Una cita con la Sevilla dual
Elecciones Municipales Sevilla 2019
Los sevillanos, que acuden por tercera vez a las urnas en menos de seis meses, sólo tienen dos opciones para alcalde: Juan Espadas y Beltrán Pérez. En ambos casos serán necesarias las alianzas
Sevilla/U NA ciudad de 688.000 habitantes se juega hoy buena parte de su futuro en un contexto de incertidumbre política nacional y autonómica. El Ejecutivo central está pendiente de formación. Y el regional –denominado como el del cambio– espera a dar de sí todo lo que está previsto a que se celebren, precisamente, los comicios de hoy. A partir de mañana, los ciudadanos deben vivir una larga y tranquila etapa sin comicios. El resultado deparará una ciudad gobernada del color rojo de la Moncloa o del azul de San Telmo. Y en las relaciones con ambas instancias se juega Sevilla, por ejemplo, la principal infraestructura que necesita para ser una gran urbe:la red completa de Metro. Sevilla hace ya unos años que bajó de los 700.00 habitantes y perdió dos concejales. Hoy se eligen 31 ediles para una ciudad de 688.000 habitantes, que pierde vecinos en favor de los municipios del área metropolitana.
Solo dos cabezas de lista tienen opciones reales de alcanzar la Alcaldía. Las elecciones de hoy son un claro ejemplo de la Sevilla dual. En otras ocasiones hasta tres candidatos han tenido opciones, caso de las que, por ejemplo, enfrentaron en 1999 a Soledad Becerril (PP), Monteseirín (PSOE) y Rojas-Marcos (PA), o en 2003 a Monteseirín (PSOE), Jaime Raynaud (PP) y José Núñez (PA). Pero desde entonces, Sevilla decide siempre entre un candidato del PSOE o uno del PP.
En este caso, el actual alcalde, Juan Espadas, parte con once concejales gracias a los 103.238 votos que obtuvo en 2015. El PSOE como marca electoral se ha recuperado mucho tras unas generales en las que Pedro Sánchez salió reforzado. El candidato del PP, Beltrán Pérez, llega con los 12 que obtuvo Zoido en los comicios de 2015 tras obtener 106.258 votos.
El papel de favorito corresponde al candidato socialista, al que todos dan por hecho una subida en el número de concejales que le permita gobernar en solitario con cierta comodidad mediante acuerdos concretos con Adelante Sevilla (la coalición formado entre Podemos, IU y otros grupos minoritarios) o con Ciudadanos.
Del PP todo el mundo espera un descenso en el número de concejales. El mandato ha sido especialmente duro para el partido de la gaviota, que ha asistido a la pérdida traumática de la Moncloa, a un congreso extraordinario en Madrid y al duro enfrentamiento entre dos corrientes en el congreso provincial. El grupo popular ha tenido hasta tres portavoces en el mandato (Juan Ignacio Zoido, Alberto Díaz y Beltrán Pérez). Solo en el último año ha gozado de la estabilidad deseada, una vez que Beltrán Pérez fue confirmado como cabeza de lista. Pérez afronta el difícil reto de aguantar la caída del PP, no perder más de dos concejales y esperar a posibles combinaciones de gobierno con Ciudadanos y Vox. Lleva dieciséis años de concejal y está dispuesto a seguir cuatro años más si no logra el objetivo de gobernar.
Los analistas electorales, apoyados en algunos antecedentes, consideran que una baja participación, menos del 55%, beneficiaría al centro-derecha porque indicaría que los distritos más poblados (tradicionales feudos socialistas) no acuden a las urnas. En la campaña no se ha percibido un gran interés ciudadano por estas elecciones. Los sevillanos están llamados a votar hoy por tercera vez en menos de seis meses. El hastío es evidente. Y se considera que el freno a la considerada ultraderecha (Vox) ya se aplicó en las generales celebradas después de Semana Santa.
La formación de Abascal lo apostó todo a las elecciones a las Cortes con evidente desdén por los comicios locales. Eso le ha costado tener poco tiempo para dar a conocer a su candidata (poco menos de un mes) y no armar un buen discurso en clave municipal. Esto beneficiaría sin duda a Espadas, porque el PP perdería un posible y fundamental apoyo si Vox se queda fuera del Pleno del Salón Colón.
El objetivo del PP
Al PP le interesa recuperar todos los votos que se le fueron hacia la derecha pura y dura, pero tampoco que Vox se caiga del todo para no sufrir el síndrome de 2003, cuando el PA se hundió, se quedó fuera del Ayuntamiento y eso privó a los populares de la Alcaldía. En política únicamente conviene ir en soledad cuando se tiene la certeza de que no se necesitan apoyos o es que ni siquiera existen.
El PP de 2019 está necesitado de ayuda más que nunca. Al menos, en esta ocasión goza de las opciones de Ciudadanos y Vox. En otros tiempos tenía la mayoría absoluta como única opción. Beltrán Pérez ha hecho una campaña muy basada en la defensa de un modelo de ciudad, en su buen entendimiento con el gobierno de la Junta y en la censura, a veces vehemente, de la “inacción” del gobierno de Juan Espadas. En el tramo final ha logrados dos golpes de efecto: el apoyo expreso de Soledad Becerril, una figura política de prestigio que gobernó la ciudad de 1995 a 1999, y el fichaje como asesor del jurista Eugenio Suárez Palomares, que fue el independiente estrella que Espadas llevó en su lista en las municipales de 2011.
Hasta cinco partidos
Solo dos partidos tienen opciones para la Alcaldía. Pero hasta cinco las tienen de obtener actas de concejal. Al PSOE y el PP se suman Ciudadanos, Adelante Sevilla y Vox con posibilidades reales de sacar ediles. Una de las grandes dudas es si Ciudadanos logrará crecer en número de concejales. Actualmente tiene tres, pero también ha vivido episodios convulsos en su grupo municipal y un cambio de candidato decidido sólo dos meses antes de los comicios. Álvaro Pimentel, hermano del ex ministro de Trabajo con Aznar, asume el objetivo de, al menos, pasar a tener cuatro o cinco concejales aprovechando la progresiva tendencia al alza de la marca naranja en el ámbito nacional. Ha basado toda la campaña en criticar la gestión de Juan Espadas, en mantener un tono discreto con el PP y en evitar las fotos con la candidata del Vox.
Ciudadanos tiene claro que el PSOE tiene un acuerdo de poder con Podemos para España y, por lo tanto, ha alimentado el discurso del entendimiento con el PP, una estrategia seguida ya en el gobierno andaluz, donde al menos no ha habido roces entre ambas formaciones en los primeros cien días de gobierno. Pimentel ha tenido que hacer un curso acelerado como candidato. Venía de la segunda fila, de ejercer de asesor de los grupos políticos en la Diputación Provincial y en el Ayuntamiento. En pocos días pasó de técnico a cabeza de lista. Procede de las filas juveniles del PP, donde hacía muchos años que militó, y posteriormente se vinculó a un partido político minoritario que en 2012 acabó integrado en Ciudadanos. Pimentel ha hecho mucho hincapié en campaña en la defensa de los autónomos y en que gracias a Ciudadanos se incluyeron cinco millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para la conexión ferroviaria entre el aeropuerto y Santa Justa.
Adelante Sevilla tiene cinco actas. Esperan aumentar la cifra con una coalición (conocida como confluencia de izquierdas) que en casos anteriores no ha dado resultados. En 2015, si se suman los votos obtenidos por separado, alcanzaron la cifra de 48.110. La cabeza de lista, Susana Serrano, se ha mostrado muy crítica con el alcalde socialista, al que acusa de haberse derechizado a partir del segundo año de mandato. Por su parte Espadas no ha tenido reparo en denunciar que estos partidos de izquierda radical están cargados prejuicios y no saben buscar soluciones reales a los problemas más allá de estar abonados al discurso reivindicativo y a la pancarta.
El caso de Vox
El partido de Abascal tuvo un apoyo residual en las elecciones municipales de hace cuatro años. Se ha pasado meses llenando los mítines en toda España, incluidos los dos celebrados en el Palacio de Congresos de Sevilla. Pero el éxito de las generales no fue el esperado por las elevadas expectativas que tenía el propio partido y sus simpatizantes. En las municipales no se ha atrevido con ningún mítin masivo, aunque en realidad ninguna formación política lo ha hecho. Sólo el PSOE convocó un acto en el pasado miércoles en los exteriores del Pabellón de la Navegación con una afluencia escasa si se tiene en cuenta que acudía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que venía de llenar la plaza de toros de Mérida, cosa que el PSOE no hacía desde los años ochenta. O las agrupaciones de Sevilla no se movilizaron para arropar al líder nacional, o el PSOE está sumido en esa falta de tensión electora que se percibe por toda la ciudad. Alguien debía intuir la escasa asistencia, porque se evitaron recintos como el auditorio de la Cartuja o Fibes.
Si no ha habido grandes mítines, también hay que anotar grandes ausencias. Ni Pablo Casado, ni Albert Rivera, ni Santiago Abascal han protagonizado actos electorales en Sevilla. Santiago Abascal se limitó a un paseo nocturno por la Feria una jornada antes del inicio de la Feria tras asistir a la corrida de toros del gran triunfo de Pablo Aguado.
La percepción es que Vox ha perdido algo de pujanza, pero en el partido se parte de los buenos datos de las andaluzas y generales como garantía de que, al menos, obtendrán un par de concejales. La candidata Cristina Peláez ha ahondado en la recuperación de la figura del sereno, la defensa de las hermandades, las críticas al feminismo radical, al adoctrinamientos en los colegios y a la cabalgata del Orgullo Gay.
Si Vox eligió sus temas favoritos, el polo contrario de Adelante Sevilla también se ha ceñido a los suyos: la emergencia social, el cambio climático y la supresión de símbolos franquistas de la ciudad. Sí ha incluido una interesante defensa del patrimonio histórico en una ciudad donde el caserío catalogado y los monumentos están directa o indirectamente amenazados.
El reto del alcalde
Salvo sorpresa, ninguna encuesta ni ningún dato apunta a una posible mayoría absoluta. Sí que el PSOE será la lista más votada. Juan Espadas admite que en 2011 sacó el peor resultado en la historia del PSOE en unas municipales: no llegó a los cien mil votos. Pero cuatro años después logró tres mil más y se convirtió en alcalde siendo la segunda lista más votada. Por esta razón entiende que sus posibilidades de crecimiento estarán en el electorado de centro, más bien conservador, que está decepcionado con el PP y que se siente identificado con el perfil moderado de un alcalde sin aristas que se mueve bien en los ambientes de la Sevilla conservadora. En eso coinciden los dos principales candidatos:en ser de talante conciliador. Ninguno se caracteriza por posturas extremistas. Y eso quizás ya es una ventaja para Sevilla en el contexto de una política nacional con tendencia al a crispación continua.
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