"América fue colonizada como Andalucía"

Carlos Arenas | Historiador

El historiador sevillano Carlos Arenas. / Juan Carlos Vázquez

Carlos Arenas Posadas (Sevilla, 1949) indaga en su último ensayo, Lo andaluz. Historia de un hecho diferencial (El Paseo), el papel de ciertos capítulos históricos en la actual estructura económica, política y social de Andalucía. Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea y doctor en Historia (1993) y profesor de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad de Sevilla hasta 2011, fecha de su jubilación, Arenas traza la historia del hecho diferencial andaluz desde la Edad Media hasta la actualidad.

–¿Pero hubo alguna vez algo a lo que llamar lo andaluz?

–Lo hubo y lo hay. Lo andaluz es Andalucía como fue y como es hoy, el resultado de una trayectoria histórica en la que destacan rasgos económicos, sociales, políticos y culturales que los distinguen de los del resto de España.

–La reconquista, sostiene usted, ha sido un proceso definitivo en la historia de Andalucía. ¿Por qué?

–A medida que la reconquista se prolonga hacia el sur, los protagonistas dejaron de ser campesinos libres e iguales que cooptaban a sus líderes naturales para pasar a ser instituciones, órdenes militares, monarcas, que impusieron su voluntad a las gentes de bajo linaje. Andalucía fue reconquistada a partir del siglo XIII por proto-estados que dejaron el sur al cuidado de los señores jurisdiccionales, que fueron los artífices de lo que ha sido y es Andalucía.

–¿Andalucía fue conquistada o reconquistada?

–Ese debate es una pérdida de tiempo. La reconquista, como la cruzada contra los moros, es una construcción ideológica aparecida siglos después de empezar la marcha hacia el sur. Más interesante es definir el proceso como una colonización. Al fin y al cabo, las huestes que llegaron del norte para instalarse aquí sustituyeron en buena parte a los nativos, que fueron expulsados o exterminados.

–¿América fue conquistada o colonizada?

–América fue tan colonizada como Andalucía. Los barcos que partían de Sevilla llevaban productos y llevaban soldados, clérigos, comerciantes y también instituciones, las formas de gobierno ya instaladas en Andalucía. Las encomiendas americanas funcionaban de la misma o similar manera que los señoríos andaluces.

–¿Es esa estructura el origen del señorito?

–El señorío es al señorito como el castillo al cortijo, una corte pequeña sobre lo inmediato y sus gentes. La revolución liberal en Andalucía produjo una simbiosis entre unos y otros. Les asemeja también sus valores antes nobiliarios y después darwinistas que los alejan cultural y emocionalmente de la inmensa mayoría del pueblo andaluz.

–¿Qué queda de aquella economía extractiva?

–Aún siguen las explotaciones mineras que caducan sin reponer la riqueza natural alterada o la colmatación del espacio por las urbanizaciones o la dilapidación de los recursos naturales, como el agua. Eso en relación al extractivismo en el medio natural. Si nos referimos al extractivismo económico, el acaparamiento de todas las modalidades del capital en pocas manos, sigue siendo la norma.

–¿Hay en España un sistema económico del norte frente a uno del sur?

–Desde la Edad Media, por las distintas maneras de la reconquista, se han desplegado en España distintas formas de capitalismo, unas más inclusivas al norte y otra más extractivas al sur. Que España haya mantenido su entidad como Estado se ha debido a la fortaleza de quienes lo construyeron, los reyes, el clero, los militares, que han sacado buen provecho de ello, pero también y sobre todo porque uno de esos capitalismos, el andaluz, ha servido de colonia interior para los capitalismos del norte.

–Los actuales dirigentes están convencidos de poder revertir la realidad económica y social de Andalucía en unos años.

–Los actuales dirigentes han aprovechado sin rubor y han ensanchado las amplias avenidas para el enriquecimiento privado que dejaron los anteriores. Las estadísticas, pese a la propaganda electoral, son tercas y Andalucía sigue estando y estará a la cola de los méritos y a la cabeza de los fracasos.

–Llegan nuevas riadas dinero europeo. ¿Es Europa la solución y somos el problema?

–Europa es la solución si al mismo tiempo se imitaran las instituciones básicas, los valores culturales y relacionales que han creado el bienestar europeo. No servirá de nada si se echan los recursos al embudo de lo ya conocido.

–¿Cuánto ha pesado la corrupción en el marasmo social?

–La corrupción ha acompañado la historia andaluza desde la Edad Media, desde la usurpación de las tierras comunales o el agio de los alimentos para inflar los precios hasta la economía sumergida al "sin IVA" de hoy. Lo peor es que históricamente esa corrupción no sólo no ha sido reprimida sino que ha sido permitida o alentada desde los poderes. La corrupción es una de las causas más importantes del atraso andaluz porque el decente no puede competir con quien juega con cartas marcadas.

–¿Es la corrupción un mal común en las sociedades sin aprecio por la ley?

–En capitalismos raquíticos y dependientes como el andaluz, la corruptela y el fraude fiscal suele ser una forma habitual de cerrar el balance anual con ganancias aunque el balance social sea negativo. Esta gente necesita la libertad que preconiza la derecha porque legitima el desprecio a las reglas del juego.

–¿De todas las historias de la Historia de España, la más triste es la de Andalucía?

–Andalucía fue el capitalismo más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa. El ser puente entre Europa y América sirvió para que las contabilidades de los negocios reflejaran esa superioridad estadística hasta la mitad del siglo XIX. Perdidas las colonias americanas, las clases medias andaluzas lucharon, incluso con las armas, para sostener un sistema económica librecambista que sostuviera su prestigio. Perdieron. Desde la Restauración borbónica, implantado el creciente proteccionismo que beneficiaba al norte, se cercenó las potencialidades andaluzas, el capital fluyó del sur al norte y, no sólo eso, perdidas finalmente todas las colonias en 1898, Andalucía pasó a ser la colonia interior que sigue siendo hoy.

–¿Hablar de un hecho diferencial convierte a uno en un esencialista?

–En absoluto. Se puede tener un sentimiento de identidad sin inventar nada, basado en hechos fehacientes y en análisis serios de lo que hemos sido y de lo que somos.

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