Los retos económicos de la nueva legislatura europea

Análisis

Bandera de la UE
Santiago Carbó - Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de estudios financieros de Funcas

29 de junio 2024 - 06:10

EL 9 de junio hubo elecciones en España para el Parlamento europeo. Ese día, en algunos casos, y los días anteriores, en otros, votaron el resto de países de la UE. En lo político, los resultados han dado mucha tela que cortar, como se comprobó de modo inmediato con la convocatoria de elecciones anticipadas en Francia por parte del presidente Emmanuel Macron. Luego ha continuado con las reuniones para nombrar a los diferentes cargos relevantes en la Comisión Europea y otras instituciones de la UE. Las negociaciones para la nueva Comisión parecen haber avanzado, aunque no parece haber acuerdo con la primera ministra italiana Giorgia Meloni, muy reforzada tras las elecciones. Confiemos en contar con una Comisión a la altura de los complejos desafíos políticos y económicos de la próxima legislatura europea.

Nos hemos desayunado con un mes de junio más abrupto y con más baches de lo esperado en lo financiero. Casi nos habíamos olvidado de los problemas de los bonos soberanos. La subida de las rentabilidades de la deuda pública europea –con especial interés en la francesa– preocupa mucho. La incertidumbre política en el país galo y unas proyecciones económicas nada halagüeñas pusieron a los mercados nerviosos, aunque lo peor parece haber pasado. Fue un aviso para navegantes para cuando tengamos los resultados de las elecciones francesas. Proponer políticas heterodoxas con poco fundamento, como bajar impuestos o adelantar la edad de jubilación a los 60 años –dos ideas encima de la mesa, sin contrapesos– puede llevar a subidas nada deseadas en la prima de riesgo gala. Los preocupantes datos de futuro de la economía francesa y de sus finanzas públicas no parecen compatibles con el rating AA que ostenta su deuda soberana. Aunque el Banco Central Europeo (BCE) puede ayudar a moderar las tensiones en los mercados de bonos para evitar episodios de inestabilidad financiera, su función no es, en absoluto, rescatar la deuda y los gobiernos de los países con propuestas poco coherentes. Y habría que ver si sería suficiente. La experiencia de octubre de 2022 con la primera ministra británica de aquel entonces, Liz Truss, que propuso una reducción significativa de impuestos con muchos cabos sueltos, es muy ilustrativa. Truss tuvo que dimitir tras el pánico sobre la deuda del Reino Unido, que ni el Banco de Inglaterra pudo detener. La UE, con crecientes “mochilas de deuda” y relajados sus gobiernos y políticos en los últimos diez años por el papel del BCE en los mercados de bonos, puede tener una falsa sensación de seguridad. Debe despertar y volver a tener una senda fiscal y de reformas creíble. No tener esa pauta compromete el futuro de la UE y la credibilidad del proyecto europeo. Mejor hacerlo “por las buenas”, sobre todo aquellos países con razonable crecimiento económico (entiéndase, España), que permite adoptar medidas fiscales más confortables y flexibles en coyunturas de bonanza, que “por las malas”, que es cuando los problemas se acumulan y con frecuencia aparece el contagio entre países y sus respectivos bonos soberanos.

Los recursos de la UE en los próximos años son otro tema de enjundia. Los proyectos incluyen la ampliación de la Unión y un impulso a la política de defensa común ante las nuevas amenazas (especialmente Rusia) y ante la creciente probabilidad de que Estados Unidos aminore notablemente su contribución a la OTAN. Los países de la UE deben reforzar su defensa, con recursos nacionales, pero también de la Unión. Asimismo, solamente el proyecto de transición energética, aunque se desacelere y flexibilice objetivos, algo probable con el nuevo reparto político europeo y ante la evidencia existente del impacto sobre la competitividad de los sectores agrarios e industrial, requerirá de al menos 500.000 millones anuales en esta legislatura. Como ya alertó informe Letta hará falta atraer inversores privados para cubrir todas estas necesidades. Los recursos públicos, que probablemente aumentarán para el presupuesto ante los importantes proyectos y desafíos, no serán suficientes. Aunque los tipos de interés vayan a la baja, continuarán más elevados de lo que se pensaba hace unos años. 

La UE debe ganar en atractivo para inversores y empresas. Ha perdido fuelle con respecto a Estados Unidos y China. La Comisión Europea encargó dos informes, uno ya entregado (el mencionado de Enrico Letta) y el otro a punto de entregar de Mario Draghi, sobre el futuro del de Mercado Único Europeo. Probablemente pasen a ser el eje de la filosofía de, cambio de estos años venideros. Ambos dictámenes auguran una agenda económica repleta en los próximos cinco años. El de Letta, del que sabemos más, aboga por una profunda reforma del mercado europeo con la difícil y eterna integración de los mercados financieros, energéticos y de telecomunicaciones. La Inteligencia Artificial (IA) y las posibilidades de desarrollo en la UE en los próximos años son otro elemento trascendente. El de Drahi, del que solamente sabemos lo que ha adelantado en alguna declaración pública, como al recibir el Premio Carlos V hace un par de semanas, apunta a medidas más intervencionistas y defiende una política industrial para reducir la excesiva dependencia de países que ya no son fiables como socios comerciales. En concreto, le preocupa la amenaza que supone China con los productos imprescindibles en la transición climática y muy baratos. A la Comisión Europea también y en unos días aumentarán los aranceles a los coches eléctricos chinos hasta el 38%.

Estos cinco años venideros, en definitiva, son un “momento de la verdad” para la UE, para ganar en competitividad y para reposicionarse con fuerza en la economía global. Lo que decida en materia de integración de sectores claves, de diseño de la regulación –donde el enfoque sobre la IA será clave– y sobre el compromiso político y recursos de la Unión determinará, en gran medida, el bienestar de los ciudadanos europeos en las próximas décadas.

No hay comentarios
Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último