Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
El futuro laboral
Sevilla/Si alguien sabe lo que es innovar para encontrar nuevas oportunidades en el mundo del emprendimiento ese es José M. Almansa. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, con un MBA en el Instituto Empresa, Almansa pronto se dio cuenta de que "no estaba todo inventado" y que no había que tenerle miedo a la proponer cosas nuevas. Que la creación y adaptación a nuevos paradigmas y tecnologías es una fuerza poderosa de hacer avanzar el mundo.
No por casualidad, puso en marcha en 2006 el HUB Madrid, precursor con otros cuatro HUB de Europa de lo que sería Impact HUB a nivel mundial. En 2008, cofundó una empresa pionera de juegos en apps, cuya tecnología fue adquirida por el Banco Santander.
Y, en 2015, cuando más convencido estaba de que "sólo las personas van a poder hacer un planeta viable, y que se pueden generar modelos de negocio en los que el beneficio económico y el impacto social van de la mano", crea dos innovadores softwares: uno diseñado para legitimar el currículum social de las personas basado en la aportación de cada uno a los objetivos de desarrollo sostenible, y otro para ayudar a las empresas a hacer reportes no financieros.
Al mismo tiempo, cofunda LOOM, una visión nueva sobre los espacios de trabajo compartidos, adquirido por Merlin Properties.
Así, que desde su experiencia Almansa tiene claro cómo va a cambiar el mercado de trabajo el Covid-19. Y no cree que tenga que ser algo necesariamente negativo. Para Almansa, la anterior gran implosión de la economía en 2008 ya dejó grandes muestras de que la innovación y la colaboración son las mejores armas para defenderse en este tipo de situaciones.
"La recesión dejó en evidencia las carencias de un modelo en el que la seguridad laboral y las garantías de los trabajadores, erosionadas durante años, habían dejado de existir. Afrontar en solitario una realidad tan descarnada era casi un suicidio y el concepto de colaboración empezó a formar parte del lenguaje empresarial, surgieron entonces espacios que cambiaron la manera de trabajar, los coworkings", explica.
Así que, volviendo al presente, para Almansa, la crisis actual está sirviendo de prototipado de una nueva forma de trabajar, a distancia, desde casa y desde cualquier lugar del mundo a través de nuevas herramientas tecnológicas.
Este nuevo paradigma, traerá para Almansa cinco cambios trascendentales:
Nómadas Digitales (incluyendo los corporativos). Esto implica un cambio en el concepto de movilidad laboral. Podremos trabajar una semana en las oficinas de Sevilla y otra en las de Madrid, Valencia, Málaga, París o Moscú. Entre sus ventajas está la de poder entrar en contacto con nuevas maneras de pensar, nuevos proveedores, clientes, etc.
Tendrá otras dos consecuencias que afectarán la sociedad y cambiará el paisaje empresarial tal y como lo conocemos ahora:
Primero, la repoblación de zonas rurales o capitales de provincia cuyos jóvenes han sucumbido ante las oportunidades de las grandes ciudades.
Segundo, habrá cambios en el modelo turístico de ciudades como Sevilla o Málaga. Vamos hacia un modelo de mentalidades abiertas en el que las personas otorgarán mayor valor al lugar en el que transcurrirá su tiempo productivo y de ocio con una mayor calidad de vida.
Activación del espíritu creativo contra la Inteligencia Artificial. De aquí a una década los trabajos en los que el 70% de las tareas diarias son repetitivas serán realizados por máquinas. Las crisis sacan a la luz dos tipos de personas: aquellas preparadas y con espíritu creativo para afrontar cualquier reto y aquellas otras bloqueadas llenas de miedos al cambio. Estos "acomodados" se quedarán fuera de juego si no consiguen reconectar con su espíritu creativo y se reinventan, porque las empresas primarán el talento creativo capaz de resolver situaciones nuevas sobre el conocimiento adquirido de las máquinas.
Autoempleo y trabajar para muchos clientes. A partir de ahora los empleados tradicionales serán una especie en extinción, las empresas buscarán personas que ofrezcan servicios diferenciados y aporten valor añadido, pero que, a la vez, administren su tiempo cómo y desde donde quieran.
Así las empresas tendrán prestadores de servicios en vez de empleados como tal y se les permitirá trabajar para varios clientes, ser sus propios jefes, organizarse como prefieran, determinar su valor económico según la oferta-demanda, lo que evitará que se acomoden y permitirá su evolución y la de la propia empresa. Esto provocará otro cambio: la administración tendrá que asumir que muchas empresas son realmente operativas sin tener empleados en plantilla. Por tanto, se agudizará más aún la necesidad de replantear el modelo de contrato social vigente.
Space as a service en el mundo de la oficina y booming de los Flex Spaces. En vez de pagar por metro cuadrado, se pagará por empleado a cambio de un espacio vital flexible, creación de comunidad y generación de una programación que ayude a la evolución profesional y personal. Las empresas comenzarán a medir la productividad y felicidad de sus empleados. A menor nivel, igual sucederá con los startups y las pymes, muchas de las cuales desarrollan su actividad desde pisos o locales, costes que podrían compartir y ahorrar en espacios coworking.
Bottom-up organizativo. La creatividad y la innovación de las personas está en la base de la pirámide de las organizaciones. De aquí a poco tiempo, veremos cómo las estructuras de las empresas se flexibilizan para que las buenas ideas y soluciones pueda llegar desde cualquier lugar. Vamos hacia un modelo de holocracia (toma de decisiones de modo horizontal) organizativa y un empoderamiento de todos los miembros de las organizaciones.
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