Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
La Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, en colaboración con la Confederación de Empresarios de Andalucía, ha elaborado un manual de recomendaciones en materia de seguridad en los comercios andaluces, donde se desarrollan los posibles daños y pérdidas que puede sufrir el comercio, los sistemas de seguridad disponibles, así como una extensa guía de recomendaciones y consejos de actuación a llevar a cabo en la materia.
La seguridad, considerada de manera integral, se ha convertido en un aspecto de importancia crucial en el comercio, constituyendo en la actualidad un factor de incidencia clave en la determinación del acto de compra. Esta concepción integral contempla tanto a las condiciones de seguridad de los establecimientos comerciales como a la de los productos que en ellos se venden.
Así, en primer lugar, la seguridad del establecimiento comercial hace referencia a la garantía, interna y externa, que éste ofrece tanto para sus trabajadores como para los potenciales clientes. Está, por tanto, asociada a la disposición de sistemas y dispositivos que permitan combatir y disuadir la delincuencia, robos y hurtos, y resolver situaciones de emergencia y evacuación.
En segundo lugar, la seguridad de los productos hace referencia tanto a su elaboración (certeza sobre las materias primas empleadas y su proceso productivo), como a su procedencia u origen (autenticidad del fabricante). En esta línea, las actuaciones de los comerciantes se centran en la implantación de sistemas de control de falsificación de productos y en el establecimiento de acuerdos a lo largo de la cadena de valor, entre productores y distribuidores, en materias como el etiquetado o el embalaje de origen.
Tanto la propia seguridad de los establecimientos como la de los productos que en ellos se comercializan, tienen una importante incidencia en la actividad comercial, incidencia que se manifiesta en términos de eficiencia productiva y de calidad del servicio.
Desde el punto de vista de los comerciantes, la eficiencia productiva se traduce en estrategias orientadas a minimizar los costes y maximizar el volumen de ventas. En el primer caso, la consideración de la seguridad está asociada a medidas que permiten reducir los costes soportados en torno a la delincuencia y a lo que se conoce como "pérdida desconocida", entendida como diferencias de inventario. En cuanto a la maximización del volumen de ventas, la mejora de la seguridad de los establecimientos y de los productos comercializados constituye un factor determinante en la decisión de la compra, mejorándose por tanto la capacidad de atracción de clientes potenciales.
Desde el punto de vista de la calidad del servicio, la importancia de garantizar la seguridad integral del comercio constituye una condición necesaria. Es más, si los establecimientos comerciales realizan una apuesta decidida y expresa de mejora de la calidad del servicio mediante un proceso de certificación a través de la Norma UNE correspondiente, la seguridad constituye uno de los elementos valorables en cuanto a los requisitos del servicio que establece dicha normativa.
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