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Los ayuntamientos de Sevilla y Barcelona y la Comunidad Valenciana serán las tres plazas clave el próximo 28 de mayo para decidir qué partido es el ganador de los comicios.
Una vez resueltas esas incógnitas, cobrarán mayor o menor relevancia los resultados en la Comunidad de Madrid, y en concreto si Isabel Díaz Ayuso alcanza la mayoría absoluta, y también el color del Gobierno de Castilla-La Mancha.
En estas dos ideas, coinciden tanto varios consultores interrogados por EFE como diversos análisis publicados. De las encuestas publicadas se deduce que las formaciones que integran el Ejecutivo central están a la defensiva, de modo que la cuestión central a dirimir el 28M será conocer si PSOE y UP mantienen posiciones o no.
En este sentido, y aunque los comicios sean autonómicos y municipales, no será posible hurtarse a una lectura nacional del número de votos, porque si el PP gana al PSOE en porcentaje total, la posibilidad de un vuelco en las generales ya no será un mero vaticinio de las encuestas.
Pero además, el resultado global puede depender de otro factor político nacional: el aguante de Unidas Podemos.
La tendencia en Andalucía es a la transferencia de votos del PSOE al PP (en torno a un 10% en los comicios andaluces de 2022). Ahora bien, en las elecciones municipales el peso de cada candidato tiene importancia por sí mismo, de modo que la cuestión en la ciudad que fue la capital del socialismo en tiempos de sus grandes mayorías absolutas será saber si Antonio Muñoz, el actual alcalde, puede cambiar el sentido de la corriente y mantenerse al frente de Sevilla.
De no suceder así, el PSOE quedaría sin alcalde en las principales ciudades del país, a salvo de lo que ocurra en Barcelona.
Barcelona será otra de las claves del 28M. Y allí también será determinante el resultado de Podemos o, por decirlo de manera correcta, de la formación que absorbió a sus votantes, porque Podemos no existe en la ciudad condal.
Ahora bien, Barcelona en Comú, que deriva de En Comú Podem (la marca autonómica), tiene el consistorio en sus manos. Y algunas encuestas señalan que la alcaldesa Ada Colau podría tener que cederle el puesto a Jaume Collboni (PSC).
Las encuestas sitúan en cabeza a los socialistas, pero muy cerca también a Xavier Trias (Junts per Catalunya) y al candidato de ERC, Ernest Maragall.
Lo que suceda finalmente es una incógnita, y esa incógnita afecta no sólo a quién ganará las elecciones, sino también a qué alianzas serán posibles, porque, según los sondeos, ningún partido podrá gobernar en solitario.
Todos los análisis coinciden en que si Ximo Puig pierde la presidencia de la Generalitat Valenciana, el signo de retroceso socialista será claro, al margen de lo que suceda en otras plazas.
Los sondeos apuntan a que la diferencia vendrá marcada por unos pocos miles de votos, con un resultado muy bueno del PP en Alicante frente a una ligera mejora de los apoyos al PSPV en toda la región y a cierta estabilidad en los apoyos a Compromís.
De este modo, será determinante el aguante de UP y Esquerra Unida PV, dos formaciones que se han visto obligadas a entenderse -al menos en las elecciones a Les Corts- para tener opciones de alcanzar el mínimo del 5 % de los sufragios sin el cual no obtendrían ningún diputado.
Ante una situación de empate técnico entre bloques, sus cinco o seis escaños podrían completar la mayoría de PSPV y Compromís, como ha sucedido en la segunda edición del Pacto del Botànic que ha llevado a la presidencia a Puig.
Una victoria popular en la Comunidad Valenciana y en Sevilla dejaría a Núñez Feijóo en una posición muy fuerte, y en la situación contraria a Pedro Sánchez. Pero, posiblemente, también sucede a la inversa. De este modo, los liderazgos de los dos grandes partidos se verán más o menos cuestionados según lo que ocurra en esas dos plazas.
Y en función de esos lugares clave, cobrarán mayor importancia los resultados en otros dos gobiernos autonómicos.
Si Podemos profundiza la debacle en la Comunidad de Madrid que llevó a Pablo Iglesias a dimitir, y no alcanza a tener representación parlamentaria porque no llega a un 5 % de sufragios, será más viable una posibilidad que, ahora mismo, se antoja difícil: la mayoría absoluta del PP de la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso (ganadora de los comicios según todos los sondeos).
La combinación de esa mayoría absoluta y un fiasco de los populares en Valencia y Sevilla podría poner en apuros a Feijóo frente a la pujanza de la madrileña, según algunos análisis publicados.
El actual presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, ha sido especialmente crítico con Pedro Sánchez. Si mantiene su Gobierno en Toledo, su resultado deberá ser contemplado en el contexto del resto del país.
Es decir, confirmará la fuerza socialista en el caso de que las cosas les hayan ido bien en las otras plazas clave, pero también pondrá más en evidencia el fracaso del actual presidente del Gobierno si sucede lo contrario.
Las encuestas señalan un resultado muy ajustado. Si el PSOE perdiera el Gobierno de Castilla-La Mancha, emitiría señales favorables a una próxima mayoría popular en Moncloa.
La posición defensiva del socialismo afecta también a otra plaza señera del PSOE, Extremadura, donde la mayoría absoluta de Guillermo Fernández Vara no parece probable según la mayoría de las encuestas, que sin embargo le conceden la probabilidad de formar gobierno con Podemos.
En Aragón, otro socialista, Javier Lambán, tiene su futuro Gobierno en el alero, al decir de los sondeos publicados hasta el momento. El PSOE podría no ser la primera fuerza y en unas Cortes muy fragmentadas, Aragón Existe podría resultar determinante.
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