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“EEUU no va a ir solo a la guerra contra China”

Pedro Baños, Coronel del Ejército de Tierra (r), diplomado de Estado Mayor y escritor

El militar español Pedro Baños presenta su último libro, 'La encrucijada mundial'. / José Ángel García

En La encrucijada mundial: Un manual del mañana (Editorial Ariel), el coronel Pedro Baños (León, 1960) hace un repaso a los problemas a los que nos enfrentamos como sociedad. Después de los éxitos de El dominio mundial o El dominio mental, el escritor intenta dar una solución al mundo actual para que los jóvenes tengan "un futuro más halagüeño". El libro, que va por su tercera edición, habla de la revolución tecnológica, la polarización política o la cultura de la cancelación desde un punto de vista que el propio Baños señala que se suele dejar "para los círculos privados".

–El mundo mira a Ucrania, pero usted centra gran parte del libro en el enfrentamiento entre EEUU y China por la hegemonía mundial.

–Es el gran problema geopolítico. Hace unos días uno de los principales generales de EEUU dijo que en 2025 estarán en guerra abierta con China y es algo que nos afecta a todos porque EEUU no va a ir solo a la guerra. Esto es lo que está marcando el ritmo planetario en el aspecto geopolítico. Hay un poder que ha disfrutado de la hegemonía durante mucho tiempo y surge otro que le quiere destronar. El decadente se vuelve muy peligroso porque intenta sostener el poder por todos los medios. Ahora estamos en un enfrentamiento tecnológico-económico, pero irá a algo más cuando EEUU perciba que va perdiendo.

–China tiene una gran baza en la tecnología con Huawei o TikTok.

–Ha avanzado muy rápido en el campo tecnológico y este se relaciona con la economía y el poder. Si tienes la mejor tecnología, los mercados son tuyos. Es lo que le preocupa a EEUU. Si eso lo enlazamos al poder por tener el dominio tecnológico como el ciberespacio o internet –China ya utiliza el 5G o el 6G–, les inquieta enormemente. Hay que tener en cuenta que el 3G o el 4G eran inventos occidentales. EEUU considera que estas son fuentes de información para obtener datos de su país y sus aliados y esta obtención de datos estaba dominada por EEUU. Ahora es China quien tiene las grandes empresas tecnológicas.

–¿Logrará entonces China la hegemonía?

–Con el permiso de EEUU. Una cosa es lo que está intentando China, que está comprando minerales estratégicos, que tiene la tecnología de las renovables o los recursos y otra, la intención de EEUU de que eso no se produzca.

–En este aspecto, menciona que es clave la caída progresiva de la democracia.

–Los principios fundamentales de la democracia se están debilitando. Hay muchos casos de corrupción y, además, en momentos de tensión no reaccionamos con celeridad por nuestras propias características, como la alternancia en el poder. También vemos que las fórmulas que iban a satisfacer nuestras necesidades no son tan perfectas como pensábamos y hay una polarización y una fractura social que nunca había existido. Lo vemos en las redes sociales, cualquier cosa que se pone, hay un enfrentamiento visceral que nos debilita como democracia. Ha ganado peso una partidocracia, todo está dirigido por los partidos más allá de por las personas y esto es preocupante porque podemos caer en sistemas totalitarios.

–Ganan poder otros estados y Pedro Sánchez va a Marruecos y el rey le planta.

–Como europeos no entendemos otras idiosincrasias u otras filosofías de vida que tienen otras aspiraciones, otras necesidades y valores. Somos un país muy noble, muy Quijote, y lo que nosotros percibimos como un acto de generosidad, ellos lo ven de debilidad. Podemos ir con buena intención, pero otros le dan muchas más vueltas a las cosas. La simbología es muy importante, en diplomacia es clave. Es como si Emmanuel Macron no hubiera asistido a la cumbre hispano-gala. Hay quien dice que estamos hablando entre reyes y reyes, pero en Marruecos, el que tiene el significado, el que tiene el peso es el rey. El que esté o no esté marca una diferencia. Tenemos que entendernos, pero eso no significa ceder ante todo porque van a exigir más.

–Una de las soluciones que propone a las democracias liberales es la invención del Ministerio del Futuro.

–El tema del futuro lo enlazo con cuestiones tecnológicas. Es increíble lo que pasa en el mundo relacionado con la Inteligencia Artificial, con la computación cuántica… Van a modificar el mundo como lo conocemos y lo van a modificar ya. Estamos muy perdidos intentando aplicar fórmulas del siglo pasado y tenemos que pensar en el mundo que vamos a tener a corto plazo y estar preparados para ello. En China hay jueces que son inteligencias artificiales para los casos más rutinarios. Esto va a cambiar todo y tenemos que estar preparados para cubrir las necesidades y los intereses de los ciudadanos.

–Es muy crítico con la respuesta de la Agenda 2030 a los problemas globales.

–Es más amplia y complicada de lo que se dice. Hay 17 objetivos, pero hay 169 metas. Bombardean con palabras maravillosas ante las que nadie puede estar en contra. ¿Quién va a estar en contra de acabar con el hambre, con las injusticias o con las guerras? Pero hay que entender que lo que subyace detrás es el globalismo, que dice que las personas somos incapaces de organizar nuestra vida y necesitamos que las élites nos digan lo que tenemos que hacer. Aunque ellos no van a dar ejemplo.

–Sin embargo, sí ve en la mili una buena respuesta.

–Está pasando en muchos países democráticos y va más allá de la defensa. No hace falta que los objetores de conciencia empuñen armas, con un ordenador pueden hacer una labor maravillosa. Hablamos de elementos cohesionadores, ahora viajamos al extranjero y no conocemos nuestro país. Es una forma de que nos conozcamos todos y eso hace patria. Necesitamos el contraste para valorar lo que tenemos, te duchas con agua caliente, una comida maravillosa. La mili crea valores y busca elementos cohesionadores. Todos sabemos asociar nuestros derechos, pero se nos olvidan nuestras obligaciones. La mili nos permite darnos cuenta de que vivimos en una sociedad de la que podemos recibir cosas, pero que también tenemos que aportar, tenemos que sacrificarnos. No se puede tener la sensación de que solo tenemos derechos.

–¿Tendrá problemas en las redes sociales por el libro?

–Lo hago con un espíritu de servicio a los ciudadanos, que me han pagado el sueldo muchos años y a los que me debo. No todo el mundo coincide, pero intento ver cómo alcanzar una sociedad mejor y más justa para los jóvenes. Tienes que arriesgarte a las críticas, siendo militar, solo me faltaba que eso me fuera a arrugar. Te van a criticar pongas lo que pongas y digas lo que digas. Era un ejercicio necesario y está siendo muy bien acogido.

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