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¡Alcaldes, a la calle!

Pespuntes de campaña

Juanma Moreno ganó las elecciones en municipios donde al PP le ha costado encontrar candidatos para las municipales

Muñoz durante su visita ayer a un mercado de abastos. / M. G.

Arcos de la Frontera está a la entrada de la Sierra de Cádiz, entre Jerez y el parque natural de Grazalema, 30.000 habitantes y un Ayuntamiento que ha tenido alcaldes del PP y del PSOE. Juan Manuel Armario, a quien en su partido llamaban de guapo el Omar Sharif de la Sierra, fue regidor popular y uno de los dirigentes del partido en Cádiz durante los años dorados de Teófila Martínez y Antonio Sanz. Hoy, gobierna un socialista, Isidoro Gambín, y al PP le ha costado trabajo encontrar a un candidato, ha tirado de Miguel Rodríguez, que fue de Ciudadanos.

En Arcos, desde hace tres semanas, los camiones de la limpieza parece que no consumen combustible. Deben ser solares. Pasan y pasan, y vuelven a pasar, el cepillo deja el asfalto como una patena y en los bordillos de la acera no crece un jaramago. Isidoro Gambín sabe cuáles son las responsabilidades de un alcalde: tener limpio el municipio, embridados a los guardias -ahora se llaman policías municipales- y asegurar un transporte urbano decente y barato. No hay más, los vecinos no tienen la obligación de leerse las 260 propuestas de Antonio Muñoz en Sevilla. ¿Me haces un tiktok? Alejandro Rojas-Marcos, que fue alcalde de la misma ciudad, lo ha explicado alguna vez en este diario: la responsabilidad del alcalde está en la calle, todo lo demás, es secundario. Añadiría algo más, una ausencia: que no den problemas, que ellos no sean el motivo de la discusión local.

Cuentan que los socialistas están eufóricos en la ciudad de Sevilla, que Antonio Muñoz, alcalde y candidato del PSOE, se sale en los sondeos, pero tiene un talón de Aquiles. La ciudad no está limpia; es más, en algunas esquinas hay una suciedad de zoco, tanto que hasta cabe sospechar que en Lipasam, la empresa municipal de limpieza, se la está jugando. La calle es el biotopo de un regidor, y Muñoz está en las calles, tanto que la matemática Clara Grima ha asegurado que es un alcalde cuántico, como los electrones, está en todas las partes a la vez, pero la mugre le va a complicar la carrera.

Muñoz es de un pueblo cercano a Sevilla, de La Rinconada, que fue uno de los pocos municipios andaluces donde Juanma Moreno no fue el candidato más votado en las pasadas elecciones autonómicas. El alcalde es Javier Fernández, próximo presidente de la Diputación de Sevilla si al PSOE no le va muy mal el 28 de mayo en su provincia granero. No hay muchos pueblos donde el presidente de la Junta no ganase, pero aun así le ha costado encontrar candidatos en algunos municipios de las comarcas más rojas.

En Setenil de las Bodegas, donde gobierna uno de los pocos alcaldes andalucista que quedan en la comunidad, Rafael Vargas, el PP ha tenido que enviar a un paracaidista, Carlos de Alarcón, un gaditano que acaba de publicitar su teléfono para que los vecinos le llamen. En junio pasado, Juanma obtuvo en Setenil el mejor resultado de la historia del PP, pero el partido ha tenido que tirar de foráneos para presentar listas en los 785 municipios andaluces, es la primera vez que lo consigue.

En Utrera, donde Juanma Moreno también ganó las autonómicas, el PP ha fichado a un ex alcalde, Curro Jiménez, que fue regidor andalucista, y cuya captación ha provocado sonoros enfados en los populares sevillanos. El presidente del partido, Ricardo Sánchez, se la está jugando con tantos naranjitos; si no obtiene un buen resultado, su secretario general, Antonio Repullo, le va a pasar factura, Sevilla tendría que dejar de ser un charco molesto para el partido después de tantas desavenencias.

No es difícil ser alcalde, es sacrificado, quizás el cargo público más expuesto a los electores, pero no complicado: con limpieza, seguridad y buenos modos se pueden repetir varios mandatos. Lo difícil es lo contrario, ser candidato de la oposición y ganarle a un regidor que no haya buscado problemas. Por eso, Antonio Muñoz parte con ventaja, como el cordobés José María Bellido, el onubense Gabriel Cruz y el malagueño Paco de la Torre. Pero el esquema político andaluz ha cambiado, ahora hay cuatro partidos, o cinco, con serias probabilidades de entrar en los plenos municipales, con lo que muchas alcaldías van a depender de qué resultado obtienen cada uno de los bloques: el PP junto a Vox, y el PSOE junto a como quiera que se llamen los unidos en desacuerdo. Se puede ganar las elecciones por número de concejales, y perder la alcaldía.

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