¿La aplicación de una suerte de 155 morado en algunas cofradías?
El Fiscal
Los tiempos han cambiado tanto que se precisa mucho más que una gestora en ciertos conflictos
Seamos precisos con la audiencia vaticana
Mucho más que una foto de la Semana Santa de Sevilla

Un insigne cofrade, de los verdaderamente insignes, tuvo plaza importante en las instituciones del Estado en Madrid. Un día me comentó que en la capital era frecuentemente elogiado por la destreza que tenía para relacionarse con públicos muy diversos. ¿Cuál era la causa? "Yo les explicaba que desde pequeño estaba en la hermandad, que había sido incluso hermano mayor. Y que estar educado en una cofradía te desarrolla muchas facultades. Lo que veo en Madrid, las conspiraciones y presiones, no son nada al lado de lo que traía ya vivido y aprendido". Y tenía toda la razón. Era un pez habilidoso en las aguas capitalinas porque en Sevilla ya aprendió a ser tiburón de forma natural. Todo los avatares de una vida, todas las alegrías y satisfacciones, todos los conflictos y reencuentros, todo el gozo y los pesares, están en la vida interna de una cofradía. El que encauza su vida de católico en el seno de una hermandad está expuesto a todo eso, como en otras entidades y congregaciones, pero con el añadido de la fuerte presencia social y el eco mediático que tienen las hermandades. Hay bastantes más de 600 en la Archidiócesis. En una de ellas ha saltado el escándalo de una dimisión en bloque que deja a la cofradía, no nos engañemos, al borde de la aplicación de una suerte de artículo 155 en versión morada. Hay que intervenir, que es mucho más que una gestora. Porque gestoras ha habido y, por cierto, buenísimas y formadas por grandes cofrades. ¡Cuánto bien hicieron muchas gestoras en cofradías hoy perfectamente encarriladas! ¡Cuántos grandes sacerdotes salvaron cofradías que hoy están hasta de moda! Claro que hoy sabemos que hace falta mucho más que una gestora, porque trascienden broncas y actos poco edificantes que apuntan a cuestiones personales más que a discrepancia de criterios. Urge que los considerados grandes cofrades den un paso al frente en la hora de la crisis. ¿Para qué están el prestigio y las trayectorias si no se emplean en casos de extrema necesidad, como es una dimisión masiva a las puertas de una cuaresma? La degradación de la vida pública no solo afecta a la política. No se percibe en que ocurran crisis, pues siempre las ha habido, sino en que todavía nadie haya levantado la mano para asumir las funciones de gobierno de forma interina. La experiencia nos dice que se tarda mucho tiempo en cicatrizar una herida como la que hay abierta en la calle Orfila, pero también que es posible que sane. La buena voluntad es imprescindible, pero no basta con ella. Se busca una figura incuestionable por todos los sectores de la cofradía que quiera, sepa y pueda. Miren la historia de las gestoras de hace treinta y cuarenta años, cuando era más fácil porque no se contaba con una enorme repercusión mediática ni existían las redes sociales. Hoy se exige un paso más. ¿Dónde están los notables de Los Panaderos? Es la hora. No se puede permitir que se ahonde la crisis en una hermandad que ha vivido episodios brillantes en la historia contemporánea como la coronación canónica o la participación del paso de palio en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.
En la muerte de Paco Yoldi
Nadie sin carácter ha hecho cosas importantes. O al menos no hemos conocido nunca a un pusilánime que haya emprendido una tarea sustancial. Cuántas veces se echa en falta el carácter de ciertas personas en los momentos de adversidades, cuando hay que afrontar tareas complejas o acordarse directamente de atender a los excluidos. Se nos fue Paco Yoldi, que nos tuvo en vilo desde la tarde del viernes al sufrir un grave accidente cuando se dirigía al quinario de su cofradía de Montserrat. ¡Cómo daba la cara por su hermandad a la mínima oportunidad en que sintiera que no se le había dado el sitio que la corporación merecía! Podría decirse que era un gladiador de su cofradía. Estoy seguro de que don Ángel Gómez Guillén lo ha recibido en los cielos azules de esas tardes eternas de Viernes Santo. Y que Juan Castro ya le ha pedido colaboración. Nosotros seguiremos viéndolo en las mañanas de Corpus y de la Virgen de los Reyes con los folios del protocolo en la mano. Y en la caseta familiar de Joselito El Gallo donde mostraba esa sonrisa que un socio siempre describía con todo afecto como de “niño grande”. Brille para Paco la luz perpetua de una mañana luminosa de palmas y olivos en las que asistía al Cabildo Catedral en la organización de la procesión por las gradas bajas. Y que no le falten ni el ánimo ni la fortaleza a su madre, mujer, hermana y todos sus familiares.
El éxito del cartel
En tiempos de cónclave florecen los vaticanistas. Y en los días de presentación del cartel de la Semana Santa, los expertos en Arte titulados en prestigiosas universidades... por las que hilan. En Sevilla hay pendiente un estudio sobre los catedráticos de Arte que pululan por metro cuadrado, más que turistas chinos de los que capta el alcalde Oseluí para hacer colas en los bares. Virginia Saldaña ha hecho un cartel muy bonito. Indiscutiblemente hermoso. Cumple la función, es digno de ser enmarcado y expuesto en cualquier estancia. La cara de la Macarena está muy bien plasmada. El que sepa hacerlo, que coja los pinceles y se ponga delante del lienzo. Hay demasiado tiempo libre en los días de cartel y en los días de pregón. En tiempos de excesos, la obra de esta pintora nos trae un excelente mensaje de mesura. Seguro que la autoridad eclesiástica está muy satisfecha tras el exagerado escándalo del año pasado. Porque lo de 2024 se fue absurdamente de las manos. No fue ni mucho menos para tanto.
El pertiguero
Primer golpe. ¡A la calle! El Cautivo de San Ildefonso saldrá en procesión extraordinaria el último viernes de cuaresma. ¿El motivo? El Año Jubilar de 2025. Que el Ayuntamiento prepare un buen plan de tráfico. Eso tiene tirón. Y máxime en esa fecha. Segundo golpe. San Isidoro celebró ayer la misa de acción de gracias por el 75 aniversario de la imposición de la corona de salida, que ha sido restaurada por Villarreal. Fue ofrendada por el Ejército del Aire en el 1950 e impuesta por el cardenal Segura. La ceremonia de ayer estuvo presidida por el arzobispo castrense. Y, por cierto, fue notable la cantidad de altísimos mandos militares que asistieron a la ceremonia. Tercer golpe. La recogida de los abonos tuvo un desagradable incidente a mediodía del viernes que requirió la intervención de la Policía Local. Los abonados no atendidos se quejaron de forma airada. El Consejo cerró las puertas a las 13:30. Quizás sería bueno dejar claro que nadie perderá sus abonos (ya pagados en plazo) o establecer un tope media hora antes del cierre para que la cola no siga creciendo. Y ciriales arriba. A algunos empleados del Consejo se les podría proponer para la medalla al mérito civil...
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