¿Quién confunde al alcalde de Sevilla sobre los aforamientos en Semana Santa?
El Fiscal
Hay que valorar muy bien la supresión de los riesgos. Son las hermandades las que piden más de 3.000 vallas que equivalen a 11 kilómetros de recorrido aforado
Las dos Sevillas frente a frente
¿Se reconoce en la Semana Santa de formato largo?
No entendemos que la seguridad se convierta en un elemento discutible en función del color político del gobierno de la ciudad. Apreciamos una tendencia inquietante cuando el alcalde se pronuncia a favor de eliminar los aforamientos y suavizar la Ley Seca. Son demasiados anuncios que tambalean una estrategia que ha funcionado bien en los últimos años. Y que acaso conviene reforzar, no flexibilizar. La lección de este puente festivo en las calles ha sido rotunda.
La seguridad en Semana Santa debe ser una preocupación perenne y que siga siempre una estrategia fija en el que tengan participación muy directa todos los implicados. Policías y bomberos, inspectores de Urbanismo y Movilidad, voluntarios de la Cruz Roja, funcionarios del Zoosanitario y Parques y Jardines, agentes de Protección Civil... La seguridad tiene que recaer en los técnicos y nunca en los políticos. Anunciar que se suaviza o suprime la Ley Seca puede tener efectos negativos, como ocurre en torno a las dudas sobre la eficacia de los aforamientos. ¿Alguien está orientando mal al alcalde o directamente engañándolo? El modelo organizativo de la Semana Santa tiene una base legal y, por tanto, genera responsabilidades penales y administrativas. Existe el Plan de Coordinación Especifica de la Semana Santa, un documento esencial para el normal desarrollo de la fiesta. Se aplica norma estatal, autonómica y local. El capítulo más importante de este documento es el Análisis de Riesgos. En este capítulo, los técnicos tienen que valorar todas las posibles amenazas, evaluarlos y plantear una serie de medidas técnicas, ¡nunca políticas!, para paliar y solucionar esos riesgos. Por ejemplo, se valora el riesgo de lluvias y se tiene prevista la protección de los niños del cortejo de la Borriquita. Se valora el riesgo de atentado, la posibilidad de avalanchas, etcétera. Un político evita dar noticias malas o hablar de riesgos. Se puede comprender. Un técnico jamás puede pasar por alto los riesgos. Omitir ese análisis es muy peligroso y, como decimos, puede acabar con los responsables en los tribunales.
El citado Plan queda registrado en la Junta Local de Seguridad. Obviar los riesgos, quitarlos directamente, o no cumplir con las medidas correctoras conlleva responsabilidades civiles y penales. ¿Cómo se justificaría ante los tribunales que los últimos 20 años ese riesgo se ha contemplado, pero que ahora se suprime? ¿Se abren ya todos los bares porque se considera que no existen riesgos por consumo de alcohol en la Madrugada? ¿Quién aseguraría que no habrá ninguna avalancha más? Desde hace unos meses se plantea que hay que reducir o suprimir aforamientos. Esta semana henos comprobado que el día de la inauguración de la iluminación navideña, tuvo que intervenir la Policía para cortar la música, desviar el tráfico peatonal, restringir el acceso a determinadas calles, etcétera. ¿De verdad no tomamos nota de cara a la Semana Santa?
La licencia de la carrera oficial
Hace más de veinte años que se trabaja a conciencia la seguridad de la Semana Santa con la única excepción de 2015, el desastre evidente en la última Madrugada con Zoido en la Alcaldía. Al margen de la fundación del Cecop, ha habido un avance importante como la obtención de la licencia de ocupación de la vía pública para la carrera oficial. Este documento, que parece un tramite administrativo, es más importante de lo que se pueda imaginar. Permite legalizar la carrera oficial; establecer una ocupación de la vía pública desde la legalidad; ordenar el cierre de establecimientos y limitar el acceso de personas a determinados negocios; regular las vías de emergencia, etcétera. Permite un seguro de responsabilidad civil derivado de la licencia que se hace cargo de cubrir los daños que pueda sufrir una persona en caso, por ejemplo, de una caída. De alguna forma se legalizó la Semana Santa con la cobertura de esta licencia, que se consiguió después de años de negociación y ganas de que todo saliera correctamente entre el Ayuntamiento y el Consejo. Aquellos fueron meses de trabajo en silencio y efectivo. Los instrumentos para potenciar la seguridad están a disposición del nuevo gobierno. No se deben desperdiciar.
Las medidas preventivas en materia de autoprotección son exigibles y de cumplimiento obligatorio. Si se quiere eliminar riesgos para no tener que tomar decisiones impopulares se deberá contar con el aval de un técnico que acredite la inexistencia de una amenaza. No podemos olvidar que en la última avalancha, donde hubo algo más de 220 heridos, varios abogados de Sevilla, entre ellos el hoy concejal de VOX en el Ayuntamiento, Fernando Rodríguez Galisteo, se personaron en el Juzgado pidiendo responsabilidades al Ayuntamiento. En el caso de que el Plan esté incorrecto o incumpla cualquier apartado será el director del Plan, el alcalde, el que tenga que responder ante los Tribunales.
¿De verdad estamos en disposición de prescindir de las vallas en muchísimos puntos sensibles? En la Semana Santa se emplean vallas para cubrir un recorrido de ocho kilómetros. ¡Son las hermandades las que piden las vallas en la inmensa mayoría de los casos! Y es la Policía la que dicta donde se asignan con la finalidad de aforar espacios. Las cofradías realizan peticiones de más de 3.000 vallas (lo que supondrían 11 kilómetros), pero solo se pueden conceder poco más de dos mil. Quienes más celebraron los primeros aforamientos fueron las cofradías. No se olvide.
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