El mitin de Vox en Marinaleda: La caricatura de las dos Españas
Elecciones Municipales 2023
Ha acabado con un herido y dos intentos de atropello a los seguidores del partido de Santiago Abascal
La Guardia Civil ha dejado media hora sin agentes la zona donde se convocó el acto
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¿Recuerdan ese cuadro de Goya en el que dos españoles se baten a mamporrazo limpio en pleno campo? Pues esa pintura se le viene a la mente a un servidor al ver la gresca que se ha montado este viernes en Marinaleda, pueblo sevillano, a medio camino entre la Campiña y la Sierra Sur, en el que el comunista Juan Manuel Sánchez Gordillo lleva ejerciendo de alcalde desde 1979, cuando se celebraron las primeras elecciones municipales de la democracia española. En los comicios de las últimas décadas lo ha hecho bajo las siglas de IU y para el próximo 28 de mayo no volverá a presentarse. Lo hará su sucesor, Sergio Gómez Reyes, cuyo cartel está estampado en los troncos de todos los árboles que dan sombra al paseo que discurre junto a la travesía de la localidad.
En esta primera jornada de campaña, frente a la Casa Consistorial, Vox ha convocado un acto al que acude el eurodiputado y vicepresidente del Área Política del partido, Jorge Buxadé, barcelonés que en los 90 militó en la Falange Española y luego en el PP (de esta última afiliación se arrepintió, pero no de la primera) y que ha protagonizado varias polémicas a nivel nacional, como cuando relacionó a "las feministas feas" con las hermanas de la Cenicienta.
También catalán es el candidato que ha presentado el partido de Santiago Abascal a la Alcaldía de Marinaleda, cuyo nombre hay que preguntarlo varias veces hasta escribirlo de forma correcta: Jaso de Alaminos. Nacido en la Ciudad Condal, reside en Tomares desde hace años y lo acompañan en la lista 11 "valientes".
Marinaleda y Cataluña
El acto está convocado a las 14:00. Asisten una treintena de simpatizantes -casi ninguno del municipio- que exhiben banderas rojigualdas. "Constitucionales", se apresuran a definir. Minutos antes, un grupo de vecinos aparece con la enseña republicana y les llaman "fascistas", con tocamiento incluido de genitales por parte de un joven. Es el primer aviso de lo que ocurrirá poco después. Nada imprevisible, por otra parte.
El eurodiputado y el alcaldable coinciden en relacionar la situación de Marinaleda con la de Cataluña (ambas están hermanadas), "sumidas en el socialismo, el comunismo y el independentismo". Aluden "a la falta de libertad" y a la necesidad de "recuperar la patria" desde los pueblos "difíciles", como es el caso. Cada intervención viene precedida de cánticos coreados en grupo: "¡Hay que votar a Vox, obrero y español!". Y terminan con un "¡viva España!" (a alguien se le escapa un "¡arriba España!") y "¡viva la libertad!".
La cosa se caldea. Empiezan a llegar marinaleños (incluido su término femenino). Este municipio presume de no haber caído en "las garras del capitalismo", pero desde luego sí en las de Decathlon. La ropa deportiva y cómoda (hasta la saciedad) en una acera frente a los mocasines y camisas de perfecto planchado de la otra. Los insultos no tardan en aparecer por parte y parte: "¡Viva la República". "La República no existe, ¡idiota!". "¡Fascistas!". "¡Fea, que eres muy fea!". Todo ello acompañado de gestos obscenos que manosean las partes pudendas masculinas. Mucha tetosterona en el bando "republicano".
Se forma la gresca
Los militantes de Vox abandonan la explanada delantera del Ayuntamiento y se disponen a recorrer las calles del pueblo para pegar carteles. Andan escasos metros. Un conductor de poca edad hace el amago de atropellarlos en dos ocasiones. Luego se baja del coche y saca de su maletero un cinturón de grandes dimensiones. Se forma la gresca. La tensión por las nubes y el espectáculo servido. Todo sigue el previsible guion. Se llega a las manos. Las agresiones físicas y verbales van a más. Hay un militante de Vox herido con una leva brecha en la sien. Unos cuantos vecinos intentan destrozar la pequeña estructura que el partido de derecha suele montar en los actos de propaganda.
No dejan de acercarse vecinos. Aquello está a punto de acabar en una batalla campal. Zarandean al fotógrafo de una agencia por grabar imágenes. Durante media hora no hay ningún agente de la Guardia Civil en la zona (Marinaleda carece de Policía Local). Supuestamente, se ha producido un cambio de turno. Llega una patrulla media hora después, a las 14:28. Intentan apaciguar los ánimos. Los dos bandos están separados. Los de Vox identifican a sus presuntos agresores. Los agentes no los interrogan en ningún momento. Se limitan a garantizar que los seguidores del partido que enarbola la bandera española puedan abandonar el municipio de manera segura. Se marchan entre insultos y cortes de manga, una escena que contemplan a escasos metros adolescentes y niños que salen de un colegio e institutos cercanos.
Los de Vox dejan Marinaleda, un municipio gobernado 44 años por Sánchez Gordillo y al que en 2019 la candidata de Adelante se quedó a 44 votos de arrebatarle la Alcaldía. Por cierto, el partido de Abascal obtuvo 125 sufragios en las generales de 2019 en esta localidad a hora y media de la capital. En mitad de la nada. Un pueblo en el que la pintura de Goya se sale del cuadro. A garrotazo limpio. Caricatura de las dos Españas.
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