El café de la concordia
El Fiscal
El delegado de Fiestas Mayores y el presidente del Consejo aparentan armonía de cara a meses de frenética actividad en la que está en juego la imagen de la ciudad
No hay ya excusas para no gobernar
Un centro de noche para personas sin hogar
Conviene no dejar que las cosas se enfríen, sobre todo en los frenéticos meses que vienen. Es un secreto a voces que la relación del delegado de Fiestas Mayores, señor Alés, y el equipo dirigente del Consejo de Cofradías que preside Francisco Vélez no es la mejor. Vélez se llevaban de dulce con Juan Espadas y Antonio Muñoz. Y uno de los errores iniciales del gobierno actual fue tener en cuenta quiénes se habían entendido con los anteriores gobernantes, como si eso hubiese sido pecado o como si eso fuera un impedimento para llevarse igual de bien con los recién llegados al poder municipal. Torpeza o falta de habilidad se llama, sobre todo cuando sólo se tiene una débil mayoría simple. El rencor conduce al error. Por todo esto, han mantenido una saludable charla de café Alés y Vélez. Lo han hecho de cara al público para ser vistos y aparentar armonía. Bien por la ciudad. Bien por las relaciones que han de ser fluidas. Esperamos que el 8 de diciembre salga todo muy bien y que la Semana Santa sea espléndida. Que no sea la lluvia la que nos libre de incidentes, sino el resultado del trabajo de equipos tensionados y no dedicados a sestear. Que haya café, mucho café que mantenga los ojos bien abiertos. Las afinidades son ya asuntos apartes y, por supuesto, personales. La ciudad ha de estar por encima de todo. Y seguro que ahora todo irá mejor. Y hasta puede que funcione como un reloj.
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