Los archienemigos de Rocky Balboa

Hay personajes cinematográficos que trascienden las películas y se transforman en iconos populares, en clásicos modernos que nunca pasan de moda. Es el caso de Rocky, tercera saga más taquillera de la historia del cine solo por detrás de Star Wars y James Bond.

Las aventuras del personaje creado por Sylvester Stallone para pasar a la eternidad siguen vigentes en el octavo filme de la saga, segundo spin off de Creed, el del retorno de su archienemigo más temido, el asesino de Apollo (padre de Adonis): nada más y nada menos que el recordado Iván Drago, al que la mirada se le ha llenado más de odio y rabia en estos 34 años que han pasado de su humillante derrota ante el perseverante luchador de Filadelfia en Rocky IV.

Antes de que Adonis se enfrente a Viktor Drago, hijo de Iván, en los cines españoles, hacemos un repaso por las sangrientas batallas que ha vivido Rocky en el ring desde aquel golpe de fortuna cuando, siendo un don nadie, el campeón del mundo de los pesos pesados le eligió como contendiente porque le gustó su sobrenombre de El Potro Italiano.

El resto es una historia de superación, coraje y fuerza de voluntad que ha calado hondo en los millones de turistas que suben corriendo las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia cada año y gritan al llegar: "Yo, Adrian, I did it!!".

1. Apollo Creed, el dandi charlatán

Carl Weathers inmortalizó para la posteridad al maestro del jap, ese campeón del mundo narcisista y socarrón (con la espectacular voz de Constantino Romero en el doblaje español) que se queda sin retador por lesión y selecciona a Rocky entre cientos de aspirantes para hacer cumplir el sueño americano: el viejo mito de David contra Goliath. Sly se había emocionado viendo perder a Chuck Wepner ante Mohamed Ali, porque fue capaz de aguantarle 15 asaltos y solo cayó a la lona en los últimos segundos del combate. Esa hazaña inspiró a Stallone, que escribió el guión de Rocky en tres días. El primer combate entre el padre de Adonis y El Potro Italiano es el más recordado por los aficionados, que lo consideran uno de los mejores de la saga.

En la segunda entrega, Apollo recibe cartas de amenazas de muerte e insultos por no haber podido tumbar a un púgil del montón, por lo que presiona a Rocky con todo para que acepte una revancha épica cuyo triunfador se decidirá por apenas un segundo de diferencia. Como es rasgo distintivo del boxeador del labio deformado, la resistencia de su mentón y su capacidad para revolverse cuando nadie lo espera, sacando fuerzas de flaqueza, traerán a Apollo por la calle de la amargura en otra pelea hiperdramática.

2. Thunderlips, el supermacho

Este combate de exhibición, perteneciente a Rocky III, para recaudar fondos para una buena causa casi termina en tragedia, porque Thunderlips (interpretado por el héroe del Wrestling Hulk Hogan) se lo toma demasiado en serio y trata de partir a Balboa por la mitad. Es el antecedente claro del Mayweather contra McGregor y hasta el tío Paulie recibe lo suyo. Rocky termina quitándose los guantes para doblegar a un tipo monstruoso que le saca dos cabezas. Hogan aprovechó el éxito del filme para protagonizar algunos subproductos de acción cutre en los años 80 y parte de los 90.

Cuando Rocky pierde y ante la muerte de su entrenador, Apollo entra en escena para devolverle al Potro la mirada del tigre. Clubber acepta la revancha, "porque será un placer darle otra paliza a ese tipo". El combate, no tan largo como los anteriores de la saga, presenta a un Balboa más delgado, más veloz y que pone en práctica las enseñanzas del padre de Adonis para doblegar a la bestia parda de Lang.

4. La mandíbula de acero de Iván Drago

Stallone, ya convertido en uno de los actores más taquilleros de los años 80, guioniza y dirige también Rocky IV en 1985. Para encontrar a su contendiente, tuvo que ver más de 8.000 candidatos (dicen algunas fuentes que se presentó hasta Tom Cruise) hasta que se topó con un sueco de dos metros de altura y una pegada descomunal: Dolph Lundgren. Pero antes de meterse en el ring con él en el frío suelo soviético, Apollo no pudo resistirse a montar el show en un combate amistoso con final dramático.

Tras la muerte de Apollo en el ring, Rocky se ve obligado moralmente a medirse a la máquina rusa. El púgil italoamericano se entrena más fuerte que nunca levantando carromatos con gente dentro, haciendo abdominales imposibles y corriendo a -30 grados bajo la vigilancia de la KGB. "Rocky está talando el árbol ruso", llega a decir el comentarista americano en pleno combate. Si "la mirada del tigre" fue la frase de Rocky III, "no hay dolor" es la de este cuarto filme, el más taquillero de la saga y tildado por algunos de herramienta propagandística de Reagan en plena Guerra Fría (fue la primera película que se atrevió a hablar sin tapujos del dopaje en el deporte, una ficción que luego se ha demostrado que era una dolorosa realidad tanto en la URSS como en la Rusia posterior).

Años después, Lundgren confesó que fue maltratado por su padre cuando era niño y que las artes marciales y la psicoterapia fueron sus vías de escape. Su amistad con Sly le ha llevado a salir en las tres entregas de otra saga muy rentable: Los mercenarios. Ahora, en Creed II, revela que lleva 34 años viviendo en la ignominia por perder contra Balboa y quiere que su hijo le quite la espinita arrebatándole el título de campeón del mundo a Adonis, el hijo del difunto Apollo.

5. Tommy Gunn, el aprendiz irascible

Cinco años y tres Rambos después, Stallone quiso volver a su personaje de cabecera en 1990 con una vuelta al pasado, a la esencia de las calles de Filadelfia, la tienda de animales donde conoció a Adrian, el bar, el gimnasio de Mickey... Muchos críticos destrozaron Rocky V, pero la realidad es que es un filme muy interesante que muestra ya esa faceta de entrenador de Balboa que ha terminado de perfilarse en las dos entregas de Creed. Rocky se hace cargo de Tommy Ametralladora Gunn, un don nadie con mucha pegada al que le falta humildad y corazón, hasta llevarle al título, pero un Don King de pacotilla le come el coco para que rete al mítico campeón y hacerse de oro. "Maestro contra aprendiz, viejo león contra cachorro...", llega a decir George Washington Duke. "Mi ring está ahí fuera", contesta Balboa antes de encarar una de las mejores peleas callejeras de la historia del cine. En esta entrega volvía a ponerse detrás de las cámaras el director de la primera entrega (y ganador del Óscar) John G. Avildsen.

Fue la primera vez que un boxeador real, Tommy Morrison, encarnó a un adversario de Rocky. Tras proclamarse campeón de la Organización Mundial de Boxeo en 1993 ante George Foreman, Morrison tuvo que retirarse prematuramente del boxeo por ser portador del VIH y falleció el 1 de septiembre de 2013 a los 44 años de edad. La causa de la muerte fue una acidosis respiratoria y metabólica e insuficiencia orgánica múltiple.

6. Mason Dixon, el bautismo de fuego

La sexta y última entrega de la saga matriz es, junto con la primera, la mejor considerada por la crítica especializada. Retorno a los orígenes, a la mítica banda sonora, a los lugares comunes... Y sobre todo a la honestidad brutal de Rocko, que ya tiene 60 años y siente que le queda algo en el sótano. Esto no termina hasta que tú no sientes que termina. Sylvester Stallone nos regala un speech ya legendario que ha inspirado hasta libros de coaching ("¿Sabes? Cabías en la palma de mi mano...") para acabar enfrentándose al campeón invicto Mason Frontera Dixon, al que nadie respeta porque nunca ha tenido un contrincante de altura... hasta el enésimo regreso de Balboa. Este último combate de Stallone y Antonio Tarver es el más realista de la saga, como si fuera una auténtica retransmisión PPV de HBO.