gran parte de la innovación educativa se ha producido en las escuelas rurales, por tener circunstancias más difíciles al compartir clase niños de diferentes edades.

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