"No quiero ser hermano mayor, no insistid más"

El Fiscal

Los contertulios se quedaron sorprendidos ante el rechazo a ejercer el cargo por el que sueñan decenas de cofrades

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La mirada de un nazareno.
La mirada de un nazareno. / José Ángel García

09 de junio 2024 - 04:00

Sevilla/A la mitad del encuentro decidió poner las cartas bocarriba, abandonar el estilo ortodoxo y de cortesía plúmbea y hablar de forma mucho más directa y clara sobre el asunto para el que verdaderamente estábamos convocados. Los contertulios querían que diera el paso. Es el típico cofrade de consenso, un señor en las formas, con visión global de la ciudad, proyección al exterior y eso tan denostado hoy día como el (reconocido) prestigio. Es el deseado, el gran y discreto deseado, por los que de verdad quieren lo mejor para una institución, nunca por los celosillos de alguien que ya brilla de por sí sin necesidad de alcanzar el cargo máximo de la cofradía. El personaje cuenta además con el aval de saber en qué consiste eso de dirigir una asociación pública de fieles, como se denominan las hermandades en la normativa diocesana vigente.

"Mirad, no insistid más. No quiero ser hermano mayor, os agradezco la apuesta, la confianza, el cariño y el buen rato que estamos pasando. Pero tengo unas obligaciones profesionales importantes, que me consumen mucho tiempo, y me queréis para un cargo para el que yo no tendría ya minutos en el día. Ni quiero tenerlos. Y si los tuviera sería a costa de poner en riesgo cosas muy serias en mi profesión. Y lo sé porque ya fui hermano mayor y me sentí verdaderamente solo. Y no solo sufrí la soledad, sino la incomprensión, las críticas internas, los reiterados intentos de hacerme la vida imposible, los recelos, las discusiones por todo lo que se me ocurría. No querían apoyarme las iniciativas no porque fueran malas, sino simplemente porque eran mías. Eso es un desgaste absoluto. ¿Ponerme yo ahora al frente nada más y nada menos que de esa hermandad? No, amigos, no. De verdad que me honráis con tanta confianza, pero no quiero, ni creo que pueda. Hay que saber decir que no. De mi dependen muchas familias y muchos proyectos. Tengo que estar concentrado, muy concentrado. Y si doy ese paso estaría cada día metido en mil historias, polémicas, enfrentamientos entre camarillas, la prensa morada, las historias que acarrean una cuaresma y una Semana Santa, las veces que los curas no te arropan... Que de todo he pasado. No, no tengo ganas, ni interés, ni ilusión. No me digáis más que sería el máximo honor porque sabéis que en realidad sería un suplicio. Esto es como el toro que acude por segunda vez al caballo, que ya sabe que será castigado. No quiero ser ingrato con vosotros, pero recordad cuánto sufrí en su día, cuánto me hicieron la vida imposible y cuántas energías dediqué a hacer las cosas como creo que se deben hacer. Prefiero quedarme con los buenos recuerdos, con tertulias como la que ahora estamos disfrutando y conformarme con el privilegio de ser un cofrade de bulla. Os agradezco mucho todo, pero ya debemos dejar cerrado este debate y que la hermandad busque a alguien que tenga tiempo, ilusión, fuerza y capacidad para estar todo el día templando entre unos y otros y anticipándose a las jugarretas de los mismos oficiales de la junta. ¿O creéis que yo no estoy al día? He pasado por ahí, en otro nivel, de acuerdo, pero he pasado... Y hay algunos pájaros que estaban en mi hermandad que también revolotean por la nuestra. No, gracias. Os pido disculpas, siento no poder responder de otra forma a vuestro apoyo, pero lo tengo clarísimo. Ser hermano mayor es como ser rey mago, es una vez en la vida. Y los tiempos de hermanos mayores de hasta tres corporaciones en diferentes etapas ya pasaron. Aquello era otra Sevilla, otros valores, otras formas, todo tenía menos repercusión y menos importancia".

La tertulia continuó un rato más. Los asistentes se quedaron sorprendidos. Era raro encontrar en la Sevilla cofradiera a alguien que rechazara semejante cargo, un puesto por el que sueñan decenas y decenas de cofrades, sobre todo porque los proponentes no eran precisamente botarates. Allí se podía decidir en buena medida quién sería el hermano mayor. Pero está claro que con el no también se es cofrade, pensó alguno. Y algún día podría contar que había estado con un señor, un verdadero señor, que tal vez debió haber nacido cuarenta años antes. Pero que sabía interpretar perfectamente el tiempo que le había tocado vivir. Era dueño de sus ambiciones, que no es poco, y mucho más de su vanidad. Rara avis en un mundillo de pájaros. La tertulia se celebró en esos precisos términos. Y hasta hay fotografía para el recuerdo.

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