El regalo más hermoso de unos padres

Los recién nacidos que son presentados ante la Patrona forman el pecherín de joyas más valioso de la Virgen

La presentación del niño Antonio ante la Virgen de los Reyes
La presentación del niño Antonio ante la Virgen de los Reyes / M. G.

05 de septiembre 2021 - 07:00

Sevilla/Los niños que son presentados ante la Virgen forman el pecherín más valioso del tesoro de la Patrona, que Virgen sin más ya se sabe cuál es en Sevilla. Ni el de brillantes, ni el de las turquesas, ni el de los corales. Los recién nacidos son llevados ante Ella para que reciban la mirada y la sonrisa de quien las lleva concediendo ocho siglos a decenas de generaciones de sevillanos. Quedan los bebés protegidos bajo su patronazgo, pues así lo quieren sus padres en un rito hermoso, muchas veces íntimo, que se celebra en la Capilla Real. Los niños tendrán para siempre el acudidero que sus padres le proporcionan en la belleza del acto de presentación, el refugio de puertas abiertas de forma perenne, el mástil firme al que agarrarse ante las marejadas de la vida, la nave de rumbo seguro por mucho que sorprendan los meandros del destino. Recibió el pequeño Antonio este legado en la serenidad de agosto, el mes por antonomasia de la Virgen, como será pronto recibido como hermano en las cofradías de sus padres.

En la ciudad de la pandemia, superados los meses más duros pero todavía con una angustia cotidiana metida en el cuerpo, los sevillanos no dejan de cumplir con sus liturgias. Los niños nacen y son presentados ante la Virgen de los Reyes, como los muertos son despedidos con la oración, o los adultos acuden a sus trabajos. Hay cosas que ni se pueden ni se deben aplazar. La Virgen de los Reyes es la vecina más antigua de Sevilla. En su rostro están las miradas de los sevillanos de los últimos ochocientos años. Sea como fuere la vida de este pequeño, que solo a Dios corresponde, siempre sabrá cuál es el regalo más hermoso por íntimo y más auténtico por verdadero que le hicieron sus padres en sus primeros días de existencia. Carmen y Antonio encomiendan a su pequeño a la Virgen de los Reyes, se lo presentan y ofrecen como una joya más para su tesoro. Y lo hacen en tiempos adversos, en la ciudad melancólica por la ausencia de procesiones, en la España de las restricciones, la de los telediarios que dejan el ánimo en jaque y la que forma parte de un mundo sometido a tempestades.

Todo cambia, la Virgen de los Reyes permanece. Y sus pecherines crecen por el amor que ante Ella demuestran los padres por sus hijos por mucho que se vuelvan los tiempos.

Cuando ignoramos más que nunca qué será de nosotros y de la ciudad en el curso que nos espera, tenemos la certeza de que la Virgen de los Reyes jamás le ha fallado a lo suyos. Nadie como Ella es la depositaria de los desvelos de nuestros abuelos y de los padres de nuestros abuelos. Ante Ella ha sido presentado Antonio, como ante Ella han rezado desde Fernando III, que a Sevilla la trajo, hasta Juan Pablo II, pasando por reyes, jefes de Estado, cardenales, personajes de fama relevante, deportistas de éxito y, sobre todo y por encima de todo, el pueblo de Sevilla. No hay pandemia, epidemia, tragedia, sequía o catástrofe que le haya sido ajena.

Este Antonio, niño del agosto sevillano que vino a un mundo ávido de esperanza, recibe un asidero para toda su vida, el sitio donde se postran gentes de toda condición, donde tantos sevillanos acuden a casarse, a rezar o simplemente a estar en silencio, porque callado también se ora, sobre todo en tiempos de tantos ruidos y enormes distracciones.

Antonio olerá un día a nardo. Será la mañana de la Virgen. Bostezos de carráncanos, chaqués, canónigos, sillón de jamuga, sonrisa enigmática y palio de tumbilla. Estará con sus padres en una esquina, donde el paso será vuelto para recibir el incienso. Sonará la antífona. Tal vez recuerde entonces la de veces que le han dicho que el año que nació no hubo procesión. Pero sabe que sus padres lo llevaron ante Ella. Y esa muestra de amor la disfrutará toda la vida. Qué hermoso pregón en defensa de la vida es presentar a un recién nacido ante la Virgen de los Reyes.

La Semana Santa

Nadie quiere imaginarse un 2022 sin Semana Santa. Por eso hay que barajar ya ciertas medidas que no provoquen cuchufletas. En la Delegación de Fiestas Mayores hay gente muy seria, como también ha habido algún personaje cesado deseoso de ajustar cuentas. Con el Consejo todavía al ralentí, sin salir de las inercias de agosto, hay que meditar con seriedad y discreción sobre el aforo de las calles, el uso de la mascarilla en la carrera oficial, etcétera. Tampoco hay muchas alternativas. Y no sabemos cómo evolucionará la pandemia en los primeros meses del año. Por supuesto, descarten sacar a las imágenes sin costaleros y otros experimentos “raros”, que diría con tino el alcalde Espadas. ¿Y la música? Debe haber, claro. Como dice Julio Domínguez Arjona: o salimos todos como siempre, o nada. ¡Sólo el pasado viernes murieron 16 sevillanos! Pensemos con la cabeza para seguir viviendo la fiesta más hermosa con el corazón. Ojo que la frontera entre lo sublime y lo ridículo es muy estrecha.

Obituario

Si alguien considera que la pandemia está superada, la pasada semana murió por efecto del Covid uno de los grandes cofrades del Martes Santo: Fernando Piruat. Un mazazo para muchos que nos devuelve de golpe a una realidad marcada por la propagación del coronavirus. Descanse en paz un cofrade serio, modélico y que era necesario más que nunca en estos tiempos ayunos de cabales. Abogado de profesión, muy reconocido en todas sus facetas, sirvió a su cofradía de la Candelaria y al Consejo de Cofradías.

Enfado en la calle Amparo

Cuesta mucho, muchísimo, sacar una hermandad de Gloria adelante en los tiempos que corren para que encima el Consejo de Cofradías juegue a la contra. La Divina Pastora de la calle Amparo se ha topado con el testimonio de un empresario al que un personaje de la calle San Gregorio advirtió que no debía dedicar un euro para patrocinar nada de la hermandad que preside Andrés Martín. Hay pruebas. Ahorramos al lector las perlas del discurso del alto cargo del Consejo, unas palabras marcadas fundamentalmente por el mal estilo. El asunto, tan delicado, ha llegado ya a oídos del presidente Paco Vélez, todavía en su retiro estival. Vélez quizás comienza a sufrir ya a ciertos personajes a los que no controla. Y en la hermandad aluden ya al artículo 80 de los Estatutos por si hubieran de proceder contra el consejero. Tal vez el presidente ha dado demasiadas alas a quien no debía. El empresario, ajeno a las cuitas del Consejo, no daba crédito a la presión que sufrió... ¡por un simple patrocinio a una hermandad de gloria! ¡Al suelo, Andrés, que vienen los nuestros!

El pertiguero

Primer golpe. En la Hermandad del Gran Poder ha gustado el nuevo cartel que prohíbe el uso de balones de reglamento en la plaza. Se considera mucho más acertada su redacción, menos agresiva. Segundo golpe. Se vota en septiembre, la guardia judía incluida. ¡Dos candidaturas hasta en la hermandad de la Milagrosa! A Javier Martos, alma máter de la corporación, le sale un rival. Tercer golpe. Las llamadas a la prudencia del consejero de Salud no han sentado bien a muchos cofrades. Y ciriales arriba. El pelotazo de Herrera con el Papa tuvo detalle cofradiero con la presencia de la Candelaria. Herrera, sin complejos.

El Lagarto de la Catedral: "Monseñor Sainz es un gran tuitero. El otro día publicó una reflexión de Alexis de Tocqueville para llamar a la humildad y al espíritu de servicio. Algunos quisieron ver más allá en un mensaje que denunciaba la peligrosa combinación del poder y la incompetencia en un mismo individuo".

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