Miguel Ángel Aumesquet: "Un vecino de Sevilla Este no puede tardar una hora en ir al trabajo”
Candidato de Ciudadanos a la Alcaldía
Dedicado al sector turístico y hostelero desde hace 20 años, lleva seis meses viviendo en el Cerro
El mercado del barrio es su refugio personal
Un jardín para eventos junto al rascacielos
Miguel Ángel Aumesquet (Sevilla, 1962) se presenta como un ciudadano “normal y corriente” y destaca que es un autónomo y microempresario dedicado desde hace 20 años al sector turístico y hostelero en la Sierra Norte, la costa de Huelva y Sevilla. Padre de familia de tres hijos, se considera un sevillano enamorado de la ciudad que en 2011 entró en la política al ver que la situación política “no andaba como queríamos”. Apunta que futuro está en su empresa y su familia, no en la política.
La cita es en el Mercado del Cerro del Águila, barrio al que llegó por motivos familiares hace sólo seis meses después de más de 50 años en Nervión. “Me ha sorprendido la vida que tiene y el tipo de vecinos. Gente trabajadora, muy emprendedora. Hay muchos comercios y empresas que se inician y tienen su sede en el entorno de la calle Afán de Ribera”. Elige la plaza de abastos porque, desde su nueva etapa como político, dispone de poco tiempo y pocos fines de semana puede desplazarse a sus sitios favoritos como Cazalla de la Sierra o su casa de la playa, por eso disfruta en un mercado “al que llegan sevillanos de todas partes para comprar pescado, chicharrones o caracoles. Es donde habitualmente hago mi compra”.
–¿Cómo ve la situación actual de Sevilla?
–Sin querer ser catastrofista, veo una ciudad que no mejora y en muchos aspectos sus servicios públicos empeoran. El transporte no avanza, no se adapta al siglo XXI. La movilidad es el principal problema de la ciudad. Es la que desune los barrios y dificulta la instalación de nuevas empresas. La falta de movilidad entre los barrios genera pobreza.
Si es cierto que Sevilla tiene un cierto disfraz mediático con grandes eventos como los Goya o los Grammy. Pero es una ciudad con dos caras. Un lado brillante, bien pulido. Sevilla está en la órbita internacional. Y en el reverso se encuentra la mugre, los barrios más empobrecidos, las calles más sucias, la peor movilidad. No hay sombras, no hay pérgolas vegetales. Los extranjeros se extrañan. Es una ciudad anclada y muy mejorable.
–¿Problemas principales que sufre la ciudad?
–Todos parten de la misma premisa, la gestión de la ciudad. El eje principal es la movilidad. Un vecino de Sevilla Este no puede tardar más de una hora en ir a su trabajo. La burocracia para cualquier papeleo es otro problema. Hay una falta de desarrollo digital en el Ayuntamiento.
No estamos de acuerdo con las políticas sociales que llevan a cabo el Estado, la Junta y el Ayuntamiento. Cada año se gastan unos cien millones en los barrios más pobres, y la pobreza no para de aumentar. Es una política fracasada. Hace falta dejar de subvencionar, las personas quieren espacios públicos, deporte, cultura y empleo. Para crearlo hay que volver a los talleres. Los jóvenes de estos barrios necesitan acceder al aprendizaje de muchos oficios. En Sevilla faltan 2.000 soldadores, 4.000 hosteleros y 1.500 instaladores de placas solares.
La participación ciudadana es otro problema de la ciudad. Sólo existen asociaciones captadas por los grandes partidos que obedecen a sus directrices. Y Sevilla no es una ciudad insegura, pero si es caótica, sin policías en las calles, sin medidas disuasorias y no sabe afrontar el fenómeno de las microbotellonas. Se encuentran diseminadas por toda la ciudad. Esto crea un malestar tremendo entre los vecinos. Hay que combatir este desorden.
–¿Ejes de su candidatura para mejorar Sevilla?
–El eje principal es la creación de riqueza y empleo en la ciudad. Esto último es la mejor política social. La primera medida que exigiremos será la creación de una nueva delegación de Transformación Económica, Autónomos y Universidad. Hay que ocuparse de los parques empresariales, son los corazones que bombean de sangre a la economía de la ciudad.
La otra gran política será la movilidad. Hay que transformarla. Hay que exigir la línea 2 de Metro y el segundo tramo de la línea 3. En cualquier ciudad, un autobús público circula al menos un 25% por el carril bus. En Sevilla un 5%. No hay inhibidores semafóricos. La ciudad debe ser del siglo XXI. Hay que restringir el tráfico del coche dando alternativas.
Otra gran línea será la eliminación de los privilegios políticos. Hay que eliminar un tercio de los coches oficiales para que Tussam pueda ser gratuito hasta los 23 años y a partir de los 65. Los sueldos son desorbitados. Un concejal del Ayuntamiento de Sevilla no puede ganar lo mismo que un ministro del Gobierno. Hay que darle una vuelta, tenemos que ser un sevillano más.
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