Gracias, Julio
Rezar es lo más serio que se puede hacer en este mundo donde tantos se nos han ido sin nadie que les cogiera la mano
Sevilla/No nos equivocamos. El pregón de Julio Cuesta debimos oírlo antes. Nos hubiera hecho mucho bien en un momento muy delicado. Porque ante tanta farfolla cargante que han marcado demasiados Domingos de Pasión, después de tanto sufrimiento y de tanta angustia en el tiempo que el mundo se paró como nunca habíamos conocido, don Julio hizo lo que este mundo más necesita: rezar y recordar a quienes se fueron en la soledad, a los que no nos dejaron acompañar en sus últimas horas. Más conmovedor que vibrante, más actual que estrictamente cofradiero, más meditación emocionante que pregón propiamente dicho, aunque hubo de todo para todos los públicos, más necesario que nunca porque nada de la sociedad del momento es ajeno al mundo de las cofradías. Justo, saludable y equitativo. A la Semana Santa por el amor vivido en familia. ¡Qué verdad más hermosa! Por eso queríamos y necesitábamos oírlo antes. ¡Pero al fin llegó! Serio en el mejor sentido. Valiente, sin complejos y directo. Con ternura al defender la vida, con emoción auténtica sin remilgos ni imposturas al hablar de la familia, con tino al enfocar el revisionismo histórico y relacionarlo con la Semana Santa. Cultura, compromiso y autenticidad se llaman. Con nivelazo al evocar la labor de Fray Bartolomé de las Casas en favor de los indios. Gracias, pregonero. El deber está cumplido. Muy bien cumplido. Ahora sí.
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