La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Sevilla/NO recuerdo un resultado tan abultado en unas elecciones al Consejo de Cofradías: 101 a 22. La victoria de Francisco Vélez fue incontestable. Siempre hemos defendido que el hermano mayor en el ejercicio del cargo debe continuar si así lo desea para terminar su proyecto. Se le debe dejar. No siempre ocurre. En el Consejo no es que no se haya podido ejecutar un proyecto, es que la pandemia hizo saltar todo por los aires y nos vimos ante una situación nunca antes conocida. Fue muy duro y aún se arrastran las consecuencias. Nadie con vida ha sufrido dos años seguidos sin Semana Santa. Vélez tuvo que hacer frente a la caja de caudales vacía tras devolver la recaudación de las sillas de 2020. Con ese panorama ha querido seguir en el cargo. Y precisamente por eso, pese a las carencias o errores que se pudieran haber cometido, debía seguir. Y así se le ha avalado por una mayoría absolutísima. El resultado ofrece un mensaje sin posibilidad de otra interpretación.
No, no era el momento del cambio. El gran peligro de tamaña victoria es que el equipo de gobierno se eche a dormir la siesta. Por eso habrá que estar atentos, porque la Semana Santa que nos ha tocado vivir exige las orejas muy altas, sentido de la anticipación y altura de miras. Queremos ver al presidente de los aciertos, como el que defendió el retorno al Martes Santo con el itinerario de siempre, el pago por fin del cartel, la apuesta periódica por el Arte en la sede de la institución, la creación del premio de investigación Bernales Ballesteros u otras iniciativas de altura. Esperamos que haya más de ese tipo, así como un criterio claro con el modelo de carrera oficial. No podemos dejar que los acontecimientos nos superen. La Semana Santa de 2000 a 2022 no tiene nada que ver con la de finales del siglo XX. Los riesgos, las amenazas y los problemas son muy diferentes. La base es la misma, pero las circunstancias son, ¡uf!, absolutamente distintas.
El Consejo no puede, no podrá parasitar en el cómodo ciclo de actos, ceremonias religiosas y compromisos institucionales. El Ayuntamiento anuncia ya el plan de luces de Navidad y hace tiempo que comenzó a trabajar en la portada de Feria de 2023. No podemos oír más que no ha habido tiempo para trabajar y resolver los problemas de logística que todos conocemos y de los que queremos no saber más, porque es un horror que una y otra vez centren el debate.
Comprendemos la apuesta por el cambio mínimo que han hecho los hermanos mayores. Vélez fue merecidamente feliz tras el recuento en la celebración organizada en unos de los bares de Antonio Luque, el presidente de la patronal de hosteleros de Sevilla. El candidato rival, José Félix Romero, debió proclamar aquello tan célebre y repetido de Romanones, que reproduciremos en su versión fina: “Dios, qué tropa”. La de votos que le prometieron y sólo obtuvo 21. Y dicen que recibió más llamadas de hermanos mayores esa noche que sufragios obtuvo. ¡Con la de relatos que ha soportado en las entrevistas cara a cara con los hermanos mayores!
Pues así es la liturgia. Tenemos la convicción de que cualquier otro aspirante también hubiera perdido. Sencillamente porque no era el momento. A la ya de por sí reticencia a los cambios que tiene el cofrade al uso se sumaba el de una coyuntura post-pandemia que contribuía a fortalecer al que tuvo que gestionar una situación jamás sufrida. Ahora toca trabajar por una Semana Santa que exige mucho trabajo y mucho compromiso.
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