El Pregón de Casellas, un traje a la medida
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Los pregones tienen su público, que hay que conocer muy bien cuando uno se dispone a abrazar un atril. Enrique Casellas ha sabido tomarle el pulso a ese público que acude a emocionarse, no a una meditación por bella que pueda ser. Los pregones tienen que hacer vibrar o no son pregones. Después podrán ser de mayor o menor calidad y se les puede atribuir más o menos autenticidad, pero tienen que llegar al alma en uno, dos o diez momentos del discurso. Este Domingo de Pasión ha ocurrido eso: la gente ha vibrado en muchas ocasiones. Y además hasta ha sonreído con algunas anécdotas, como la muy oportuna dedicada al inolvidable Cardenal Amigo. Si en algún momento se nos fue el santo al cielo, Casellas supo meternos de nuevo en el Pregón.
Casellas ha cortado un traje a la medida para este acto del Pregón, ha cumplido el objetivo con sinceridad, sencillez y humildad. Sin histrionismos y sin exceso de duración, lo cual se agradece. ¡Siempre mejor quedarnos con ganas como con las buenas paellas!
La presentación del teniente de alcalde Cabrera fue mucho mejor que otros años. Completa y medida. La marcha de Marvizón, con la melodía alegre que es marca de la casa de este compositor. Y los cambios en el escenario, ni fú ni fá. Siguen sobrando representantes de las autoridades, algunos de ellos completos desconocidos, aunque siempre es entretenido descubrir quiénes son algunos de los que figuran allí arriba.
Y como siempre decimos. Un Domingo de Pasión más, un Pregón menos. Casellas no ha defraudado. Y el final ha sido de pregón en el sentido más puro, porque nos ha movido a salir a la calle. Y de eso se trata. Ni más, ni menos. Ahora a que le caiga cera a este hermoso traje a la medida.
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