Las líneas rojas de la Semana Santa de Sevilla

El Fiscal

El Ayuntamiento anuncia el uso de Inteligencia Artificial este 2025, pero casi nos basta con que haya tensión máxima pues el año pasado algunos se libraron... por la lluvia

El rostro de nuestros días

Los tontos del impacto

Líneas rojas pintadas en la Plaza de la Magdalena con motivo de la Magna.
Líneas rojas pintadas en la Plaza de la Magdalena con motivo de la Magna. / José Luis Montero

23 de marzo 2025 - 04:00

Un poquito tenso nos pone que el Ayuntamiento anuncie el uso de Inteligencia Artificial para la próxima Semana Santa. Estamos hieráticos como un perro en una lancha. Aceptamos que haya menos vallas, más drones (no vamos a contarlos) y muchas líneas rojas. Pero nos tienen que explicar en qué consiste la Inteligencia Artificial en los días santos. De este Ayuntamiento que nos tiene pasmaos, como decía Guerra en los años ochenta, nos podemos esperar cualquier ocurrencia. El año pasado llovió tanto que el equipo municipal se quedó inédito. La Magna fue un éxito a base de matar moscas con cañonazos (el centro sin terrazas de veladores, por ejemplo). Pero no nos asusten con cosas raras porque está todo inventado. La Semana Santa no necesita Inteligencia Artificial, sino tensión máxima del alcalde, el delegado de Fiestas Mayores y el delegado de Seguridad en plena coordinación con la Delegación del Gobierno y los servicios competentes de la Junta de Andalucía. Nos parece muy bien la apuesta por las líneas rojas. El público del 8 de diciembre fue muy respetuoso con esta medida, pero tenga en cuenta el señor Alés –que sí sabe de la materia– que la Semana Santa es mucho más compleja. Urge que haya esa tensión más que Inteligencia Artificial. Los gobiernos de la derecha suelen relajarse mucho más en una parcela que consideran su territorio natural, les ocurre con muchas áreas y personajes que creen propios y después se llevan el varapalo. La izquierda se tensiona muchísimo más. ¿Quién fundó el Cecop? Los socialistas. ¿Quién metió las medidas de aforamiento? Los socialistas. ¿Quién impuso la megafonía, el encendido exprés de las luces, los planes de emergencia en los templos y los dispositivos de geolocalización en las cruces de guía y los pasos? Los socialistas. La clave es la tensión.

No sabemos si este gobierno está preparado para una Semana Santa plena. Deseamos y esperamos que sí. No se nos olvida que nadie quería hacerse cargo de la siempre compleja dirección de la Policía Local. Juan Bueno rehuyó la encomienda soñando con entrar en una lista autonómica en 2026, cosa que ya no ocurrirá. Le tocó el reto a Ignacio Flores, un veterano que conoce tan bien el cuerpo como los agentes a él. Es de esperar que el pago de las horas extras asegure el mejor funcionamiento más allá de los mensajes buenistas de lo profesionales que somos todos y el blablablá a la salida de las visitas matutinas a los templos. Aquí somos todos buenísimos y santísimos hasta que llegan los tumultos...

La gran línea roja de la Semana Santa de 2025 son las sillitas plegables. Que los agentes impidan la instalación de estos asientos en las zonas sensibles. ¿Estás puesto, Ignacio Flores, para facultar a los policías para este cometido? ¿Estás puesto, veterano edil, para eliminar el colesterol de la Semana Santa contemporánea en el caso de que brille el sol y tengamos días con todas las cofradías en la calle? ¿Estás puesto, Manolo Alés, para presionar desde la parcela de Fiestas Mayores para que así se lleve a cabo? ¿Hace falta Inteligencia Artificial para que los sevillanos se puedan mover con fluidez como siempre se había hecho o nos rendimos a los nuevos hábitos que lastran la fiesta más hermosa de la ciudad?

Apostar por las líneas pintadas y reducir las vallas es confiar en los ciudadanos. Eso está la mar de bien. ¿Pero se ha calculado el resultado? ¿Es preciso recordar los desórdenes en puntos muy sensibles de cierto Domingo de Ramos (2016) y cómo las propias cofradías afectadas estuvieron a favor del aforamiento?

Esperamos que Francisco Toscano, subdelegado del Gobierno que goza de tan buena prensa, ande con las orejas bien altas porque suya será también la responsabilidad de que todo esté controlado en Semana Santa. Insistimos porque hemos sufrido varias Semanas Santas con la guardia baja de los principales gobernantes. Yel año 2024 resultó inédito al darse por concluidas las procesiones el Miércoles Santo, aunque al final se salvó el Sábado en un ambiente gélido y desangelado.

Líneas rojas junto a la Catedral
Líneas rojas junto a la Catedral / José Luis Montero

Necesitamos una Semana Santa plena para que se vea la resistencia de un modelo que si no ha colapsado ya es porque la lluvia ha impedido que se vean las carencias. ¿Pero quién, llegado el caso, se atreverá a emprender reformas importantes en la Semana Santa?¿Quién declarará colapsados determinados días? ¿Quién tendrá el suficiente arrojo para –ahora sí– plantear un modelo de Semana Santa que podamos denominar como sostenible? La línea roja de la Semana Santa es la que impide una gran sentada sobre su futuro. Hemos provocado que el modelo caduque. Se verá en cuanto haya varios años plenos, como ocurrió en la década de los años noventa, cuando la sequía puso a todas las cofradías en la calle y terminó de consolidarse el boom. La experiencia enseña que no se debe esperar nada del Ayuntamiento más allá de que se mantenga la guardia alta, mucho menos si el gobierno es de centro-derecha, pues están más entretenidos en pregones, besamanos, medalleo y bienquedismo para las fotitos de las redes sociales. Hemos pasado del urbanismo morado de los socialistas que regaban con subvenciones a las cofradías al actual populismo piadoso pasado de rosca. ¿De verdad el gobierno local tiene que estar representado en tantísimos cultos o es todo una maquinaria de propaganda que trata de sacar rédito de los tiempos emergentes de la pujante piedad popular? Es que si nos detenemos a analizar el calendario de cultos, ni el mismísimo arzobispo acude a tantas convocatorias, pero el alcalde de la cuarta ciudad de España tiene tiempo para todo.

Que vuelen los drones y pinten las líneas. ¿Pero quién piensa en el futuro? Nadie. Como no llueva, podemos ver un número.

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