De cofrades de sofá y la ejemplaridad de San Roque

El Fiscal

La cofradía del Domingo de Ramos deja claro que no se juega con los ritos del día más importante del año

Que no quiero verla, que no quiero verla...

El rojo Alés

El Cristo de los Desamparados de la iglesia del Santo Ángel.
El Cristo de los Desamparados de la iglesia del Santo Ángel. / juan carlos vázquez

Decía Romero Murube que había una luz para cada día especial de la ciudad, desde el Corpus a la Semana Santa, pasando por la festividad de los difuntos. Poético, evocador, lírico y exquisito el autor que tantos años conservó los Alcázares, hoy denominados en singular: Alcázar. Pues hay cofrades de calle (el sabio pueblo llano), de palco o sillas (público sillero), sedente en los bordillos (rumiantes o no de pipas), de larga espera (para coger sitio en las salidas o entradas), osados que remontan los cortejos a la búsqueda de los pasos y hasta... de sofá. ¿No hay deportistas de salón que participan con fervor en Mundiales, Juegos Olímpicos y otros grandes torneos desde la butaca principal? Pues lo mismo, pero en Semana Santa. Agarrado el mando del televisor, ropa cómoda, el programa de papel de Diario de Sevilla, los auriculares de la radio, el teléfono móvil para participar en los chats de las tertulias La Puñalá, ¡A los barrios!, Lanzaderos del siglo XXI, Cántara de Robles, Baratilleros Hasta la Muerte, Primitivos para la Eternidad, Amigos de Luismi Martín Rubio, Feriantes Insaciables 2025 y... ¡A echar la tarde en clave morada! Un tuit, un vídeo en facebook, un instagram, ahora conecto para oír a Linde y Catoni, luego a Paco García en la SER, después entro en Arte Sacro para bichear cómo lo llevan Pepelu Martínez y los hermanos Acevedo, después con Víctor García Rayo, José Manuel Peña... Y así van pasando las horas en el sofá chaise longue. ¿Que las calles están impracticables con tanto público estático? Nada como el salón de casa con la cerveza más barata, la información al instante, sin frío ni calor y, cómo no, el servicio sin colas. El cofrade de sofá no es ya de avanzada edad, ni necesariamente impedido. Es por elección propia. Se ha sublimado tanto la necesidad de no tener que pasar dificultades en ninguna parcela y, por tanto, de apostar siempre por lo cómodo, que a la mínima adversidad nos refugiamos en la opción menos costosa para el cuerpo y el bolsillo. En los pregones habrá que saludar a las autoridades civiles y militares, a los "cofrades de Sevilla, de calle, balcón... y de salón". El diálogo que a continuación se reproduce es absolutamente verídico. Ocurrió el pasado miércoles. "¿Qué vas a hacer en Semana Santa, cómo te lo planteas". "Pues en casa con la familia en el salón y si acaso ya me llego yo en moto a ver algo concreto".

Un comunicado en la diana

El comunicado de San Roque para dejar claro a los hermanos que este Domingo de Ramos se les espera en el templo revestidos de nazarenos aunque haya un cielo plomizo es de una belleza y de una rotundidad dignas de agradecer en los tiempos de la estulticia del confort. Hay que dar la enhorabuena al hermano mayor y los oficiales de la junta de gobierno. Conviene no alimentar nunca la peligrosa inercia de la suspensión prematura de la estación de penitencia, despojándola de los ritos previos que con tanto tacto describe el referido comunicado. Visitar la iglesia por la mañana, vestirse de nazareno en familia, almorzar con los abuelos, hablar sobre la hermandad, echar de menos a los ausentes... Esto no consiste ni en remar sufridamente en galeras ni en garantizar la comodidad, sino de sentimiento, fe y memoria. Reducir la estación de penitencia a un ejercicio en el que hay que garantizar la movilidad y el parking para los que vienen de fuera es una malísima decisión que esperemos no tenga seguidores. Una cofradía no es un club. Ni mucho menos una empresa. Se trata de hermandades con toda la carga emocional que conlleva. No haga el hermano mayor de CEO, sino de hermano mayor. Que el que no quiera acudir revestido de nazareno, que no acuda. Pero que se respete el derecho y el deber de comparecencia. ¿No se insiste en que la estación no termina hasta que se llega a casa? Pues no la cercenen impidiendo que nos revistamos de nazarenos. Porque también empieza en casa. Que las desafortunadas decisiones de 2024 queden en hechos... aislados.

Un ruego

Estos días de incertidumbre son en el fondo días de guasa. "¿Que cómo se presenta la Semana Santa que hoy comienza? Con guasa...". Pues eso. Guasa con tomate. Como está claro que vamos a sufrir vaivenes, dudas, zozobras y cabildos de lluvia, esperamos que los señores hermanos mayores y otros oficiales no comparezcan en las entrevistas televisivas revestidos de nazarenos. Ayer, por ejemplo, lo hizo muy bien Javier de Martos, hermano mayor de la Milagrosa. Atendió a los medios de traje y corbata. Y ya después se revistió. Hay que evitar la exhibición frívola del hábito con el que se hace la estación de penitencia. Dicho sea por mucho que se luzca cuello cerrado con corbata. Salir de nazareno sin antifaz es una falta de respeto, máxime si se hace para hablar en nombre de la institución.

Polígono Sur

El Viernes de Dolores ocurrió algo muy importante. A veces parece que hay cofrades que no han valorado suficientemente que una cofradía haya salido por las calles de las Tres Mil Viviendas, uno de los barrios más degradados de España. Hace años que la Semana Santa se beneficia de la fuerza de los barrios. La historia es rica en ejemplos. El Tiro de Línea desafiando la vía del tren, el Cerro la Avenida de Ramón y Cajal, el Polígono Sur casi desde su particular diáspora y la de Torreblanca dando lustre a la Plaza del Platanero ... Incluso recordamos los testimonios de sevillanos extrañados con que una cofradía como la del Porvenir fuera a cruzar nada menos que el Prado de San Sebastián. Todo llega. La ciudad es la misma en el centro que en los barrios, la forma de celebrar la Pasión y Muerte es la misma. Y es un éxito rotundo que haya nazarenos donde más se necesita un mensaje de esperanza. La Semana Santa evoluciona bien cuando hay cofradías que se asientan en barrios muy alejados del centro. Y evoluciona mal cuando se suspenden las estaciones de penitencia con premura con el flojo pretexto de no hacer venir inútilmente a los hermanos revestidos de nazarenos. Así de simple.

Oferta de torrijas con crema de avellanas
Oferta de torrijas con crema de avellanas

Torrijas terribles

Seamos realistas, que rima con pesimistas. De una ciudad donde en cuaresma se guardan colas interminables para comprar galletas de diseño se puede esperar casi de todo. Han llegado las torrijas con crema de avellanas. O así, al menos, se llaman. A 3,50 euros, oiga. Debe ser cosa de una influencia americana, como el Halloween ese. Hay cuentas en las redes sociales que nos presentan los carteles y pasos de Semana Santa más horribles. Aquí abordaremos la cuestión de las torrijas. Hay auténticas aberraciones. Profanan el nombre del dulce con todo desdoro. Creíamos que lo peor eran las torrijas con más azúcar y agua y cpn menos miel para rebajar los costes. ¡Pues no! A la rica avellana. ¿Qué tendrá que ver la crema de avellana con el dulce de cuaresma por excelencia? En vez de estas ocurrencias, podrían dar por fin con el postre o dulce de la Feria. Que no existe. Ahí tienen pista para correr los artistas. Los buñuelos no puntúan.

El pertiguero

Primer golpe. Esto comienza. Sean amables, cedan el paso y dejen pasar. Hay que convivir. Déjense llevar en la fiesta más hermosa. Segundo golpe. Lo del Cristo de los Desamparados es un éxito incontestable. Fray Juan Dobado demuestra una vez más la fuerza del criterio, el saber hacer las cosas y el acierto de apostar por lo verdaderamente válido. Su iniciativa aporta. Y eso es muy difícil en la Semana Santa actual. Tercer golpe. Eviten los vasos en los balcones. Ni es seguro ni estético. Y ciriales arriba. Las vísperas han demostrado el error de suspender prematuramente las estaciones de penitencia. Hay que esperar, hay que tener calma. Respetar los tiempos de siempre.

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