El gran mérito de la cofradía de San Pedro
El Fiscal
Hay procesiones que son un ejemplo de victoria frente a ciertas adversidades
Dios en el Palacio de Altamira
La luz del Cristo de Burgos
Sevilla/Pasa el Cristo de Burgos por la Plaza del Pan y al fondo de la calle Lineros hay un hotel con piscina en la cubierta por la que se asoma dos turistas en ropa de baño. Previamente hemos visto a las componentes de una despedida de soltera cruzar el cortejo de hermanos con cirios por la Cuesta del Rosario. Evocamos la combinación de ambientes de la procesión de impedidos de la Sacramental del Sagrario del domingo posterior al de Resurrección. Esto es así. Ahora es el tiempo que toca. Y nada indica que vaya a mejorar. Los contrastes son más fuertes que nunca. A estas circunstancias sumen la sensación que ya había de casi 40 grados aunque el termómetro marcaba 32 cuando el precioso paso enfilaba el camino hacia una Alfalfa de veladores poblados, cervezas recalentadas y copas de vino blanco imposible de ser enfriado. ¿Tiene o no tiene mérito sacar a la calle un primero de junio un cortejo con un crucificado de semejante categoría? En la sociedad del confort hay un colectivo, el de los cofrades, que no se arruga contra el frío ni el calor, que tira para adelante con el esfuerzo, los madrugones, el sacrificio, un ambiente que no siempre guarda armonía...
Es para pararse un momento a pensar, porque también nos planteamos una reflexión mientras pasaba el cortejo. ¿Salir a la calle con el tremendo calor que sufrimos ayer no es descuidar el patrimonio humano? Lo meditábamos al recordar las explicaciones que se oyen las tardes grises de suspensiones de estaciones de penitencia. Curioso, ¿verdad? Pues allí que iba el cortejo de San Pedro con una de las mejores bandas de música de la ciudad. Con todo el mérito que no se puede negar a la hermandad. Y con un sentido de la medida digno de agradecer: todo empezó bien temprano con un traslado de ida en silencio y estaba acabado antes de las tres y media de la tarde. Las cosas se pueden seguir haciendo sin perder la mesura ni las proporciones. Con el estilo propio de siempre. Modas vienen, modas van... el Cristo de Burgos siempre está.
Las genuflexiones perdidas
Qué poquitos van quedando de doble genuflexión al paso del Santísimo Sacramento, qué poquito cofraderío que distinga entre venerar a una imagen y adorar Su Divina Majestad, qué poquitos que tengan un conocimiento preciso del significado de la procesión y, por lo tanto, del comportamiento adecuado cuando se acompaña a Jesús Sacramentado. Por fortuna queda una suerte de guardia pretoriana que se arrodilla al paso de la Custodia, ya sea en plena calle o en un balcón. Porque nos hartamos de ver un cortejo de cofrades con el teléfono móvil y canónigos de continua charleta. ¿Ya no sirve aquella enseñanza por la que se debe ir en silencio cuando se acompaña al Santísimo? Acaso responder a un saludo del público con una levísima inclinación de cabeza. A ver si en el Congreso de Religiosidad Popular dan las instrucciones para laicos... y clérigos. Que el Corpus no es una cabalgata.
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