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Dinero y cofradías

El Fiscal

En una misma semana hemos asistido al 'espectáculo' del dinero y a dos hechos verdaderamente gratificantes

¡Directos al atracón!

El Rey en el Santo Entierro

Sillas de la carrera oficial / M. G.

28 de septiembre 2024 - 11:41

El pasado lunes se celebró a las ocho y media de la tarde la misa de hermandad de la Redención en la Iglesia de Santiago, oficiada por Fernando E. Borrego. La cantidad de fieles jóvenes entre los asistentes era impresionante. Aseguran que hace tiempo que ocurre cada lunes para alegría de los oficiantes y de la junta de gobierno de la cofradía. Algo se ha hecho muy bien cuando se registra ese índice de participación en un día que no es de precepto. A esa misma hora la inmensa mayoría de los hermanos mayores rechazaban cambiar los criterios de reparto de los dineros que genera la carrera oficial, las conocidas como subvenciones. Seguirán cobrando las que cumplen con el itinerario obligado y, por lo tanto, las de vísperas se quedan como estaban aunque formen parte de la sección de Penitencia. El que no cruza la meta volante, no tiene derecho a meter la cuchara grande en el perol. El mismo lunes, a la misma hora, dos realidades tan distintas de nuestras hermandades. Y decimos bien: realidades. Quizás lo más difícil sea lo primero, sobre todo en los tiempos que corren, cuando las noticias que llegan de la asistencia a misa más allá de Despeñaperros no son precisamente una alegría. Lo segundo nos preocupa menos, aunque el ruido sea lamentable, porque el tiempo pondrá cada cosa en su sitio. No tiene lógica que haya subdivisiones dentro de una misma sección, ni responde a criterios de solidaridad, ni de buena educación, ni de imagen, pues no se proyecta precisamente la cara más edificante de nuestras cofradías. Se impondrá un reparto equitativo más pronto que tarde, como se han impuesto tantas cosas y valores: la igualdad, la gestión rigurosa de la carrera oficial, el reglamento de abonados, etcétera. Es cuestión de tiempo, de velocidad, de convencimiento. Las vísperas son la gran novedad de la Semana Santa contemporánea, dicho sea con todo el respeto a quienes quieren seguir viviendo una Semana Santa exclusivamente a partir del Domingo de Ramos. Pero una cosa no quita la otra. En su derecho están, pero no se puede negar la evidencia. Las vísperas tienen una fuerza arrolladora, generan vida en los barrios, merecen la atención de todos los medios de comunicación, movilizan todos los servicios municipales al máximo nivel... ¿Por qué se les niega la entrada en el reparto de las ayudas económicas? ¿Por el mero hecho de no pasar por la carrera oficial? Mucho nos tememos (ay, ay, ay) que cierto enfoque se nos está quedando caduco.

Otra cuestión no menos importante es si era necesario convocar el pleno de Penitencia para tomar una decisión, pues entendemos que la propia junta superior podía promover un acuerdo que sin duda hubiera sido visto como un ejemplo de solidaridad y buen criterio. Solo tres hermandades de las que hacen estación a la Catedral dieron su conformidad a un reparto equitativo que incluya a las de vísperas. ¡Solo tres! Es para reflexionar despacito. No nos cabe duda de que el gran cambio se producirá, solo hay que ponerle fecha. Es cuestión de tiempo. La Semana Santa evoluciona, crece, cambia... Las hermandades de vísperas asumen obras sociales que son ejemplares en muchos casos y las llevan adelante sin grandes subvenciones. Son tenidas en cuenta con toda naturalidad y aceptación en todos los ámbitos. Y no olviden que no van a dejar de aumentar en número, pues hay algunas de las denominadas piratas con una fuerza emergente palmaria. Están ahí, no se les va a poder seguir ignorado en el plano económico por mucho tiempo. ¿No será mejor adelantar una solución justa? En su día, por cierto, ya hubo que reformar los propios criterios de reparto entre las que van a la Catedral y ya se generó polémica. Dinero, dinero... Siempre el dinero.

La misma semana termina con la noticia del hallazgo del documento que prueba que el Cristo Yacente es de Juan de Mesa, un gran descubrimiento que nos devuelve a esas hermosas informaciones de cofradías que son de interés general. Una noticia de las que nos reconcilian con este mundillo. Y que hacen aun más valiosa una Semana Santa que hace tiempo rompió ciertas costuras. Y lo seguirá haciendo.

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