La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Ni un español sin su mensajito de Navidad
Fueron y son reivindicativas. Tras el anuncio del cierre de la planta gaditana, los integrantes del Grupo de Empresa Altadis Cádiz siguen luchando por un local más digno. No sólo aspiran a la continuidad de esta entidad formada por antiguos trabajadores, subvencionada por Altadis y las propias cuotas mensuales de sus socios, un total de 600, sino a la consecución de la nueva sede prometida. "La última vez que nos reunimos con la alcaldesa, en enero de 2012, nos dijo que estaba en marcha, que los arquitectos estaban en ello. Nos lo prometió", dice Teresa Aparicio. "Y desde entonces, cada vez que la veo, se lo recuerdo".
"No queremos que Tabacalera quede reducido a la estatua que hicieron junto a la fábrica", señalan. "Queremos continuar con nuestra actividad, ser un referente de la historia de la empresa, un punto de encuentro de antiguos trabajadores", comentan.
Y es que el local que actualmente ocupan está viejo y es muy pequeño. "No podemos hacer actividades como hacíamos antes en los antiguos Depósitos".
Mientras esto ocurre, celebran mensualmente iniciativas recreativas, culturales y de ocio con las que mantienen vivo el espíritu de compañerismo que un día emprendieron desde la fábrica de la calle Plocia.
Por eso no conciben en absoluto el cierre de la sede, esto no entra en sus cabales. "En el cierre de otras plantas sí que ha ocurrido, pero en cambio en Sevilla la mantienen, por qué no se va a mantener la de Cádiz", puntualiza Antonia Lamadrid. Si mantienen su sede los antiguos trabajadores de Aeronáutica o Astilleros, "¿Por qué no nosotros", se preguntan.
Por eso no cesan en el intento.
"Con el anuncio del cierre de Altadis he sentido que me arrebataban algo mío, que no me quiten ahora esto", señala Rosa Román, que en la mañana de ayer acudió a la sede de Zona Franca para acompañar a los últimos moradores de aquella enorme planta, que en diciembre dirán adiós para siempre a uno de los grandes referentes industriales de la ciudad.
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