La Virgen del Rocío está casi 12 horas en las calles de la aldea
Rocío 2023
Ha sido una de las procesiones más larga de los últimos años
El discurrir ha sido lento y el paso ha costado mantenerlo erguido
Finaliza la procesión de la Virgen del Rocío con una de las entradas más tardías
Calle Moguer. Una polvareda como sahumerio. La Virgen del Rocío por fin alcanza la senda que la ha de llevar al santuario. El gentío se arremolina en las arenas y en los porches, como el de la casa de Flora Llorente. Es el paso más fugaz de la Blanca Paloma. Lo atraviesa como un rayo. El techo del paso viene cuajado de pétalos de rosas blancas. Las que le han lanzado en la larga travesía de la calle Almonte. El fin de la procesión está cerca. Es una de las que más han durado de los últimos años. Los almonteños saltaron la rejaa las 2:56 de la madrugada del Lunes de Pentecostés. A las 3:17 la Reina de las Marismas salía de su templo ante la atenta mirada del nuncio apostólico, Bernardito Cleopas Auza, que contemplaba esta escena de Pentecostés desde el balcón donde Juan Pablo II pronunció aquel célebre discurso en el exhortaba al mundo a ser rociero.
La Patrona de Almonte ha estado casi 12 horas en la marisma. Es una de las procesiones más largas que se recuerda. Su entrada rememora la de los años 80, cuando coincidía con los telediarios de aquel mítico Telesur. Con la diferencia de que la vuelta a su "nido" es ahora retransmitida en streaming por multitud de canales digitales. Se vive uno de los momentos más emotivos del recorrido. La Virgen se sitúa a escasos metros de las casas cercanas al santuario. Los devotos rezan y cantan. El cielo se nubla por un instante, regalando una suave brisa que hace olvidar el tardío mayo en el que nos encontramos. Al fondo, la Madre, la laguna marismeña con hechuras de mar que dibuja un horizonte infinito.
La procesión de este año comienza a las 2:56, momento en el que los almonteños se colocan bajo las andas de la Señora. En este instante, quedan una docena de hermandades por pasar delante del santuario en el rosario de medianoche. La explanada de la ermita había estado acotada hasta el salto de la reja. El discurrir de los simpecados había resultado frío por la falta de arropamiento del público. Cuando la bulla se arremolina alrededor del paso, se rompe el protocolo. Incluso el que existe dentro del templo, con numerosos almonteños (y almonteñas) con polos color beige (caqui en el lenguaje popular) y el anagrama de María estampado. Sus integrantes se afanan después en mantener un cordón de seguridad alrededor de las andas de la Blanca Paloma.
Antes de que el rosario acabe
El simpecado de la Matriz se apresura a entrar en el santuario ante la impaciencia de los almonteños por comenzar la procesión. Las hermandades que quedan por pasar optan por discurrir delante del santuario de forma apresurada, haciéndose hueco entre la bulla, mientras la Virgen abandona el altar mayor e intenta alcanzar la puerta principal del templo. Este traslado entre el presbiterio y la salida tarda 20 minutos. Una parsimonia que se convertirá en detonante de la procesión.
La Blanca Paloma llega a las arenas a las 3:17. Desde entonces y hasta las 14:23 que vuelve a la ermita, el paso que se estrenó en 2022 y que ha sido reforzado en su estructura, cae en innumerables ocasiones al suelo. Puede decirse que está más tiempo abajo que en los hombros de los almonteños, en posición vertical. Una tónica que queda patente desde el arranque de la procesión.
En Gines, a las 11:00
Se trata de una de las procesiones más largas y lentas. A Triana llega con las claras del día y a la Plaza de Doñana -donde la espera Sevilla- lo hace pasadas las nueve de la mañana. La casa hermandad de Gines -desde cuyo balcón el nuncio apostólico vuelve a contemplar la procesión- la alcanza a las 11:00, con todo el sol en lo alto. Una vez que ha visitado todos los simpecados de las hermandades, la vuelta al santuario resulta rápida.
En la casa hermandad de la Matriz le canta Requiebros. La Blanca Paloma recorre los últimos metros hasta la ermita La mayor parte del tiempo lo hace sin apenas alzarse del suelo. Cuando los almonteños logran la verticalidad, se produce el prodigio. Su figura cónica y el rostro nacarado de la Señora acalla cualquier bullicio. Sólo salen de la boca los versos de la salve y las letras de las sevillanas más sentidas. Poco después de las 14:30, la Patrona de Almonte regresa a su altar, donde a partir de las 15:00 empieza a despedir a varias hermandades que comienzan el regreso de vuelta y pasan por la explanada que antecede al santuario. Un regreso con el alma henchida, por igual, de gozo y nostalgia. El Rocío de 2023 ya es historia.
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