"EEUU tiene un toque mágico: lo vimos en Vietnam e Iraq"
youssef ziedan. Escritor
-Para los judíos, Azazel (Turner, 2014), el título de su afamada novela -recién publicada en España-, significa ángel caído.
-Me extraña que ningún periodista antes me haya planteado esta cuestión, que considero interesante. En árabe, hebreo y siriaco, hay diversas formas de aludir a ese ángel caído que usted menciona: Azrael, por ejemplo. Y Azazel. En realidad, el significado literal es "el que pide perdón a Dios". Con el desarrollo de la Torá y otras escrituras se convirtió en sinónimo de demonio, significado que se asienta posteriormente en el islam y el cristianismo. En la novela, Azazel se aleja de esa imagen prototípica. Es una manifestación de la esencia humana, una especie de conciencia que comenta las acciones que acontecen y juega un papel importante en el equilibrio psicológico de los personajes.
-El monje Hipa, el protagonista, tiene línea directa con ese equilibrador.
-En algunos pasajes del libro, Azazel le dice: venga, tú haz lo que quieras y luego échame la culpa a mí. La clave de esta historia es que Azazel es un incitador en un sentido positivo, empujando al monje a expresarse por medio de la escritura.
-Los escritores se enfrentan a la autocensura.
-La imaginación no tiene límites.
-Pero usted vive en Egipto, un país donde sí los hay. La religión le ha causado problemas.
-Me siento libre. Ésa es la última palabra que aparece en la novela. Por supuesto que afronté una situación crítica con la Iglesia copta, pero eso no es nada. Soy un luchador nato.
-¿Las sobrepasaron las reacciones? No esperaba que el fiscal aceptase a trámite las denuncias a raíz de Azazel.
-He tenido problemas con la Justicia desde el año 2000. Al principio fui acusado de insultar el legado islámico pese a que he sido una de las personas que más ha contribuido a divulgarlo. El sistema judicial egipcio permite que cualquier persona presente una demanda y que esa demanda implique convocar a la persona contra la que se presenta. Luego el caso va o no a los tribunales. La primera vez estuve envuelto en un proceso judicial durante seis años, pero la sentencia desestimó la denuncia. Quien la interpuso no ha contribuido con nada en su vida al legado árabe-islámico, mientras que yo he publicado más de sesenta obras que han mejorado el conocimiento y desarrollo de ese enorme patrimonio clásico. Cuando Azazel se puso a la venta, un grupo radical copto presentó 11 demandas. Al publicar un año después Arabic Theology, fue otro grupo radical islámico el que interpuso tres más. Lo único que yo sostenía en aquel libro es que nos empeñamos en observar las tres grandes religiones como realidades separadas, pero yo pienso que se trata de una substancia con tres emanaciones, con tres caras.
-Sobre Azazel, usted aclaró que no se trata de una recreación sino de una reconstrucción de la historia.
-Usted puede entender la religión de una manera y yo de otra, pero a veces existen lo que podríamos llamar espirales de la religiosidad: Azazel trata sobre ellas, sobre los espejismos, sobre una falsa historia que se convierte para muchísima gente en verdad irrebatible por el simple hecho de ser antigua.
-Su próximo título se llamará Guantánamo. Se va a meter en otro lío.
-He intentado entender cómo esas 700 personas retenidas en la base americana han vivido semejante experiencia. Tiene que haber algún tipo de poder interior en nosotros, una especie de fuerza que nos permite resistir. Los sueños, la fe y la revisión de nuestra memoria son cosas por las que jamás nos preocupamos en nuestra vida cotidiana, pero las usamos cuando nos vemos obligados a estar en esos escenarios tan críticos. Y sobrevivimos.
-Mubarak estuvo 30 años en el poder. La primavera árabe acabó con él. Hoy los militares lo tutelan nuevamente todo. Parece un enorme círculo histórico-vicioso.
-Después de 60 años de control militar, tras perder Egipto el lugar que ocupaba en el pasado, tras Mubarak, que representa una especie de estupidez política inmensa respaldada por necios aún mayores de países cercanos como Libia o Yemen, hacía falta inevitablemente una revolución. Todos los problemas soterrados explotaron a la vez. Uno de ellos era la aparición de grupos islamistas patrocinados por EEUU para fines muy concretos y sin haber prestado ninguna atención a las secuelas que se iban a producir. Como es sabido, EEUU no se acerca a ningún lugar que esté deteriorándose o colapsando... ellos tienen ese toque mágico. Lo vimos en Vietnam, Cuba o Iraq. Si ellos tocan un país, es el toque del Azazel malo. Ellos animaron a los Hermanos Musulmanes, les empujaron a palacio, y fue un enorme error. Sólo unos meses después, nos encontramos con un país colapsado. El Ejército llegó a las calles con un solo objetivo: sacarlos del poder. Ahora sufrimos algunos problemas de terrorismo causados por los Hermanos Musulmanes y sus socios de Hamas. Ésta es una cara del problema. Otra es que ahora necesitamos a un hombre fuerte que controle el país, aunque en mi opinión Al Sisi no debería convertirse en presidente. El tercer factor es la ignorancia. Gente con muy bajo nivel educativo que convive con una juventud intelectual. Esta contradicción crea un puzle difícil de resolver. Pero habrá democracia. La gente no volverá a tener miedo en Egipto.
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