De vallas y 'riesgos anómicos' en la Semana Santa de Sevilla
El Fiscal
Son las cofradías las que piden la inmensa mayoría de las vallas que se instalan en la vía pública
¿Quién confunde al alcalde en asuntos de seguridad?
Las dos Sevillas frente a frente
Sevilla/Las cofradías piden unas 3.300 vallas para la seguridad de los templos para la salida o la entrada en el templo o para determinados tramos del recorrido donde están previstos importantes aglomeraciones. El Ayuntamiento concede 2.300 aproximadamente. Es la Policía Local la que realiza los aforamientos. Por eso extraña que el gobierno de la ciudad se plantee la reducción de esta medida de seguridad que, como precisamos el pasado domingo, supondría un itinerario aforado de más de ocho kilómetros. Una de las sorpresas que se llevó la oposición municipal del PP en la Semana Santa de 2016, primera de Zoido como ex alcalde, es que las cofradías no solo no secundaron las críticas a los primeros y repentinos aforamientos (pues no se anunciaron), sino que se mostraron muy agradecidas. La polémica duró poco.
El segundo gran lote de vallas, que no superan las 500, se colocan por iniciativa de la propia Policía Local para el control de calles, limitaciones de accesos, regulación de salidas de estacionamientos públicos, etcétera. El tercer lote de vallas se emplea en objetivos de estricta seguridad ciudadana vinculadas al concepto de protección civil. Las peticiones a este respecto las realizan diferentes autoridades que se incluyen en el plan de coordinación especifico. Por ejemplo, son vallas que se demandan para puntos de riesgo, como las que pidió la Policía Local para su uso el Domingo de Ramos en el Arco del Postigo, en la Cuesta del Bacalao o la Cuesta del Rosario por la elevada afluencia de personas. Protección Civil pide vallas en puntos como el cruce del Gran Poder con la Esperanza de Triana. También son solicitadas por los dispositivos sanitarios especiales en zonas donde se tienen previstos riesgos como los cortes en los pies de los nazarenos por acumulación de restos de vidrios. No hace tantos años se logró un balance de cero heridas en tramos donde eran muy habituales, caso de la Cuesta del Rosario.
El mismo Consejo de Cofradías pide vallas para determinados aforamientos, como el del Arco del Postigo al paso de San Gonzalo por la presencia de numerosos niños en el cortejo. Hermandades en particular insisten en determinadas peticiones, como la Hiniesta en la Cuesta del Rosario donde llegó a sufrir momentos de considerable peligro. Los Panaderos, la Macarena y la Esperanza de Triana han efectuado peticiones para controlar y aforar cruces. Por supuesto, el cuarto lote se vallas es el que se emplea en los cruces de la carrera oficial.
En cualquier caso, las hermandades son las que más piden vallas desde hace unos veinte años. Las medidas extraordinarias de aforamiento en Cuesta del Rosario, Arco del Postigo, Alfalfa y otros puntos fueron consecuencia, sobre todo, de las avalanchas en la Madrugada de 2017. Se trató de medidas avaladas por la Delegación del Gobierno en Andalucía, dirigida entonces por Antonio Sanz, hoy consejero de Presidencia de la Junta.
Es más, el Ayuntamiento no solo debe estudiar las peticiones de vallas y colocarlas en los puntos sensibles, sino tener previstas vallas por si de forma repentina hay que improvisar aforamientos. Es decir, tener un acopio de 50 vallas junto al Postigo por si de pronto hace falta. E igualmente en otros sitios.
La nueva calificación de riesgo
Tenemos una Semana Santa que padece los efectos del turismo masivo, una sociedad con cada vez menos educación en valores, la falta de cultura del movimiento (la gente tiende al asiente plegable), la falta de respeto hacia la propia celebración religiosa, etcétera. En los últimos años, por ejemplo, se incluyó en las previsiones el denominado riesgo anómico para conductas que sin ser considerables como infracciones penales (un tipo gritando en una noche de silencio) tienen efectos perjudiciales (una avalancha). Por este motivo se establecieron pautas para su control: acotar espacios, cursos de autoprotección a las cofradías para que sepan reaccionar ante gritos y estampidas, ofrecer consejos para no tener reacciones desproporcionadas ante faltas de respeto a las cofradías (comer pipas ensuciando la vía pública, inmiscuirse en las filas de nazarenos...). En los últimos tiempos se han identificado todos estos riesgos que, insistimos, no son infracciones pero pueden tener influencia en el orden público. A todo cuanto exponemos hay que unir el factor del alcohol, lo que obliga a vigilar la venta previa.
Los aforamientos no son un patrimonio del PSOE. El PP también los ha avalado desde sus puestos de responsabilidad institucional. El aforamiento no es una medida política, sino técnica que responde a peticiones de hermandades en la gran mayoría de los casos. El plan de riesgos de la Semana Santa debe estar muy detallado y estar siempre abierto a nuevas situaciones.
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