La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Sevilla/ES curioso que en Sevilla ha pasado desapercibido el anuncio de un nuevo consistorio para el nombramiento de nuevos cardenales. Carlos Amigo (1934-2022) recibió la birreta en 2003. Hace veinte años que las campanas de la Giralda no repican por un nuevo cardenal. Cierto es que ahora mismo no había muchas expectativas en un posible nombramiento de José Ángel Saiz (1956). Se considera que aún es pronto. No lleva ni dos años y medio en la Sede de San Isidoro. El peso de Sevilla en la Iglesia es sobre todo histórico por su relación con América, un elenco de santos de proyección mundial y un ingente patrimonio histórico-artístico. No somos Madrid, que ha estrenado este verano un arzobispo diez años menor que el prelado de Sevilla y que ya se sabe que será cardenal a partir del 30 de septiembre. José Cobo (1965) jamás olvidará un 2023 de vértigo en su carrera personal . ¡No hay duda del enorme peso de la capital!
Monseñor Saiz cumple 67 años este miércoles. Tendrá todavía un mínimo de ocho años de ministerio episcopal en Sevilla, pues los obispos tienen que presentar la renuncia al cumplir los 75. El décimo consistorio de Francisco debería ser el de su cardenalato. España es el tercer país en número de purpurados, por detrás de Italia y de Estados Unidos. España pasará en septiembre a tener 14 cardenales, de los que ocho serían electores en un hipotético cónclave.
De los 124 arzobispos que ha tenido Sevilla , 35 han sido cardenales antes, durante o después de presidir la diócesis hispalense. Incluso uno, Rodrigo de Borja, llegó a Papa y gobernó la Iglesia universal como Alejandro VI. Desde que en el siglo XIII los Papas designan cardenales de fuera de Roma, el 47,29 % de los arzobispos de Sevilla han recibido el capelo. Y desde el siglo XIX todos los arzobispos de Sevilla, salvo monseñor Asenjo, han llegado a ser cardenales, aunque no todos desde el comienzo de su pontificado. Alguno sólo en el último año del desempeño del cargo.
Es cierto que las ciudades como tales no tienen derechos cardenalicios. El cardenalato es un peculiar título y oficio eclesial que el Papa concede a personas, no a una urbe o diócesis en particular. También lo es que los Papas van modificando la configuración del Colegio cardenalicio en función de criterios cambiantes con los tiempos. Incluso se nombran cardenales mayores de ochenta años.
No cabe duda de que quien llega a cardenal es porque ha tenido cantores de sus hazañas, padrinos, mentores y apoyos hasta de los gobiernos, tejidos éstos últimos en la influyente Embajada de España ante la Santa Sede. Basta recordar las memorias de Carlos Abella y Ramallo, gentilhombre de Su Santidad y hasta 2004 embajador en el Palacio de España en Roma, en las que detalla los movimientos previos para colocar nuevos cardenales españoles, entre ellos los ocurridos con motivo del consistorio de octubre de 2003 del que salieron elegidos monseñor Amigo y el cordobés Herranz. Que haya hueco y que haya apoyos con fuerza serán claves para que don José Ángel renueve una tradición ligada a la ciudad desde hace doscientos años. Don Carlos esperó casi dos décadas. Por dos veces durmió Juan Pablo II en el Palacio Arzobispal de Sevilla (1982 y 1993) y ni por esas se alivió la espera. El andaluz Juan del Río, arzobispo castrense con línea directa con la Casa Real, estaba en todas las previsiones para recibir el capelo. Murió en la pandemia. Su fallecimiento fue un gran mazazo.
Monseñor Saiz prepara un gran congreso de religiosidad popular para 2024, lo que algunos conocemos como Purpuralia. Solo la organización de este acontecimiento tiene al arzobispo en permanente contacto con los dicasterios, cosa que encanta a un arzobispo que cultiva casi con más dedicación las relaciones exteriores que las interiores.
¿Vendrá el Papa a Sevilla aunque sea en una visita fugaz como hará en Lisboa o Marsella? Hemos recibido noticias contradictorias del propio Saiz al respecto. La gran clave del congreso no son las imágenes que protagonizarán la más que previsible procesión, sino que está en juego la púrpura en competición (guste o no) con otras sedes que tradicionalmente también la han tenido. ¿Quién compite con Sevilla? Toledo, Santiago de Compostela y Valencia. Pero nunca se olvide que el Papa puede nombrar cardenales donde quiera, incluido por supuesto ciudades pequeñas. De hecho ya lo ha hecho en otras naciones del mundo en el marco de su apuesta por las diócesis de las periferias.
Francisco Cerro (1957), arzobispo de Toledo y primado de España, tomó posesión como tal en febrero de 2020. Y nadie puede dudar de la tradición púrpura de Toledo. Francisco José Prieto (1968) ejerce como arzobispo de Santiago de Compostela desde el pasado abril. Enrique Benavent (1959) es arzobispo de Valencia desde diciembre de 2022, aunque no se olvide que la diócesis cuenta con el cardenal Cañizares (1945) y eso jugaría en contra de Benavent.
“El de Sevilla será cardenal, pero no ahora”, nos dijeron hace unos meses en Roma. No todos los prelados logran dos obispos auxiliares de una tacada. No debería haber duda de que monseñor Saiz está en línea con los colaboradores más directos del Papa. De momento la vinculación más directa de Sevilla con la púrpura es el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot (1952), criado en Heliópolis. Un comboniano que ejerce en la curia romana como presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios