“Es más difícil ser joven ahora que en la época de nuestros padres”
Antonio Reina Chamorro | Educador social, pedagogo y mediador familiar
"En la ciudad cada vez somos más y cada vez estamos más solos"
Flores, Lugares de colores y personas con valores
Antonio Reina Chamorro (Sevilla, 1976), educador social, pedagogo y mediador familiar, colabora en el Instituto de Mediación Integradora de Sevilla y ejerció como pedagogo en el equipo de orientación de los Salesianos de la Trinidad. Cocreador del método Mentoris con Cosette Franco, se formó en Cáceres y en Sevilla (US y UPO). Macareno de nacimiento, su pasión es la música, cantar (en la Feria y en El Rocío) y el flamenco, por influencia de su madre, de Jaén, y de su padre, de Mairena del Alcor apasionado del cante de Antonio Mairena. La alegría es su lema: lugares de colores, personas con valores y camisas de flores.
–El suicidio entre los jóvenes es un drama: la primera causa de muerte no natural, por encima de los accidentes de tráfico, entre los 15 y los 29 años, ¿qué está pasando?
–Este sufrimiento de los chicos y chicas es un problema creciente que nos está llegando también a nuestros centros. “No tengo ganas de vivir” es la frase con la que cada vez más jóvenes de 16 a 20 años acuden a la consulta. Expresan poca ilusión por vivir, independientemente de su problema conductual, ya que muchos de ellos tienen conductas disruptivas, ejercen la violencia contra sus padres. Se da con menos frecuencia esa desilusión en los más pequeños de 13 a 15.
–¿No siempre la tristeza vital tiene que ver con ser problemático en la familia?
–Es habitual atender a familias con problemas diversos en la convivencia con sus adolescentes, aunque también hay un número en aumento de familias invisibilizadas donde no existen conductas disruptivas aparentes de sus adolescentes pero estos sufren sentimientos de soledad, baja autoestima, incluso, pensamientos suicidas.
–La pandemia del covid tiene que mucho que ver con esta falta de ilusión...
–Con la pandemia creo que se ha acentuado y ha hecho a los jóvenes más individualistas. Se dan más situaciones de soledad al cortarse el contacto estrecho piel con piel. Las relaciones sociales se están viviendo a nivel digital, online, en instagram, Facebook, whatsapp y demás redes sociales. Los abrazos y las caricias se han reducido. En la ciudad cada vez somos más y estamos más solos. Solo/sola es el sentimiento común a los jóvenes que se quitan la vida con el bullying o acoso escolar. No están solos, pero ellos se ven así. La realidad es que los adolescentes y jóvenes son los grandes abandonados de nuestra sociedad por eso se está acentuando este problema. Los proyectos socioeducativos se enfocan a otras edades. Se critica a los jóvenes y nadie se pone con ellos ni los acompaña.
–Ser joven parece difícil en todas las épocas...
–Creo que es más difícil ser joven ahora que en la época de nuestros padres porque tienen que decir no a muchas cosas. Le decía esto mismo a mi padre y se enfadaba mucho; me respondía que él había pasado hambre y comido cáscara de naranja. Pero creo que los jóvenes ahora tienen acceso a droga a golpe de una tecla en el móvil, pueden humillarte o insultarte con facilidad en las redes y ofrecerte sexo desde muy joven en el baño de un centro comercial.
–¿Cómo se puede mitigar y tratar de solucionar esta angustia vital?
–Es muy importante trabajar con ellos la autoestima, la educación en valores y, aún más, la inteligencia emocional, es decir, crear espacios para expresarse, que acuda a grupos de iguales positivos, que son agrupaciones de chavales que se respetan, trabajan valores, cooperan, que se dan buen trato. Preguntar “cómo estás” es una buena forma de empezar el día por profesores, padres, entrenadores y, en general, en el trabajo. La clave es que se sientan bien, porque si la autoestima es baja es muy fácil que sufran violencia, que tiren de las drogas, que sufran bullying. Las caricias verbales, los elogios cuando corresponde, decir tres cosas bonitas a nuestros hijos es bueno para mejorar la autoestima. Si los jóvenes viven esto, lo podrán hacer también. Pero hoy parece que imperan la televisión y los mensajes en las redes sociales basados en la destrucción de personas y sueños.
–Sentirse querido....
–Es esencial que los padres se pongan en actitud de escucha, de validar sentimientos y emociones. Tu hijo puede decirte que se quiere morir porque su mejor amigo se va a Madrid, aunque a un adulto eso le parezca una tontería. Se trata de ver más allá de lo que tu hijo te está diciendo.
–Hablamos de ponerse en el lugar de ese joven, de tener empatía...
–No es solo ponerse en el lugar del otro, sino conectar con él. Me lo dijo un chaval de los Salesianos al que su padre abandonó y perdió al abuelo que había ejercido de padre: “Chamorro, no estoy de acuerdo con que empatía es ponerse en el lugar del otro. Sabes que mi abuelo falleció hace una semana y como yo lo estoy pasando tú no lo estás pasando. Empatía es cuando te estaba contando lo de mi abuelo, y tú me mirabas con emoción y conectabas conmigo”.
–La velocidad con que vivimos todos no ayuda a saborear bien la vida....
–Sí, se da en los jóvenes y en los adultos. Lo queremos todo ya, resultados rápidos, y eso hace que nos deshumanicemos, que no respetemos los tiempos para degustar las cosas bonitas que nos da la vida. Esta actitud viene de los padres también. Y lo cierto es que si no te paras, estás siempre huyendo de ti mismo y no te encuentras.
–Cuando detectamos situaciones de sufrimiento personal, ¿qué se debe hacer?
–Es importante que no juguemos a psicólogos. Si tiene que ver con el deseo de suicidarse no se guarda como secreto. Hay que derivar el caso a sus padres y estos deben acudir a especialistas de salud mental que puedan ayudarle a superar ese episodio de sufrimiento. Trabajamos también las sesiones grupales porque la tribu educa.
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