Pasó la Magna... ¿Y ahora qué?

El Fiscal

Llega la hora de la desaceleración, del tacto de cara al futuro, de repasar los pequeños hallazgos de un día inolvidable y de arrancar la obra social

El paso del Cristo de la Expiración el pasado domingo por el Paseo de Colón
El paso del Cristo de la Expiración el pasado domingo por el Paseo de Colón / Juan Carlos Muñoz

Qué hartura de balances de la procesión de procesiones. ¡La procesión del siglo! Todo el mundo empeñado en hablar para alabar o para despotricar. ¡Cuánto interesa la Magna a todos los públicos: pío e impío! Qué éxito del señor arzobispo que a nadie ha dejado indiferente. Qué sesudos analistas sobre la forma de llevar los pasos de aquí... Y de allí. ¡Qué barbaridad! Solo tenemos clara una cosa: ha nacido la categoría del cateto capitalino, una versión turboacelerada del capillita de toda la vida. Cuántos gatos en la barriga a la hora de enjuiciar lo que no se conoce. ¿Pues no era un congreso sobre piedad popular? ¿O es que aquí todos tienen que llevar túnica de ruan? Uno no comprende la forma de largar contra estilos propios y, por cierto, de gran belleza. Hasta insultos hemos oído y leído como si se hablara de los asiáticos y africanos que comen saltamontes fritos. Fueron pocas las imágenes de la provincia que salieron en la Magna, visto lo visto. A los catetos capitalinos hay que aconsejarles más lectura y más excursiones por los pueblos, dicho sea por ese orden. A ver si se reduce poco a poco el eco de esta procesión porque falta hacer coger perspectiva y valorar las cosas sin apasionamientos. Y algún día habrá que estudiar el abuso del término "histórico". ¡Otro hartazgo! Todo, absolutamente todo, ha sido histórico. Cada cinco minutos hemos asistido durante todo un fin de semana a un pasaje digno de la Historia. ¡Ojú!

Sin alma

¡Albricias! Gente nada afecta a la cosa se ha quejado de que la Magna no tuvo alma. ¡Cáspita! Ahora se preocupan por el alma de la ciudad quienes no paran de promover barbaridades arquitectónicas. Qué cosas... Les pareció todo frío, no solo el sufrido por efecto del termómetro. En el fondo a muchos ocurre que les hubiera encantado un fallo, un tumulto, un incidente... Cualquier cosa para destrozar la iniciativa. Y conste que aquí denunciamos reiteradamente la saturación de procesiones y hasta hemos propuesto el fin del tsunami extraordinario en 2025. Pero produce verdadera risa ver a determinadas personas tan preocupadísimas por el alma de algo que ni les va ni les debería venir. ¿Libertad de expresión? Claro, la de todos. Algunos no quieren tomar conciencia de que la Semana Santa está herida desde 2000. Una cosa es pasar página y otra es no tener claro que hay heridas que no están cicatrizadas. Las medidas de seguridad fueron un éxito. Aunque perdimos alma...

Paseo de Colón

La Magna ha evidenciado al cateto capitalino y, cómo no, ha desatado la novelería... Ahora quieren llevar la carrera oficial al Paseo de Colón. Debe ser efecto de las tardes libres, que ya sabemos los problemas que generan el ocio vespertino en el mundillo de las hermandades y cofradías. No nos hemos puesto de acuerdo para incluir en las subvenciones a las de vísperas y vamos a cambiar Sierpes por la carrera oficial. ¡Tequiyá! Pero, oiga, a los mejor estamos ahorrando muchas horas de terapeuta a más de uno y de dos. También es cierto que la retransmisión a cargo de Canal Sur Televisión fue casi una obra de arte. No habría alma, pero hubo belleza.... Destacó la ciudad hasta por encima de la procesión.

Tiempo nuevo

Tras la Magna cabe pensar hacia dónde vamos ahora. De momento a Roma con el Cachorro en mayo. Y veremos si no se abre una moda de sacar a las imágenes de la ciudad. Recuerden también el caso de Montserrat. ¿Iremos por ese camino? Si no se frenan los excesos, al menos se debería desacelerar. Hay que evitar dar nones en público, como el que se ha llevado San Gonzalo. Hay que negociar las cosas en privado con carácter previo para que ninguna cofradía se vea rechazada. No es necesario provocar ciertos agravios. Si no hay un criterio general, al menos que haya discreción. Recuerdo una coronación canónica que se solicitó en Roma hace unos veinte años en un sobre lacrado y por medio de un cardenal de la curia romana. Nunca trascendió más allá de algún chascarrillo. Y obviamente no se logró. El tiempo nuevo tiene que venir marcado por una mesura impuesta poco a poco. Con habilidad, con tacto.

Bares

La Semana Santa, la Magna y acontecimientos análogos no se celebran para que alguien genere negocio. Pero al celebrarse se obtiene esa oportunidad por parte de muchos sectores, desde la hostelería hasta los medios de comunicación, pasando por los artesanos, músicos, etcétera. Demasiadas veces se genera la percepción de que las cosas son o no un éxito en función de los bares. El estruendo por la ley seca es eso... excesivo. El escándalo por la drástica eliminación de las terrazas ha sido de tal calibre que ahora se pide al gobierno de la ciudad que busque al responsable de unas previsiones equivocadas. ¿Queda alguna cabeza cuerda? La seguridad exige recortes, molestias y pérdida de parcelas de libertad. En la Semana Santa, en el fútbol y en los aeropuertos. Habría que tener claro aquello que enseñaba el viejo cofrade a sus hermanos de corporación: "Nos ven en la calle porque salimos, no salimos para que nos vean". Apliquen eso a la ciudad, a los bares, a todas las actividades que generan la economía morada, vamos a llamarla así. El gobierno de la ciudad lo ha hecho muy bien. La oposición política también ha estado a la altura. Todos captaron que era un asunto de ciudad. El camino de cara a la Semana Santa de 2025 es la tensión, no la alarma. Hay que seguir con la guardia alta.

Elecciones

Aprendamos de una vez la lección. Los cabildos electorales con más de una candidatura dejan fracturadas a las hermandades salvo que se trate de dos partes en las que una de ellas sea claramente minoritaria, cosa que alguna vez ha ocurrido. Normalmente no es así,. Se enfrentan bandos y las heridas se quedan abiertas mucho tiempo. En ocasiones se genera un espectáculo poco edificante en el que se aprecian maniobras que ni en los aparatos de los partidos políticos. Es curioso cómo se cae una y otra vez en el mismo error. Aunque bien es verdad que la autoridad eclesiástica ha acertado recientemente al suspender procesos y, por lo tanto, aplazar determinadas votaciones. La paz es urgente. Forzar las cosas era un riesgo. La experiencia así lo demuestra.

El pertiguero

Primer golpe. Oído en Palacio: "Puede que no dentro de mucho tiempo tengamos una ordenación episcopal con destino a una región limítrofe con Andalucía". Segundo golpe. La Magna fue una exaltación de esos personajillos al mando de un acceso, una puerta o un cruce que se comportan como ministros de Franco. ¡Qué paciencia hubo que tener! O será parte del coste de una procesión intervenida por motivos de seguridad. Tercer golpe. No debería tardar mucho el Arzobispado en informar de los plazos de puesta en marcha de la obra social del Congreso. Y ciriales arriba. Muy buena la foto de Sopeña y Cabrero en armonía absoluta. Dos grandes tipos que hacen mucho bien. La Magna ha tenido el efecto positivo de evidenciar con más intensidad si cabe lo que muchos ya sabían.

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