La Soledad de la Alfalfa
El Fiscal
Hay azulejos altísimos que presiden la vida cotidiana de calles y plazas a las que da alma y belleza
La puerta abierta
El estreno del vacío

Es difícil verla por las noches. Alta como el mástil de la cruz a la que está vinculada, con la luz leve de un farol que impide que perdamos el horizonte, como una bengala permanente que sirve al barco a la deriva para señalar dónde está el puerto seguro. La Soledad de San Lorenzo está todos los días en la Alfalfa, preside el lugar por el que nunca pasa, pero Ellla está donde está quienes bien la quieren y la tienen como faro de sus días. La Alfalfa por las noches es más acogedora cuando alzas la mirada y sabes que allí se encuentra: sola en el punto más alto, en el pequeño cielo creado para Ella, con sus lágrimas, su rostro de angustia sobrellevada en silencio, sin cera alta que la anuncie. Ella siempre es el principio, nunca el final. Sevilla es una Roma donde se puede rezar en un simple paseo. Y en la Alfalfa está la Soledad , antigua como la plaza, con solera, con la mirada baja para acoger a todo el que pasa. A esta Soledad de la Alfalfa hay que saber buscarla.
En las noches de la plaza miras al cielo y está Ella de guardia, lamparilla encendida en nuestros retornos para recibir oraciones. No se le ve la cara, pero está. Esta Soledad es más de los pájaros libres que de los hombres, de los cielos que de la tierra, de tejados e intemperie, de cielo abierto que de capilla recoleta, de dorados del sol que de esbeltos canastos. Esta Soledad de las deshoras es para desamparados que no saben ya donde mirar y a Ella se la encuentran, porque no hay barquilla perdida que no halle un faro en la ciudad de los retablos. Y donde está el ruido aparece Ella, con su cara de dama fuerte y delicada, elegante en el dolor y fina en formas. La Soledad es de San Lorenzo, pero habita también en la Alfalfa. Porque Ella está donde quieran los soleanos. En Sevilla se puede rezar por las noches con una simple mirada al cielo de la Alfalfa.
Dinero, dinero...
En el año 2014 apenas 41 hermandades hicieron donativos al Fondo Común Diocesano, mientras que en el ejercicio pasado fueron 139. Los datos son muy favorables, pero hay que procyrar siempre una perspectiva global. Pese a los esfuerzos de concienciación de la autoridad eclesiástica, el número de corporaciones que ayuda al sostenimiento de la Archidiócesis es todavía menor si se tiene en cuenta que hay 670 en toda la provincia. La inmensa mayoría no colabora directamente con la Iglesia de Sevilla. Es la pura realidad. El balance ha mejorado, pero sigue siendo pobre. Ahora bien, sería injusto no referir que la mayoría realiza sus propias obras asistenciales y tienen sus propios gastos. Y las hermandades son Iglesia. Diferente es que no sean más las que transfieran recursos para su gestión directa por parte del Arzobispado.
La vía sacra
Pasan los días y no terminamos de ver que sea eficaz la solución denominada como la vía sacra para dignificar el paso de los nazarenos por la Catedral. Nos genera muchas dudas. La clave es organizar bien el acceso, el tiempo de estancia y la salida de los servicios de la Catedral. Y eso es muy difícil por motivos vario en función de lo que hablamos con diputados mayores de gobierno de diversas cofradías. Casi nos conformaríamos con que la experiencia no resulte peor que la de 2024, cuando hubo nazarenos que salieron de la Catedral por la Puerta del Lagarto. No digamos ya por la del Perdón... Es plausible el esfuerzo del Cabildo y del Consejo, pero veremos si al final no se vuelve a una suerte de autorregulación. A veces lo mejor es enemigo de lo bueno. Y este es un caso donde no cabe una solución única, sino una adaptada a cada cofradía.
Cinco años
Se ha cumplido un lustro de aquella cuaresma en la que el mundo se paró como nunca antes habíamos conocido. ¿Qué queda en el mundo de las cofradías de aquella experiencia traumática? Una necesidad desaforada de sacar procesiones extroardinarias en consonancia con el escapismo vitalista que marca la sociedad pos-pandémica. No se intuye hoy un retorno a la mesura. De hecho ya estaba perdida antes de la crisis del coronavirus, pero se ha acentuado hasta extremos nunca imaginados. Vamos a más en función del calendario previsto, con el histo de la procesión de mayo en Roma.
Borrascas
Jana, Konrad, Laurence... Tres borrascas llevamos en una cuaresma pasada por agua y granizo. Algunos ya se temen lo peor. Otros consideran que la lluvia que cae hoy no caerá en Semana Santa. El anuncio del Santo Entierro de que disponía de una urna de plástico para el vía crucis si hubiese sido necesario ha puesto a muchos a elucubrar. Entramos en la era del todo es posible desde que la cabalgata se adelantó al dia cuatro de enero y se reconoce la gestión de soluciones hasta ahora nunca anunciadas. Al final acabaremos llamando a aquel señor que se presentó en la sede de la Delegación de Fiestas Mayores no hace tantos años para asegurar que tenía un dispositivo que alejaba las nubes de Sevilla en Semana Santa. Por fortuna el delegado no lo recibió...
Chapuza
El pavimento de la Avenida de la Constitución presenta cada día un peor estado de conservación. Mucho tendrá que trabajar la comisión que repasa las calles con vistas a Semana Santa patra detectar todo tipo de obstáculos. Con el firme de esta arteria urbana se hizo en su día una verdadera chapuza. Y llevamos años parcheando. No bastará con rellenar los raíles del tranvía para alivio de los costaleros. En muchos casos habrá que fijar losetas y tapar huecos antes que provocar reacciones airadas de los abonados. No sería la primera vez que protestan por las malas condiciones de una parcela. Cierto año fueron hasta portada de periódico. Avisado está el Ayuntamiento de la chapuza de la Avenida.
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