La Magna de Sevilla, tengan cuidado ahí fuera

El Fiscal

Están en juego la capacidad de la ciudad para los grandes acontecimientos y la de miles de sevillanos y visitantes de convivir en las calles en una jornada inédita

Tiene que salir todo muy bien

El arzobispo valiente

El Cachorro cruza el puente camino de la Catedral.
El Cachorro cruza el puente camino de la Catedral. / José Ángel García

08 de diciembre 2024 - 04:00

Sí, hoy es el día de la Magna. El día D. Todo llega y todo pasa... Se escribe procesión de clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular (de soltera religiosidad popular) y se dice simple y llanamente Magna. ¿A cuento de qué y a última hora se intenta reordenar el lenguaje con las complicaciones de siempre? ¿Es una gran procesión o no? Peor sería el empleo de otros calificativos, como el de evento, que lo mismo sirve para una procesión que para una boda; o el de la cabalgata que usó desafortunadamente el teniente de alcalde delegado de Fiestas Mayores Que Duran Todo El Año. Pero no linchen al señor Manuel Alés por eso, porque el hombre sabe de cofradías. No es ningún iletrado en la materia. Algunos entendimos lo que quiso decir: la comparación del cortejo a efectos logísticos y de seguridad con el del Ateneo. No le den más vueltas, que algunos son más pesados que los que fotografiamos bolsas de basura acumuladas por las calles del centro. Tengan cuidado ahí fuera. Porque entre las cifras de aparcamientos para autobuses que dicen que hay preparados, los vaticinios de que habrá un público equivalente al de tres Domingos de Ramos, la estación de metro de la Puerta de Jerez cerrada, la enorme cantidad de público que ayer hubo en Triana y las líneas rojas pintadas en las calles críticas, se nos están quitando las ganas de salir a la calle. Sea como fuera, lo dicho: hay que ser pacientes, estar tranquilos, ir a lo que se va, ser los de siempre, tal como nos ganamos la fama en su día por el saber estar en la calle y saber movernos en las bullas; ceder el paso, mantener el buen ambiente, evitar las sillitas plegables... Ser la Sevilla de los traslados de la Santa Misión del Gran Poder , cuando recuperamos la confianza como ciudad que se echa a la calle tras cinco Madrugadas heridas. Se puede, claro que se puede. Ya se hizo con tantas horas del Señor en la calle en sitios tan distintos. Y salió muy bien.

Sin veladores no hay paraíso

Algunos lo tienen muy claro. En la actual sociedad escapista, que se pirra por vivir en la calle, resulta un palo no poder almorzar al aire libre antes de la procesión. En muchos bares dicen que no tienen dónde meter las mesas y sillas, salvo en el propio interior del establecimiento. Por eso no abrirán. Sin veladores no hay paraíso. Comprendemos perfectamente que se priorice la seguridad. Acaso solo habría que valorar si se podría haber ajustado más la prohibición de veladores en función de horarios e itinerarios. Se ha cortado de raíz cualquier opción desde el principio hasta el final. Y eso siempre provoca críticas. No se ha buscado una planificación más precisa. Ha ocurrido con las luces de Navidad, que en pleno puente de la Purísima se han tenido que retirar las de la calle San Jacinto para facilitar el paso del Cachorro. ¿No se podía haber previsto? ¿Tan difícil era? ¿Desde cuándo se sabe que hay una Magna con participación de pasos de Triana?

Las líneas rojas

Hay metáforas que se ven. Literal. Han pintado líneas coloradas en las calles consideradas críticas para que el público sepa dónde están los límites. Ayer, al menos, fueron respetadas en los traslados de la Esperanza de Triana y el Cachorro. Se confía en la buena fe del personal. Se espera que se respete el carril de paso del cortejo de forma voluntaria, sin necesidad de vallas, sin necesidad de presencia policial. Las pueden ver en la Plaza del Triunfo, atalaya que estará muy cotizada; San Pablo y la Magdalena. Es posible que el público que viene de fuera agradezca estas orientaciones y sea respetuoso con estas indicaciones. Recuerdan a la raya de picadores...

¿Y los urinarios?

Con cada vez más bares que anuncian el cierre para el día de hoy o que solo abrirán hasta mediodía, uno se pregunta si habrá servicios suficientes para tanta cantidad de gente que se espera durante tantas horas por las calles del centro y Triana. Mucho nos tememos que determinadas calles pequeñas, traseras o sin salida funcionarán como urinarios improvisados. Al tiempo. Sin bares no hay donde orinar, salvo en los urinarios instalados fundamentalmente en el Paseo de Colón, siete módulos ubicados en el tramo más próximo al río y junto al Palacio de San Telmo. ¿Y en el resto del centro? Dicen que habrá hasta 50, de los que diez serán adaptados a personas con necesidades especiales. Las cuentas no salen. Por si acaso no abusen de beber cerveza y agua.

¡Maldita hemeroteca!

Los gobiernos socialistas anteriores al actual, los presididos por Juan Espadas y Antonio Muñoz, aumentaron el número de las calles, establecieron categorías de calles en función del grado de riesgo, impusieron límites a la instalación de veladores, usaron líneas de colores para delimitar la zona del público y organizaron equipos de intervención (megafonía de urgencia, encendido exprés de luces...), cerraron garajes... En muchas ocasiones la entonces oposición política criticó la dureza, el ataque a la libertad a a hora de tomar un café en la Madrugada, la casi represión que se aplicaba, etcétera. No era descabellado entonces lo que hicieron aquellos gobiernos ni lo es ahora que el ejecutivo de Sanz aplica las mismas medidas. Y hace bien. Se primó la seguridad en la Semana Santa como se hace ahora en la Magna. ¡Ah! Y el pasillo de salida de cangrejeros no ha sido idea del actual gobierno, sino de los anteriores. Y muy bien, insistimos, que se hace ahora en retomar esa medida. Hay que mantener las medidas extraordinarias porque no hay factores que inviten a valorar que ya no son necesarias. No estamos ante un asunto político, sino de ciudad. Está en juego la imagen de la ciudad, su capacidad para organizar grandes acontecimientos. No es el Arzobispado, no es el Ayuntamiento, no son las cofradías, no son los bares, no es el público. Es un todo, es la ciudad.

Titulares del congreso

Termina el congreso con titulares interesantes y llegamos al día soñado o temido. El cardenal Kevin Joseph Farrel, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Vida y las Familias, ofreció uno de los grandes aldabonazos: "No es aceptable que en una hermandad se guarden rencores ni se alienten guerras internas o externas. Esto no es cristiano". Y denunció el elevado riesgo de sobrevalorar "el ego y el prestigio social" en el seno de las corporaciones. ¿Y qué me dicen del cardenal Tolentino, prefecto del dicasterio para la Cultura y la Educación, alertó del narcisismo que marca la sociedad actual: "Es el tiempo del selfie, imagen de aislamiento y separación". Y ojo a la siguiente reflexión: "Hoy la muerte es un tabú social, pero también la enfermedad o la ancianidad. Las hermandades sois maestras en esta formación de humanidad". Ejemplos prácticos positivos hay en muchas cofradías al respecto.

Cristina Peláez fotografía a los socialistas Antonio Muñoz y Juan Carlos Cabrera en la Macarena.
Cristina Peláez fotografía a los socialistas Antonio Muñoz y Juan Carlos Cabrera en la Macarena. / Antonio Pizarro

El momento de la Macarena

Terminó la ceremonia de entrega de la Rosa de Oro en la Macarena cuando se produjo un momento más que curioso. El portavoz socialista y ex alcalde, Antonio Muñoz, y el muy macareno edil socialista Juan Carlos Cabrera quisieron retratarse con la Virgen de la Esperanza. ¿Pero quién andaba por allí para hacer la foto? La portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Cristina Peláez. Todos unidos en la basílica ante la Virgen que todo lo puede. El primer efecto de la Rosa de Oro ha sido el de la concordia entre políticos de muy diferente signo. Cuando se dice que en la cafetería del Congreso de los Diputados ya no se comparten tertulias de barra entre políticos de diferentes partidos, en Sevilla si se consiguen estos instantes de buen ambiente en la Basílica de la Macarena. Merecen ser destacados.

Todo les parece mal

Señoras y señores, la Magna es una realidad. No sean tan negativos, tóxicos y malajes. No tengan tanta guasa mala. Una cosa es el necesario espíritu crítico y otra los gatos empadronados en el vientre. El momento de debatir la idoneidad de cuanto hoy va a ocurrir ha pasado ya. Al menos de momento. A partir de mañana podremos retomarlo, una vez que entre la Virgen de la Esperanza en su basílica. Está fuera de lugar, por ejemplo, tanta mala leche con la decoración de Argote de Molina que se prepara para el paso de la Virgen de Valme. ¿Acaso está mal que esta imagen de gloria vaya acompañada por la parafernalia de alegría que es propia de sus traslados? Hemos defendido siempre que el mayor interés de la Magna está en las tres imágenes de la provincia, desconocidas para miles de sevillanos. Hoy no es Semana Santa, no hay estaciones de penitencia, aunque lo parezca. No sabemos sin son más pesados los que están a favor o los que están en contra. Cada discusión y análisis tiene su momento. Hoy no lo es. A partir de mañana sí será necesario, muy necesario, fijar hacia dónde vamos.

Una preciosidad

Así resultó el Cachorro con banda de música. ¡La verdad hay que decirla por encima de todo! Fue una delicia disfrutar hace unos días de la Buena Muerte con Tejera y ayer al Cristo de la Expiración con la banda de la Puebla del Río. La música generó una solemnidad muy recomendable. Por cierto, la organización de los traslados de ida arrancó muy bien al concentrar los de Triana en la misma franja horaria. El público fue eminentemente familiar. En la calle Reyes Católicos parecía un Domingo de Ramos. Uno... o dos.

Confusión ambiental

La que sufrimos con cada vez más intensidad estos días en el centro de la ciudad, donde el calificativo de parque temático se queda corto. A los músicos vestidos de nazareno del pasado fin de semana se han sumado ahora los Tercios de Olivares que han desfilado en vísperas de la Purísima. Sumen los turistas, los tunos, los aficionados al fútbol, la decoración de las calles para la Magna, las luces de Navidad, los puestos de los belenistas de Fray Ceferino y los de artesanía de los Jardines del Cristina, los practicantes del tardeo de cada fin de semana, las colas de los que en la Avenida o en Sagasta esperan para comprar el décimo de lotería, las exposiciones de alta calidad en la Fundación Cajasol que evocan a las mejores de cuaresma, el gran árbol de la Puerta de Jerez... No hay orden alguno, todo se funde. No hay tiempo ordinario porque lo extraordinario ha derivado en confusión por uno u otro motivo. La fiesta de la Inmaculada, que ya estaba engullida por una Navidad consumista anticipada, ahora lo está también por la Semana Santa.

La gran obra social

Hoy es el día en que debemos recordar la obra social que dejará este segundo congreso. El centro de atención a personas sin hogar, que en Sevilla hay censadas más de 800. Monseñor Saiz ha sido muy valiente al instalar este centro en la calle Don Remondo a los pies de la Giralda. Muy fácil hubiera sido abrirlo en alguna barriada lejos de la Giralda. El testimonio se ofrece en el escaparate de la ciudad con las garantías que ofrece una ONG de máximo prestigio como es Cáritas Diocesana. Quizás algunos ignoren interesadamente que más de la mitad de los 600.000 euros concedidos por la Junta de Andalucía para el congreso irán destinados a poner en marcha este centro.

Y justo hoy en Roma

Se celebra el primer Consistorio del actual pontificado en el que Francisco no ha incluido a un solo nuevo cardenal español. El Santo Padre acudirá esta tarde a la Plaza de España a orar ante la Inmaculada Concepción, un acto que organiza la Embajada de España ante la Santa Sede. Se acercará a la puerta del Palacio de España donde estarán la embajadora, la ex ministra Isabel Celaá, y el sacerdote y periodista Antonio Pelayo, agregado eclesiástico de la Embajada que recientemente ha estado dos veces en Sevilla. En el previsible consistorio de 2025 debería haber algún español... Hay dos bien situados: el presidente de la Conferencia Episcopal y el titular de la Archidiócesis que proyectamos como capital mundial de la piedad popular.

El pertiguero

Primer golpe. Detallazo el del hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, con la vara de las capillas en la salida de la Esperanza de Triana, donde fue invitado por la junta de gobierno que preside Sergio Sopeña. Hasta tocó el martillo en una levantá. Y Sopeña estuvo anoche en la salida de la Macarena, como también el hermano mayor del Gran Poder, Ignacio Soro. Segundo golpe. En las papeletas de sitio de los traslados no solo habría que pedir un atuendo adecuado, la compostura debida, una limosna suplicada y fijar un horario de llegada al templo. También se debe rogar no mascar chicle. Tercer golpe. Oído en la calle Pureza: "Oseluí se va a China para traernos más turistas chinos, que no cabemos ya por el centro, pero la emprende con los cangrejeros delante de los pasos. ¡Tequiyá!" Y ciriales arriba. ¡Sonaron los cohetes en Triana! Y estaban prohibidos. O se apuesta por la religiosidad popular. O no. Las medias tintas son como las medias raciones. Ná de ná.

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