"Encarnar a Feliciano en 'La Promesa' ha sido un proceso duro, con inseguridades"
Entrevista. Marcos Orengo. Actor
Este actor es uno de los jóvenes coprotagonistas de la serie de las tardes de La 1
'La Promesa' no acaba y en este viernes vive un bonito momento
El palacio de la serie 'La Promesa' al detalle de sus estancias
Con siete años apareció en su primera serie, Luna Negra. Criado en una familia vinculada al cine y la televisión, lo de proseguir con la actuación era cuestión de tiempo. Marcos Orengo (Madrid, 1996) es muy conocido por la serie diaria Servir y proteger y de ahí dio el salto a La Promesa, donde interpreta a Feliciano, también en las tardes de La 1. Antes, muchos años dedicado al teatro y a la formación. El sacrificado ritmo de la serie diaria, que no deja margen para hacer nada más, lo lleva a rajatabla. Estudio en laPortage Northern High School Workshop, en EEUU, y en la Escuela de Blanca Oteyza entre 2014 y 2018.
-Usted forma parte de la serie de La 1 La Promesa, un hábito diario para decenas de miles de andaluces. ¿Cómo se dedicó a la interpretación?
-Mi vida siempre ha estado ligada al arte y al mundo audiovisual. Mi padre era productor y mi madre es guionista. Por eso en 2002 pude hacer el casting para entrar en Luna Negra y dar vida a Javier. Estaba en Primaria. Pero no fue hasta los 17 años cuando empecé en serio, a recibir clases de teatro y volví a reencontrarme con esta pasión. Han sido años de entrenamiento, de formación de salas de teatro y muchos castings hasta llegar La Promesa. Bambú me ha dado la gran oportunidad de dar vida a Feliciano.
-El teatro ha sido su cantera.
-El teatro hizo que me enamorara de esta profesión. He tenido la suerte de vivir el teatro desde “el barro”, es decir, desde mover la escenografía, transportarla o recoger y organizar vestuario, ensayar hasta altas horas de la noche. Todo desde el amor a esta profesión. Lla obra que más me enseñó: Tiza. Acabé llevando la producción durante 4 años. Al final, cuando cuidas tanto los proyectos se acaban convirtiendo en hijos, donde pones todo tu empeño. He disfrutado de cada aventura teatral y de cada equipo. Me ha hecho apreciar cada departamento y a todas las personas que hacen posible esta profesión.
-Para los que se asoman a La Promesa ¿quién es usted?
-Feliciano es el hermano de Petra (doncella personal de la marquesa, a cargo de la actriz Marga Martínez) y llega a la finca La Promesa después de estar toda la vida cuidando de su padre, quien le maltrataba cuando estaba borracho, lo cual era muy frecuente. Cansado, decide emprender una nueva vida y pide trabajo para estar junto a su hermana. Ahí se enamorará de Teresa y descubrirá que su hermana no es tan buena como había pensado. Le costará mucho integrarse en La Promesa debido a esa mala reputación de su hermana y a los pocos conocimientos que tiene sobre trabajar en una casa de aristócratas. Vamos a descubrir que Feliciano tiene algún secreto debajo del brazo.
-¿Qué tanto tiene Feliciano de usted?
-Encarnar a Feliciano ha sido un proceso duro, con muchas inseguridades y mucho trabajo. Cuando comencé a ensayar con Amanda y Charo (las coaches de la serie) nunca pensé que podría llegar a encarnar fielmente al personaje. Es un hombre de pueblo, rudo, con muy poca cultura y educación. Algo que está bastante alejado de mí. Sin embargo, siempre me repetían "Si te han escogido a ti, es porque tú eres Feliciano" y a pesar de que no me creía esa frase, me respaldé en ella. Feliciano, además de ser todas esas coas, también tiene un corazón enorme, es sincero, leal y muy buena persona. Y por ahí fue donde comenzamos a rascar para que el resto viniese solo. De lo que sin duda Feliciano se ha aprovechado es de la cara de niño bueno que tengo.
-¿Se entra en La Promesa con mucho respeto?
-Sí, y con mucha responsabilidad cuando trabajas con compañeros de tanta responsabilidad como Joaquin Climent, María Castro, Andrea del Rio o Antonio Velázquez. Me daba mucho miedo no estar a su altura. Los nervios no los dejé hasta que pasaron dos meses. Estuve ese tiempo levantándome con la mandíbula tensa y me costaba vocalizar. Sumarte a cualquier equipo que ya se conoce a fondo después de un año entero rodando juntos es muy complicado. Es unirte a una dinámica desconocida donde los lazos ya están hechos entre ellos. Sin embargo, la acogida por parte de todo el equipo fue fantásticas. Desde mis compañeros más noveles como Ana Garcés, Enrique Fortún o Sara Molina: con ellos hablé largo y tendido sobre sus experiencias y la presión que tenían al empezar. No puedo estar más agradecido de todos. Desde las siete de la mañana tienen una sonrisa en la boca y hacen que todo sea fácil, llevadero y sobre todo divertido.
-Pero habrá malos días...
-Los días complicados son los más satisfactorios. En una serie diaria son muchas las cosas que tienen que funcionar como un reloj suizo. Cuando falla alguna de sus piezas el equipo tiene que estar muy unido para sacar el día adelante. Hubo un día que se añadieron secuencias que no se tenían planeadas hasta unos días después. Tienes que poner el 200% de ti para estudiar esas secuencias en tiempo récord, ensayándolas con tus compañeros. Yendo de un plató a otro y comiendo en cinco minutos. Son pocos días cuando eso ocurre esto, porque todo está muy bien organizado. Pero si sucede, es satisfactorio que a tu alrededor estén todos a una.
-¿Qué diferencias encontró entre Servir y Proteger y La Promesa?
-Lo primero es que estoy muy orgulloso y feliz de haber tenido la oportunidad de trabajar en dos series de tanto éxito. Creo que la principal diferencia está en cómo lo he vivido. En Servir y Proteger no tenía experiencia, en producciones donde se exige un ritmo tan alto. Mi personaje iba a estar solo tres meses y entonces lo viví todo de una manera mucho más frenética. Mo me dio tiempo a pararme y apreciar dónde estaba. Gracias a ello, ahora en La Promesa, sé a lo que me enfrento. Sigo aprendiendo día a día porque una diaria es como una masterclass constante.
-Su Generación Z se define activista ¿se siente identificado con sus coetáneos?
-Sí. No me considero una persona que promueva mucho el activismo desde las redes sociales o aparezca en manifestaciones. Si soy un fiel creyente de que todo cambio comienza desde uno mismo. Siempre me he considerado una persona respetuosa tanto dentro como fuera del ámbito profesional, interesado por lo que ocurre diariamente en el mundo y con la mente abierta al cambio y a escuchar, debatir y aprender sobre opiniones dispares a la mía. Reflejo el interés de cambio que se ha atribuido a mi generación.
-Tiene el horario apretado, pero ¿a qué no dedica ni un minuto?
-A personas que me trasmitan malas vibraciones. O que no sepa comunicarse con buenas formas.
-¿Qué es lo que más ama de su profesión?
-Sentir y conocer y relacionarme con tanta gente maravillosa.
-Un momento terrible en el escenario...
-Los nervios de la primera vez que hice un personaje protagonista en el teatro, como Mr. Scrooge en Cuento de Navidad.
-Si hoy no fuera actor y no fuera Feliciano ¿qué sería?
-Seria compositor. Sigo también mi labor musical junto a la actuación.
-Una canción de su playlist.
-Me acompaña siempre, Un Veneno, de C.Tangana.
-¿Y su serie?
-La Promesa. Pero toda mi juventud está unida a Cómo conocí a vuestra madre.
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