Las ventas de bebidas espirituosas españolas con IGP caen un 16% en 2023
El sector cierra el año con 19,5 millones de litros comercializados y 140,6 millones de euros en valor, 30 millones menos que en 2023
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Las bebidas espirituosas españolas con Indicación Geográfica Protegida (IGP) cerraron 2023 con unas ventas de 19,5 millones de litros, lo que supone una caída del 16,08% respecto al ejercicio anterior, en el que se rebasaron los 23 millones de litros. El valor también experimentó un fuerte descenso del 17,5%, hasta los 140,6 millones de euros, unos 30 millones menos que los facturados en 2022.
La caída rompe con la tendencia de crecimiento sostenido registrada entre 2019 y 2022, según el análisis de la evolución del sector realizada por la Conferencia Española de Consejos Reguladores e Indicaciones Geográficas de Bebidas Espirituosas (Ceigbe) en base a los datos publicados por el Minsiterio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
La Ceigbe atribuye el descenso a la incertidumbre económica, el alza de precios de materias primas y la crisis energética, factores que según el presidente de la organización, Evaristo Babé, están afectando significativamente los hábitos de consumo y la redistribución de la renta disponible.
España es el tercer país de la Unión Europea en número de IGPs de bebidas espirituosas, solo superado por Alemania y Francia, con un total de 19 Indicaciones Geográficas. Según el informe ministerial, la producción total de bebidas espirituosas en España alcanzó los 187 millones de litros en 2023, de los cuales el 10% corresponde a productos con IGP.
Entre las bebidas más destacadas del sector, el Brandy del Penedés y el Brandy de Jerez lideran la producción de las IGPs con un 35,3% y un 32,95%, respectivamente, seguidos del Pacharán Navarro, con un 15,84%. La estructura del sector muestra una notable diversidad, ya que mientras las IGPs gallegas agrupan a 88 empresas mayoritariamente pequeñas, en el Brandy de Jerez, que cuenta con 24 industrias, predominan los grandes elaboradores, no así en el Brandy del Penedés, que con solo dos industrias alcanza la mayor producción con casi siete millones de litros anuales.
A pesar de los desafíos actuales, el sector destaca por su importante contribución social y económica, especialmente en zonas rurales, donde actúa como freno a la despoblación y contribuye al mantenimiento del tejido empresarial. Además, se observa una positiva renovación generacional con la incorporación de jóvenes profesionales a la industria. Este relevo generacional garantiza la supervivencia a medio y largo plazo de las bebidas espirituosas con IGP, que también sirven de nexo cultural entre los consumidores y la herencia española. En este sentido, Babé señala que "somos un sector orgulloso de representar la tradición y cultura de nuestro país, y llevarla por el mundo entero".
De cara a 2024, la Ceigbe confía en que la economía se estabilice frente a las tensiones inflacionistas, de forma que permita recuperar la senda de crecimiento en la comercialización de productos con IGP. En este sentido, Babé apunta a la necesidad de resolver los conflictos comerciales internacionales que actualmente afectan al sector, como aquellos derivados de disputas comerciales ajenas a las bebidas espirituosas, que han complicado su distribución internacional, en clara alusión a los aranceles antidumping impuestos al brandy europeo por China como represalia a los aranceles aprobados por la Comisión Europea a los coches eléctricos chinos.
Para esta recuperación, Babé considera esenciales las políticas de apoyo a sectores estratégicos como el turismo y la hostelería, que dan estabilidad tanto a los productores como a los consumidores.
La CEIGBE, fundada en 2015, agrupa a los Consejos Reguladores e Indicaciones Geográficas de Bebidas Espirituosas de España, trabajando para promover y proteger las bebidas tradicionales del país y su arraigo cultural.
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