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Rocío 2022: Triana llega a la aldea, la banda sonora del sábado de romería

Los actos oficiales

La segunda jornada de presentaciones arranca con las hermandades que cuentan su historia por siglos

La canción del "Aquí estamos otra vez", con más de 40 años, se convierte en el himno oficioso de este sábado

Moreno y Marín participan en el recibimiento de la Matriz de Almonte

El cruce por el vado de Quema, un mar de interior

Triana llega al Rocío rodeada de una multitud de peregrinos. / Josué Correa

Es la banda sonora del sábado de Romería. José Manuel Soto la compuso, cuando aún estaba en el coro de la Hermandad de Triana, hace más de 40 años, en 1980. De cara a su próximo concierto en la Maestranza, la ha recuperado en versión sinfónica. Si su letra es toda una declaración de intenciones cuando el séquito de romeros con cordón verde toman la aldea, este año, después de dos primaveras sin peregrinación, adquiere un significado especial al acabar el camino a las plantas de la Blanca Paloma. Meta y meca del Pentecostés andaluz. "Aquí estamos otra vez". Una melodía a la que es difícil resistirse y que termina por musitarla todo aquel que presencia la escena.

El sábado de Pentecostés es el segundo día de actos oficiales de la romería. El viernes comenzó la presentación de hermandades ante la Matriz de Almonte. Lo hizo en orden inverso. Desde la más joven a la número 80. Entre ellas, el Rocío de la Macarena, que llegó con las últimas luces de un día que se hizo noche con la entrada de Huelva, uno de los momentos más impactantes que se viven en esta celebración. Los que vienen de la Charca traen el rostro ennegrecido del polvo y un andar ligero, casi corriendo, al compás de los mulos.

La segunda parte comienza al mediodía del sábado. Poco antes de las doce del mediodía, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, deposita un centro de flores a las plantas de la Patrona almonteña. Moreno está viviendo los inicios de una campaña electoral, que, a buen seguro, dejará un buen reguero de políticos por estos arenales. Contempla la escena el obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez Sierra, que no se ha perdido ninguno de los actos celebrados los últimos 20 días, desde que la Virgen salió en procesión por las calles de su pueblo.

Las cántigas alfonsíes

Lo más bello de la ofrenda floral -a la que el presidente andaluz acude con cubana de tonalidad verde, indumentaria estrella entre los peregrinos y que desplaza poco a poco al traje corto- es la melodía que interpreta el grupo de tamborileros de Almonte: las Cántigas de Santa María que compusiera Alfonso X El Sabio, rey castellano del que se cumplen ocho siglos de su nacimiento. Fue durante su reinado cuando surgió la devoción a la Virgen del Rocío por este coto de caza. Una delicia escuchar esos sones en una fiesta con escasa cabida para géneros musicales distintos a las sevillanas.

Tampoco falta a la cita el vicepresidente andaluz, Juan Marín, quien con camisa blanca también porta una vara en la representación de la Matriz de Almonte, delante de la puerta principal del santuario. A dos semanas del 19-J, Moreno y Marín flanquean el pórtico más soñado por los miles de peregrinos que han recorrido cientos de kilómetros para llegar hasta aquí. No tarda en llegar a estas arenas el candidato socialista al Gobierno andaluz, Juan Espadas, quien se deja ver acompañando a una hermandad en la presentación.

Monseñor Santiago Gómez Sierra y Juanma Moreno. Detrás, la consejera Patricia del Pozo. / Alberto Domínguez

Monseñor Gómez Sierra dirige el rezo del Ángelus. Son las doce del mediodía. Pese a que Pentecostés ha caído este año en junio, no hace calor alguno. Sopla una brisa fresca. Toma la palabra el presidente de la Matriz, Santiago Padilla, que afronta su primera romería en el cargo. En su discurso recuerda a los rocieros que han perdido la vida por el Covid. En homenaje a quienes estuvieron "en primera línea de batalla durante la pandemia", una representación de distintos colectivos profesionales abren este desfile de hermandades. Son recibidos con aplausos y depositan un centro de flores ante la Virgen.

El Rocío más antiguo

Comienza el discurrir de las corporaciones más antiguas del Rocío. Las que cuentan la historia por siglos. Llega Villamanrique de la Condesa, que mete "los bueyes de la Virgen" hasta la misma puerta. Su presidente, Roque Espinar, con chaquetilla blanca, no se olvida de recordar los ancestrales títulos en la retahíla de vítores. "¡Viva la primera y más antigua hermandad del Rocío!". A Pilas se le pide que "acorte distancias". Lo hace una voz femenina a través de la megafonía instalada en el entorno del santuario. La speaker rociera es otro de los sonidos intrínsecos a este sábado romero.

Un grupo de romeros cantando al compás de la guitarra. / Josué Correa

Ni que decir tiene que si hay una carreta que causa admiración por donde pasa es la de la Palma del Condado, cuyos bueyes repiten el rito de arrodillarse ante la Blanca Paloma. Hay quien dijo que este monumento andante es "una catequesis en plata", en referencia a los relieves que contiene su techo. Tampoco se quedan atrás la de Moguer, con sus tiros de mulas en las carretas de los peregrinos; y la de Sanlúcar de Barrameda, con un cielo estrellado que cobija al simpecado.

Un séquito de cordones verdes

Pero si hay que quedarse con un momento de este acto oficial -que se hace difícil de soportar cuando se está más de una hora a pie parado- es la llegada del séquito de romeros de cordón verde. La carreta de Triana no brilla en este sábado de felicidad. Su plata está tamizada por el polvo de cuatro días. Es el barniz del camino, que impregna a esta tribu nómada dispuesta a contagiar de alegría a todo el que la contemple. Imposible no sumarse a la fiesta.

Una carreta trianera pasa por delante del santuario de la Blanca Paloma. / Josué Correa

Es una tropa capaz de conquistar al más esquivo y escéptico. Varas de romero en alto proclaman que ya han arribado a la marisma. Su mejor artillería, la canción que mil almas y bocas repiten cuando pasan frente al santuario: Te saludamos, Blanca Paloma. Lágrimas, empujones y refriegas por llegar lo más cerca posible de la ansiada puerta, obradoiro sureño en esta Pascua del Paráclito.

Se marchan los del viejo arrabal. Lo hacen entre palmas. Con su abundante caballería –la speaker manda por dos veces "acortar distancias"– y sus típicas carretas, de las que ha desaparecido el impoluto blanco de aquel ya lejanos miércoles. Pero en el eco sonoro de la mente y la garganta sigue sonando el estribillo ochentero. No hay manera de enmudecerlo en los adentros. Es la banda sonora de este sábado. Después de tres años, “aquí estamos otra vez”.

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