El recuerdo debido al peruano Jorge Bernales
Teníamos pendiente en el tintero el justo reconocimiento al profesor Roda por crear un premio de investigación con el nombre del historiador que amó las cofradías y fue consejero de sacramentales
Sevilla/Las cofradías se pegan muchísimas veces el tiro en el pie. Se distraen ellas mismas avivando polémicas estériles o exageradas. Generan por sí solas un ruido que impide que luzcan acciones meritorias, iniciativas justas y obras que deberían ser fuente de orgullo. En el tintero teníamos pendiente el reconocimiento al profesor Roda Peña, vicepresidente del Consejo de Cofradías, que ha impulsado la creación de un premio de investigación al mejor trabajo publicado sobre las hermandades y cofradías.
No sólo es digno de elogio que un intelectual como Roda promueva esta iniciativa, sino que, además, haya defendido que el galardón lleve el nombre de un peruano que amó a las hermandades, las entendió, se integró a la perfección en el mundillo y fue nada menos que consejero de Sacramentales. Se trata de un científico que las nuevas generaciones deben conocer. Y por eso hemos querido resaltar la creación de este premio en cuaresma, en el tiempo de máxima expectación por todo lo que ocurre en este mundillo donde a veces hay que toser demasiado por el exceso de incienso en el ambiente.
Jorge Bernales Ballesteros (1937-1991) fue catedrático de Arte Moderno en el Departamento de Historia del Arte de la Hispalense, además de cónsul honorario del Perú en Sevilla y académico de número de la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Se convirtió en uno de los especialistas más reconocidos en la historia de la escultura barroca andaluza. Destacado cofrade de la Amargura y Santa Cruz, fue delegado de hermandades sacramentales en el Consejo, una institución desde la cual impulsó durante los años ochenta las investigaciones histórico-artísticas sobre las hermandades sevillanas, a través de publicaciones académicas y la organización de exposiciones sobre su patrimonio. Queda en el recuerdo aquellas que llevaron por título Tesoros Ocultos de las Hermandades de Sevilla.
Un peruano demostró ya entonces que el Consejo servía para muchas cosas más que organizar la carrera oficial y elegir al pregonero. El proceso de adaptación de Bernales en la ciudad y en el siempre complicado mundo de las cofradías fue rapidísimo. Mi padre me contó en una ocasión que estaba trabajando en su despacho de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos –la de la calle Alfonso XII– cuando se encontró en la portería a un recién llegado de Lima para hacer la tesis doctoral con el profesor Enrique Marco Dorta.
Bernales buscaba alojamiento en la residencia de la Escuela. Preguntó qué cofradía podía ver aquella tarde. Mi padre se ofreció a acompañarle a la salida del Baratillo que, efectivamente, contemplaron desde la acera de enfrente, justo donde ahora hay un hotel. Al peruano le gustó mucho la cofradía del Arenal. Aquella Semana Santa comenzó una historia de amor entre el peruano y las cofradías. Formó parte de la comisión de seguimiento de la restauración del Gran Poder que presidió Hernández Díaz. Pronunció numerosas conferencias sobre la historia de las hermandades.
El presidente del Consejo que apostó por meter a un peruano de consejero fue José Carlos Campos. Después continuó la apuesta un cofrade de la talla de Luis Rodríguez-Caso, dos personajes que deberían conocer bien las hornadas de cofrades que vivaquean por las redes sociales. Luis acertó de pleno. Como ahora ha atinado el profesor Roda al crear un premio que es el recuerdo debido a quien amó y entendió las cofradías.
El otro día se le oyó decir a Eduardo del Rey, primitivo mayor del reino, que en los tiempos que corren, con la Semana Santa en continua evolución, es más necesaria que nunca una cofradía como la del Silencio. Por todos los valores que reúne, su forma de entender la estación de penitencia, el sentido de la disciplina que ayuda a estar centrado, sus particulares liturgias, sus modos, su esmero, su meticulosidad...
Las cosas de Dios hay que hacerlas bien, con rigor, con paciencia, con seriedad. Por eso también es bueno que se refresque la memoria sobre quienes contribuyeron a engrandecer a las cofradías con su trabajo de investigación. Consulten el currículum de Bernales y comprobarán el acierto del profesor Roda.
El gesto de la tertulia 'La soga de Judas' con un grande como Pascual González
La tertulia La Soga de Judas presentó esta semana su cartel de Semana Santa. Otro año más vuelve a ser una obra de impacto. Está dedicada con todo el afecto a un Pascual González revestido con la túnica de San Benito. Este genio de La Calzá es un artista con un currículum impresionante y, además, un ejemplo de superación personal. Ha acertado esta tertulia al dedicarle el cartel a todo un personaje, cuyas letras y poemas están en el imaginario colectivo de la ciudad. Un día se lo dijimos a Pascual y se emocionó. A Pascual siempre le está esperando un puente. Toda su vida es un puente que lo espera. Teatros llenos, sevillanas de éxito mundial, grabaciones de superventas... Pero, al final, el puente. La vida, Pascual, es un puente.
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