Qué poco se cuenta la gran verdad de la Semana Santa

Estas vísperas de las vísperas de las requetevísperas que gozas con entusiasmo serán pronto recuerdo de ceniza. Todo lo que hoy te abruma desaparecerá arrastrado por el tsunami de un tiempo que avanza a paso de vía crucis del Consejo con riesgo cierto de lluvia. Todo será nada, todo quedará en nada, todo se fundirá en la hoguera de la memoria. Toda la premura por el exceso de preparativos y la falta de horas para asumirlos pasará a ser una sensación de vacío. La plata que hoy brilla volverá a la vitrina. La palma dorada se irá ennegreciendo para marcar el paso del tiempo. No puedes anclar la rampla que será desmontada por el tiempo, juez supremo contra el que no cabe recurso. Los últimos días te abrumarán, la incertidumbre te marcará, la semana parecerá de tres días y todo será una película que se proyecta en sesión continua y de la que te anuncian que puede haber júbilo y también angustia. ¿Qué quedará, pues, de todo cuanto vives y queda por vivir? Ni las polémicas, ni los debates, ni los análisis, ni las flores resecas. Solo las oraciones y cuanto hayas vivido en tu interior. Solo eso permanece. Y qué poco se cuenta.