La producción mundial de vino toca suelo: marca el mínimo en más de 60 años
La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) estima una cosecha este año de entre 227 y 235 millones de hectolitros, el 2% menos que en 2023 y un 13% por debajo de la media de la última década
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La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha hecho públicas sus estimaciones de la campaña vinícola en 2024, según las que la producción mundial de vino oscilará entre los 227 y los 235 millones de hectolitros, su mínimo desde hace más de sesenta años, en concreto desde los 220 millones registrados en 1961.
Las cifras facilitadas por la OIV, y que se basan en los datos de una treintena de países en los que se concentró el 85% de la producción el año pasado, equivalen a una caída del 2% respecto a 2023, marcado también por una cosecha muy escasa, descenso que se dispara hasta el 13% en relación a la media de los diez últimos años.
En la Unión Europea, donde se encuentran los tres mayores países productores de vino del mundo -Francia, Italia y España-, la producción se estimó en 139 mhl, un 3% menos que el año pasado y el nivel más bajo de este siglo.
Según la OIV, "los desafíos climáticos en ambos hemisferios son, una vez más, las principales causas de esta caída del volumen de producción mundial", que tiene especial incidencia en Francia, que cede el puesto de principal país productor a Italia tras una bajada del 23%, hasta 36,9 millones de hectolitros, frente a los 41 millones alcanzados en el país transalpino.
España se mantiene como tercer productor, con un volumen de 33,6 millones de hectolitros tras una ligera mejora de la producción respecto a 2023, mientras que la cosecha en Estados Unidos, el cuarto productor mundial en liza, se sitúa en 23,6 millones de hectolitros, algo por debajo de la registrada un año antes.
Grandes diferencias
Las malas condiciones meteorológicas lastran la producción en el hemisferio sur, que presenta los volúmenes más bajos en las dos últimas décadas, con una estimación de 46 millones de hectolitros, un 2% menos que el año anterior y la más baja en dos décadas, con descensos en Australia, China y Sudáfrica.
En el caso de Chile, primer productor sudamericano, se prevé una producción un 15% inferior a la de 2023 y un 21% por debajo de la media del último quinquenio. El descenso chileno responde a una cosecha tardía tras una primavera inusualmente fría y a los efectos de la sequía en algunas de sus regiones productoras.
La producción de vino en Brasil, con una estimación de 2,7 millones de hectolitros, también apunta a un descenso, no así en Argentina, donde se prevé una cosecha de 10,9 millones de litros, que en su caso supone un aumento del 23% respecto a 2023, aunque un 4% por debajo de la media quinquenal.
El director de la OIV, John Barker, aludió a “volatilidad general creciente en los últimos años”, toda vez que estos países, que concentran en torno al 20% de la producción mundial, tendían a compensar el balance general en situaciones de dificultad en el hemisferio norte.
Mucha incertidumbre
"Preocuparse por el clima y la sostenibilidad es crucial para el futuro", porque “los impactos del cambio climático se acumulan”, indicó, no sin destacar la calidad de las cosechas pese a la bajada generalizada.
El director de la OIV aseguró que "estamos claramente en un momento difícil, un momento de cambio e incertidumbre". Durante la presentación de las estadísticas de los últimos 100 años de cultivo y comercio del vino, los mismos que cumple la organización que agrupa a 51 Estados productores, Barker subrayó que, en este tiempo, el sector "experimentó transformaciones significativas en sus métodos de producción, estructuras de mercado (...) y modos de consumo, aunque positivas en términos de valor y alcance".
Junto al clima, el responsable de la también conocida como la ONU del vino aludió a la importancia de “comprender los cambios en el comportamiento de los consumidores y la posición del vino en la sociedad”. No en vano, el consumo mundial del vino volvió a caer en el primer semestre de 2024 por los cambios en las preferencias de los consumidores. En concreto, según datos de la analista de vinos IWSR, en la primera mitad del año baja un 3,9% de volumen respecto al mismo periodo del año anterior y un 20,1% en relación al primer semestre de 2019.
En opinción de la OIV, la tendencia a la baja de la producción mundial subraya la vulnerabilidad del sector al cambio climático, aunque a corto plazo la reducción de la oferta puede ayudar a equilibrar un mercado que se enfrenta a un consumo decreciente y a unas existencias elevadas.
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