Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Un grupo de biólogos, ingenieros, economistas y abogados está impulsando un proyecto innovador en España en el campo de la energía renovable. Se trata de la construcción en 50 embalses de sendas plantas de 50 megavatios cada una, hasta completar 2.500. Es decir, el equivalente a dos centrales nucleares.
Para ello, han creado en Sevilla la empresa Totobiegosode (que es el nombre de una tribu indígena de Paraguay) y han presentado a siete confederaciones hidrográficas la solicitud de concesión de dominio público en esos 50 embalses para, a partir de ahí, elaborar los respectivos proyectos técnicos.
Entre los que están detrás de esta iniciativa están Andrés Barros Borrero -impulsor de grandes proyectos de Abengoa en EEUU y México- y Fernando Martínez Salcedo, ex presidente de Emasesa, la empresa de aguas de Sevilla, y de Abengoa México.
Los embalses andaluces sobre los que se ha hecho la solicitud para instalar una planta fotovoltaica son Iznajar, Sierra Boyera, Retrortillo, Arenoso, Guadalmellato y derivación, San Rafael de Navallana, Huesa, Guadalén, Puente Nuevo, Puebla de Cazalla, Montoto III, José Torán, Las Yeguas, Aracena, Bembézar y Hornachuelos, Jándula y Encinarejo, Girabaile y Torre del Águila.
Martínez Salcedo explica a este periódico que ya existen ejemplos de plataformas fotovoltaicas en embalses, pero son flotantes. Lo que propone Totobiegosode son plantas fijas, sustentadas sobre hincas o pilotes y, por tanto, cimentadas en el fondo de los pantanos. Los paneles, por otro lado, sobresalen siempre por encima de la cota máxima de llenado de los embalses.
La propuesta ha sido registrada en la Oficina de Patentes y Marcas como Modelo de Utilidad, una figura que recoge como innovación una combinación de elementos que individualmente ya existían. Hasta ahora, a nadie se le había ocurrido una plataforma solar con cimentación en embalses, explica Martínez Salcedo, y la intención es registrar la innovación en otros países europeos. Tiene la ventaja, en relación con las flotantes, de su versatilidad: no solo admiten paneles fotovoltaicos, sino también eólica sin aspas, sistemas de almacenamiento o instalaciones de hidrógeno verde.
Totobiegosode pretende levantar plantas fotovoltaicas en 18 embalses de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (todos situados en Andalucía), once en la del Tajo, nueve en la del Guadiana, seis en la del Ebro, dos en la del Duero, dos en la del Júcar y uno en la del Segura.
La idea de la empresa, según Martínez Salcedo, es la de actuar de promotor con una pequeña y versátil estructura basada en el conocimiento "actualizado" en energías renovables y almacenamiento de energía.
A partir de ahí, establecerá acuerdos con otras empresas. Ya tiene, de hecho, varios preacuerdos: uno con una ingeniería de proyectos, otro con una constructora "perteneciente a un grupo fuerte" y un tercero con un fondo de inversión que aportaría 300 millones en una primera fase para cinco proyectos en cuanto se produzcan las autorizaciones. Martínez Salcedo asegura que ahora mismo hay otras dos negociaciones abiertas con financiadores.
La forma de operar sería a través de sociedades de proyectos con una estructura en la que Totobiegosode actuaría de cerebro o aportadora de conocimiento. La vocación de la firma sevillana es la de abarcar el ciclo completo: el diseño, la ingeniería, la construcción y también la explotación de la propia planta, es decir, la comercialización de la energía.
El 15% de la energía emitida iría a comunidades locales en un radio de 15 kilómetros, lo que abarcaría a unas 1.500 personas de la España vaciada, que pagarían menos factura al estar muy cerca la generación y el consumo.
Las plataformas sobre embalses tienen bastantes ventajas, según explican los responsables de Totobiegosode. En lo económico, no hay costes de alquiler de terreno, sino concesión del dominio público para su uso y eso implica el pago de unas tasas por ocupación. Según Martínez Salcedo, la inversión y 25 años de alquiler para cinco megavatios en un terreno convencional asciende a 4,2 millones de euros, y en un embalse la solución más económica tiene la mitad de coste.
En lo ambiental, palia el problema de la saturación de instalaciones, que afectan tanto al uso agrícola y ganadero como a la propia estética del paisaje. Al tener unas dimensiones pequeñas (10.000 metros cuadrados) en relación con los embalses (los grandes pueden tener hasta 250 kilómetros de largo) no afectan a la función principal de los pantanos, el abastecimiento y uso hidráulico.
Y no solo eso, sino que contribuye a reducir la evaporación del recurso gracias a la proyección de una sombra. También se mejora la calidad del agua, ya que un exceso de fotosíntesis, explica Martínez Salcedo, puede hacer que proliferen las algas. Además, la base de los pilotes se adaptaría para que sea refugio de peces, lo que contribuiría a mantener la biodiversidad de los pantanos.
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