La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La Sevilla fina en la caja de Sánchez-Dalp
Vivimos tiempos convulsos. La falta de liquidez y financiación, sumada al estancamiento del consumo, provoca que muchas compañías estén abordando reestructuraciones internas para adaptar su dimensión a las necesidades del mercado. Unas decisiones que, en todos y cada uno de los casos, impactan en las plantillas. Pero, ¿cómo emprender esta reorientación de los recursos humanos sin equivocarse? El recién creado RH Club, un foro impulsado por Garrigues, DOPP Consultores y la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), abordó esta cuestión en su pistoletazo de salida.
Ante a un nutrido grupo de empresas, José Ramón Bécares, consejero delegado de DOPP, destacó "la importancia del nacimiento de este club, dado que hablamos de personas y empresas en momentos difíciles". Asimismo, el director general de Trabajo y Seguridad Social de la Consejería de Empleo, Juan Márquez, habló claro. Si bien no todos los procesos de reestructuración se canalizan a través de expedientes de regulación de empleo (ERE), éstos "se han puesto de moda". "Son eficientes a la hora de propiciar un acuerdo entre las partes y garantizar, con ello, la viabilidad de la compañía y el mantenimiento del mayor número de empleos", explicó.
Pero no todos los ERE son iguales. La Junta apuesta por suspender la actividad ante que extinguirla. "Si se despide a una persona, se la expulsa del mercado de trabajo, mientras que las medidas temporales son mucho menos traumáticas y también contribuyen a paliar la situación: reducen costes laborales, reajustan la producción y refuerzan los vínculos entre trabajador y empresa", indicó. Por ello, la Administración baraja la posibilidad de incentivar económicamente esta vía.
No obstante, los ERE no son la panacea. Es lo que piensan en Garrigues. "En España a veces resulta más fácil despedir que reestructurar de forma racional", asegura el abogado José Miguel Caballero. Desde su óptica, antes que plantearse eliminar un puesto, se debería tratar de atajar el problema modificando "las condiciones de trabajo". "Se trata de la opción menos usada, pero de las más útiles y de las que asientan cambios de cultura frente a otras, como los ERE, que provocan un desgaste brutal a las compañías", añade. Se estaría hablando de alteraciones de la jornada de trabajo, cambios en el sistema retributivo (más variable que fijo) o externalización de funciones.
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