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Jerez/La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos ha disparado las alarmas en la industria del vino de Jerez, que como todo sector exportador de Europa, teme la imposición de nuevos aranceles a los productos vitivinícolas con el regreso del líder republicano a la Casa Blanca.
El vino vuelve a estar bajo la amenaza de las políticas proteccionistas de Trump y su promesa electoral del ‘American first’, que apuntan a posibles restricciones a las importaciones en EEUU, mercado estratégico para el jerez, no tanto en volumen como en valor.
Estados Unidos es el quinto mercado exterior de los vinos de Jerez, por detrás de los mercados tradicionales europeos, con un volumen de ventas de 0,5 millones de litros tras un incremento del 34% en el acumulado anual hasta agosto de este año, a las que el presidente del Consejo Regulador del jerez, César Saldaña, recuerda que habría que sumar las exportaciones hacia aquel destino que algunas bodegas del Marco canalizan a través de otros países, como Francia.
Saldaña se hace eco de la preocupación y la incertidumbre que genera en el sector el regreso de Trump y algunas de sus declaraciones durante la campaña electoral que anuncian la vuelta de la política de bloques, el peor de los escenarios para las exportaciones, en particular de productos agroalimentarios.
“Trump ya ha demostrado que lo que dice lo cumple, y lo que dice no es nada halagüeño, porque todo lo que sean barreras al mercado y al libre comercio es malo para cualquier sector exportador, sobre todo para productos con producciones locales como el aceite”.
El responsable de la institución jerezana del vino recuerda que el jerez ya estuvo en la cuerda floja en el primer mandato de Trump (2017-2021), marcado por decisiones comerciales que afectaron al sector agroalimentario y al vitivinícola.
En aquella ocasión, el conflicto comercial entre Boeing y Airbus salpicó de lleno a las exportaciones de vinos españoles, franceses, italianos y alemanas, además de a otros productos como el aceite de oliva y el queso, a los que la administración Trump impuso aranceles del 25% en represalia a las decisiones adoptadas por la Comisión Europea frente a las ayudas del Gobierno norteamericano a la compañía de aviación civil.
El vino de Jerez logró escapar, sin embargo, a las barreras arancelarias establecidas entonces para los vinos europeos de menos de 14 grados, excluyéndose por tanto los generosos, entre los que se incluyen los vinos tradicionales andaluces, cuya graduación oscila entre los 25 y los 23 grados.
Los principales medios de comunicación de Estados Unidos dan por hecho que la vuelta de Trump llevará aparejada nuevos aranceles de entre el 10 y el 20% sobre productos importados, decisión que afectaría de lleno al vino europeo, sin que pueda descartarse que en esta ocasión termine salpicando también a los vinos del Marco de Jerez.
En el caso del vino de Jerez, la preocupación se extiende a las consecuencias que pueda tener también la victoria del líder del Partido Republicano sobre los acuerdos para el reconocimiento de los vinos europeos con Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegida.
Al margen del impacto sobre el precio y el consumo de los vinos importados que tendrían los aranceles, César Saldaña apunta al freno a los esfuerzos por reactivar las negociaciones para la protección de los vinos que integran la Wine Origins Alliance, lobby impulsado inicialmente por Jerez, Champagne y Oporto, al que posteriormente se unieron las principales regiones productoras de Europa, Estados Unidos y Australia, hasta superar la treintena.
“Si ya con los demócratas estaba siendo muy complicado, con los republicanos va a ser imposible reactivarlo”, indica Saldaña, quien recuerda que aún sigue pendiente la mejora de la protección de 17 vinos considerados en Estados Unidos de uso semigenérico, caso del jerez (Sherry), que se enfrenta a la usurpación de su nombre en producciones locales y, por norma general, de ínfima calidad.
El Wine Accord alcanzado por la Unión Europea y Estados Unidos en 2006 estableció una foto fija de los sucedáneos de estos 17 vinos semigenéricos a través de la denominada ‘cláusula del abuelo’, que según Saldaña, únicamente permite la elaboración y comercialización de las referencias que tuvieran etiquetas certificadas antes de su entrada en vigor.
Aunque con esta medida se ponía fin a la aparición de nuevos sucedáneos de los vinos de Jerez, Champagne, Oporto, Chablis, Tokaj…, desde entonces no se ha registrado ningún avance para el abandono paulatino de las marcas locales de semigenéricos que ya existían en el mercado.
El sector teme que las medidas proteccionistas puedan alentar tanto las ventas de estos falsos sherries como de los vinos locales en general, más aún si los aranceles se acompañan de rebajas fiscales a los productores de EEUU como la aplicada en el primer mandato de Trump. A la espera de anuncios oficiales, este es el escenario al que se enfrentan las bodegas jerezanas, españolas y europeas, que en opinión de Saldaña, “no pinta nada bien”
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