El Rocío según el New York Times: "Un espectáculo religioso de alto octanaje"
Rocío 2023
El rotativo estadounidense dedica una publicación a la experiencia vivida por dos reporteros en la peregrinación de 2022
"En España el catolicismo se toma en serio, pero también la cerveza, el jamón y el queso", aseguran
Así será el Rocío 2023: sin agua en el Quema, sin tractores en la Raya Real y más internacional
El Rocío siempre ha sido una celebración que ha acaparado la atención de medios internacionales. Una prueba de este poder de atracción es el reportaje que ha publicado The New York Times recientemente, en el que dos periodistas narran la experiencia vivida en la romería de 2022. Con el título de Flamenco and Fervor: Inside Spain´s El Rocío Pilgrimage (Flamenco y fervor: la Romería del Rocío en España desde dentro), Ana Hart (redactora) y Kevin Faingnaert (fotógrafo) destacan la simbiosis perfecta que se produce durante una semana en las marismas de Doñana entre lo religioso y lo folclórico, entre los rezos y el disfrute festivo y gastronómico. Una peregrinación que invitan a conocer a los lectores del rotativo estadounidense.
"Un espectáculo religioso de alto octanaje". Se trata de las palabras que emplea Ana Hart al describir la romería del Rocío. La periodista es hija de un pastor presbiteriano irlandés. Las celebraciones religiosas que preside su padre no se asemejan lo más mínimo a lo que vio y disfrutó el año pasado por las arenas. Del "té y bollo" de aquel país a la cerveza, el jamón y el queso con el que los peregrinos la agasajaron a ella y su compañero fotógrafo en pleno Pentecostés. "En el Rocío me encontré embriagada por la pompa y los ritos, y por la idea de que una romería puede y debe ser también motivo de jolgorio", reflexiona la periodista en el reportaje.
"El carácter abierto" de los romeros
Uno de los aspectos que más subrayan en esta crónica es "el carácter abierto" de los romeros: "Nadie con quien nos encontramos se mostró reacio a ser entrevistado o fotografiado. Todos parecían aceptar que el Rocío es un espectáculo. Nuestro asombro y curiosidad fue recibido como una muestra de respeto".
Esta experiencia comenzó con una propuesta de Kevin Faingnaert, fotógrafo que había estudiado durante un año en Sevilla. Fue en 2012. Aquella estancia le permitió acudir la romería, a la que volvió una década después. Ana llevaba algunos meses viviendo en Mallorca y aceptó la idea de Kevin, pues según la cronista, "no hay mejor forma de conocer un país que festejarlo".
La primera recomendación que recibieron les vino de su interlocutora en la empresa especializada en el intercambio de casas para los viajes. Advirtió a Ana sobre la conveniencia de que no usara el traje de flamenca propio de la Feria de Abril para ir al Rocío. Debía hacerse con una bata, de telas más ligeras y frescas, apta para andar por las arenas y "echarse una buena siesta sobre la hierba". Aquel consejo ya adelantó lo que vivirían en pocos días.
Cerveza y jamón a las 10:00
Redactora y fotógrafo se meten en pleno Parque Natural de Doñana, cruzan "las aguas turbias" del vado de Quema y contemplan el transitar de hermandades por Villamanrique de la Condesa, declarado Fiesta de Interés Turístico. También los invitan a montar en una de las carretas, donde les dan de comer "estofado y rodajas de sandía". Duermen la siesta en la hierba y están presentes en los momentos de cante y baile, pero también en los estrictamente religiosos, marcados por la oración comunitaria. Y ahí viene una de las más importantes reflexiones de los periodistas, que combina lo divino con lo más humano de la fiesta sureña: "En España, el catolicismo se toma en serio. Pero también lo son la cerveza, el jamón y el queso, incluso a las diez de la mañana".
En esta mezcla de lo espiritual y banal, no falta otra advertencia por parte de la redactora del NYT sobre la realidad religiosa en España: "Un fervor religioso que parece crecer cada vez más, a pesar de la influencia cada vez menor de la Iglesia católica".
Otra conclusión que extrae de los días de peregrinación concierne a la gastronomía andaluza. "Me llamó la atención que la mayoría de los alimentos básicos de la cocina española son esencialmente comida de peregrinos: descomposición controlada convertida en un manjar". Todo ello después de ser agasajada durante varias jornadas con jamón, queso y "botellines de cerveza Cruzcampo".
Una película del oeste
Las descripciones gráficas tampoco pueden dejarse al margen. Cuando llegan a la aldea almonteña ("pueblito" lo denominan), la primera imagen que les viene a la mente es la de encontrarse en "uno de los escenarios de película del oeste", de las que se graban para este género cinematográfico en Arizona y California. Sus calles de arena, las carriolas y los peregrinos a caballo contribuyen a crear el símil. No menos detallista resulta el día a día en el camino, donde ningún detalle pasan por alto. "La peregrinación requiere también la elección de un vestido que permita a quien lo lleva hacer sus necesidades detrás de un arbusto mientras destila toda la elegancia de la Duquesa de Alba de Goya", refiere con sutil gracia y decoro Ana Hart.
Todo ello con un despliegue fotográfico de gran belleza. Imágenes captadas por Kevin que confieren al reportaje un ambiente bucólico, sacado de otra época. A esta "cualidad" de la romería se refieren algunos de los entrevistados por Ana. Varios de ellos confiesan no ser creyentes, como una pareja de madrileños que se desplazan cada año al Rocío con el fin de "escapar" del estrés de la vida moderna. Una opción por la que también se decanta la trabajadora de una empresa tecnológica. "Es bueno para el espíritu sumergirse en la tradición", afirma en sus declaraciones.
La experiencia de Ana y Kevin en la romería les lleva a una conclusión para todo aquel que quiera conocer el sur de España desde un punto de vista religioso y antropológico: "La peregrinación del Rocío es posiblemente la representación visual más potente de la cultura andaluza".
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