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Rocío 2023
"Solano de las marismas, tú que alisas las arenas". Canta el coro de la Hermandad de la Puebla del Río estas sevillanas que hicieron famosas sus paisanos, Los Romeros, con el acompañamiento instrumental de la banda sinfónica del pueblo ribereño. Una simbiosis musical perfecta (valga la cursilada) mientras los hermanos mayores y presidentes de las filiales hacen protestación de fe rociera en el real de la aldea. El nuncio apostólico, Bernardito Cleopas Auza, con su peculiar español, acaba de pronunciar la homilía de esta misa de Pentecostés, que ha escapado de la amenaza del agua y se celebra bajo el sol alto de mayo en un domingo electoral.
Seguramente sea uno de los mejores acompañamientos musicales que ha tenido este oficio religioso en los últimos años. Lleno de solemnidad, pero sin renunciar a la tradición sonora de esta celebración, por la que, entre otras razones, es tan conocida.
En pocas semanas se cumplirán 30 años de la visita de Juan Pablo II -Papa elevado a los altares- al Rocío, una estancia histórica en la que exhortó al mundo a ser rociero. La figura del Santo Padre polaco es glosada a cada instante por el nuncio, quien recuerda varios de los mensajes que el Sumo Pontífice incluyó en el discurso pronunciado desde el balcón que mira a la marisma, diseñado por el sevillano Luis Becerra, referente en el arte de la arquitectura efímera.
Aquella exhortación -"¡Qué todo el mundo sea rociero!"- es para monseñor Auza "la mejor publicidad y promoción de la Virgen del Rocío". Y sí, hay que reconocer que en el mundo del eslogan y el márketing pocas frases tan rotundas se han logrado para darle universalidad a un acontecimiento como el que se celebra estos días en las tierras de Doñana.
El nuncio llegó a la aldea la tarde del sábado, cuando aún quedaban varias hermandades por presentarse. Venía de Sevilla, tras haber presidido la ceremonia de ordenación de los dos obispos auxiliares de la archidiócesis. Participó en el Rosario de Almonte, uno de los momentos más bellos y de mayor recogimiento de la romería. La religiosidad popular de Andalucía no le es ajena a monseñor Auza, que años atrás ha presidido varias funciones de hermandades, como la de la Vera-Cruz de Alcalá del Río por el aniversario de la coronación de su titular, la Virgen de las Angustias, o la de la Macarena. Una sapiencia notoria a la hora de predicar y de captar la atención de los fieles sin necesidad de parapetarse en los manidos tópicos.
Su homilía es un recuerdo constante a la figura de Juan Pablo II, "el Papa rociero", que quiso "peregrinar" a estas arenas para postrarse ante la Blanca Paloma. Referencias a su mensaje, cuando desde aquel balcón pidió a los romeros hacer del Rocío "una verdadera escuela cristiana", como la creada en aquel cenáculo judío que vivió el primer Pentecostés de la historia. Germen de la Iglesia. Palabras solapadas en algunos momentos por el ruido de los helicópteros que sobrevuelan la zona. Monseñor Auza acaba su prédica con un guiño a la devoción rociera y a la romería. Por su garganta sale un "¡Viva la Virgen del Rocío, qué viva la Madre de Dios!".
El repertorio musical del coro de La Puebla constituye un muestrario perfecto de las mejores sevillanas cantadas a la Patrona de Almonte y a la devoción rociera. Una auténtica delicia sonora cargada de solemnidad con el acompañamiento de los instrumentos de cuerda de la banda sinfónica de este municipio. Una melodía que hace soportable el largo acto de protestación de fe de las 127 hermandades filiales y la comunión de los fieles. La interpretación de la Salve que tan famosa hicieron Los Romeros de la Puebla logra -perdonen otra vez la pedantería- el cénit musical en este ya mediodía de domingo. Aplausos y hasta ovaciones en el real. La Puebla lo ha bordado.
La fiesta se desparrama a partir de ahora por una aldea en la que acaba de conocerse la muerte de Antonio Gala. Desde hace varios años los tamborileros que participan en la misa de Pentecostés acuden a la casa de hermandad de Gines, en cuyo patio se bailan sevillanas al son del tamboril y la gaita, el otro gran patrimonio sonoro de la celebración.
Precisamente, en el balcón de Gines está previsto que el nuncio apostólico disfrute de la procesión de la Blanca Paloma, ya en la mañana del Lunes de Pentecostés, culmen de una romería en blanco y amarillo (colores pontificios), con jornada electoral y en la que todo el mundo, una vez más, se hace rociero.
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